Capítulo 12

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Me desespera no poder andar con el teléfono, y el runrun de las azafata me ponía todavía más de los nervios. Un chico que estaba justo a mi lado me ofreció una rebista que, con solo verle la portada ya no me apetecía verla con lo que la dejó de nuevo donde estaba, y me ofreció una manta, que la verdad si que la necesitaba.

-¿ A donde vas?

-A Dumfies, ¿y tu?

-Yo voy a Rusia, pero me quedo unos días en Dumfies para visitar a mi abuela que está algo enferma.

-Yo soy de allí, pero vuelvo porque mi padre está enfermo.

-Anda, pobre.- No podía dejar de mirarle, sus ojos me encandilaban como nunca antes lo hubieran hecho otros ojos.-¿ Que te pasa?-Preguntó incrédulo ante mi no respuesta

-Nada, esque estoy algo cansada- dije como escusa, y me giré viendo así el reflejo de mi cara sonrojada en el cristal.

-Buenos días, mas bien tardes- dijo una voz familiar, era aquel chico de cullo nombre no me acordaba o no me había dicho, me giré y de nuevo aquellos ojos volvían a encandilarme.

-Buenos días-dije intentando mirar a otra parte.

-¿Que tal esta pequeña siesta?

-Pues muy bien, ¿porque me has despertado?

-Pues porque estamos a punto de llegar, por cierto, ¿como te llamas?

-Daniella, ¿y tu?

-Mario-dijo con aquella boca carnosa que parecía que me llamaba a gritos.

-Pues encantada

-Igualmente, aunque probablemente no nos volvamos a ver.

-Si me das tu telefono puedo llamarte si quieres-No reconocía aquellas palabras salidas de mi boca, nunca habia sido una chica precisamente extrovertida, pero algo en el hacía que mi impulso se descontrolase.

-Por supuesto- dijo con aquellas sonrrisa que semejaban perlas iluminadas al sol.

Entonces se abren las puertas del avión, podemos irnos. Pero como si de una película se tratase no puedo separarme de aquel chico que en segundos me había hecho sentir la mejor chica del mundo.

-¡Espera!- Dije casi gritando por la distancia que nos separaba.

-¿Que ocurre?

-¿Te apetece que tomemos algo en la cafetería antes de irnos?

-Claro- dijo de nuevo mostrandome esa sonrisa que me fascinaba.

Una vida tatuadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora