Capítulo 3

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Nos quedamos en total silencio ya que ninguno tenía la necesidad de explicar el por qué estar allí y no en clase en este momento, puede sonar raro, pero, me gusta estar así con Colette, me gusta saber que nos apoyamos mutuamente y compartimos algunas cosas negativas, así evito compararnos como todos los demás hacen.

-Hoy vino Tom.

La miré rápidamente y mi expresión cambió a una de fastidio, quité el cigarrillo de mis labios de un tirón pero no me atreví a responder. A pesar de eso ella apoyó con total cuidado su cabeza en mi hombro y me arrebató el cigarrillo.

-Iba a acompañar a Amy fuera del edificio a comprar un collar de edición limitada, pero al salir del complejo su amigo llegó por detrás y me abrazó, cuando me dí cuenta Tom estaba allí con un ramo de rosas mirándonos, estaba enfurecido... Cuando me libré del agarre del chico fui corriendo dónde él pero me ignoró, en vez de darme el ramo lo único que hizo fue tirarlo en un depósito y subir de nuevo a su coche para irse. Ni siquiera me dijo una sola palabra...

Pude escuchar su voz entrecortada y sus sollozos débiles, le he dicho mil veces que ese tipo no es para ella pero mil veces le ha perdonado, está jodidamente enamorada.

-¿Quieres que lo golpee?

-Ya no me importa, ni sé si seguiremos saliendo luego de esto, a pesar de que sólo fue un malentendido.

-Mmm- No comentamos nada por unos breves momentos, estábamos lo suficientemente confundidos como para ayudar con los problemas del otro -Tom es un idiota.-

-... Oye,¿Y tú por qué razón estás aquí a las nueve de la mañana?- Cuestionó rompiendo el silencio en un intento de cambiar de tema.

-Bueno, para no hacerte el cuento largo, Stev se enteró que salgo con el señor Reid y nos vio mientras nos besabamos.

-Que tragedia, ¿discutieron?

-Eso es más que obvio, al parecer no pude controlarme y cuando recuperé la cordura ya lo había golpeado.- Respondí de inmediato, pero en el fondo sabía que era más complicado que eso, el no saber con exactitud qué fue lo que pasó en el instante en que perdí la cordura me aterra, a pesar de ser un completo desconocido para mí mismo, soy consciente de lo que puedo llegar a hacer en un ataque de ira, y eso me desespera aún más.

Le volví a robar el cigarrillo y esta vez nos sentamos arrecostados al muro. Sabía que el olor a tabaco quedaría impregnado en mi uniforme, así que me levanté dejando a la pelirroja en el suelo, me acerqué un poco a ella y deposité el cigarrillo en sus labios.

-¿Usaste la habitación mientras no estaba?- Cuestioné a la vez que caminaba a mi habitación aflojandome la corbata.

-¿Crees que soy una zorra?

-Mmm, tal vez. Este lugar está tan sucio que pareciera que te acostaste con cinco a la vez.

-Pues me vas a disculpar pero este desastre lo causaste tú, yo no ando por ahí cogiendome a mis profesores.

Enseguida la volteé a ver mientras me quedaba paralizado hacia su comentario, deseando haber escuchado mal. Ella también se paralizó e intentó disculparse pero antes de eso me encerré en mi habitación dando un portazo.

-Oh mierda, ahora tengo que limpiar acá.

No sé cuántas horas pasaron ya que me quedé dormido con sólo haberme acostado en la cama, aún con el uniforme puesto, con la simple excepción de que ya me había retirado la inútil corbata y el saco italiano. Desperté por un pequeño sonido que venía del otro lado de la puerta, acto siguiente entró Colette con una bandeja de comida en mano y su cabello atado. Me levanté al segundo, desaliñado y aún con mucho sueño.

Mientras Intento OdiarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora