Capítulo 14

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- ¡Noah, apresúrate! No quieres hacer esperar a tu nueva suegra ¿o si?

-Cállate, por favor.- contesté con la voz gruesa y aún medio dormido. Había tenido una mala noche.

Estábamos en un auto de la familia de Lena, nosotros dos en los asientos traseros y ella en el copiloto, al lado de su conductor personal.

Aproveché el viaje para dormir un poco, me sentía tan cansado que mi cuerpo pesaba demasiado. Al despertar ya estábamos cerca de la casa de Lena, bajamos del vehículo y enseguida estábamos entrando en un jardín con decenas de girasoles. Al tocar la puerta nos recibió una muchacha con uniforme de sirvienta, que nos invitó a pasar.

- Pero que agradable sorpresa. Mucho gusto, soy Emma, la madre de Lena.- nos saludó una señora muy elegante, con cada paso que daba hacía sonar sus tacones rojos en el piso de mármol, sin duda inundaba la habitación de total elegancia.

Apenas escuchamos su llegado, Colette y yo nos pusimos de pie para estrechar su mano, y cuando hice un pequeño rose en su palma, se detuvo y comenzó a hablar. -así que tú eres ese famoso Noah. No sabía que eras tan apuesto... sin duda las fotos no te hacen justicia.

Al principio me sentí alagado por su comentario, hasta que pensé en ello un poco y quedé desconcertado, pero aún así mostraba una brillante sonrisa.

Comenzamos a hablar de todo, de nuestras familias, nuestro futuro, estatus, y sobre todo de mí. Sin duda la señora quería asegurarse de que yo fuera lo mejor para su hija.

Para sorpresa mía en la casa no se encontraba Danny, no le dí mucha importancia, supuse que estaba con su papá.

- Lo siento, pero creo que ya sería hora de irnos, tenemos que viajar.- dijo Colette con las manos en las rodillas y disculpándose por la repentina despedida. La madre de Lena nos dejó marchar sin peros ni preguntas, pero antes de irnos nos pidió que aceptemos un pequeño regalo que tenía preparado para nosotros. Era una pequeña planta de Anémona.

Ya estando en el auto de regreso a casa, Colette se miraba inquieta, movía sus pies de un lado a otro y sus manos temblaban un poco. Ahí fue donde decidí preguntar "¿Te sientes bien?".

Ella sólo se tapó la boca y cerró fuerte los ojos. - Perdón por lo que te diré, y por escoger este momento en específico, pero siento que si no te lo digo ahora, nunca encontraré la oportunidad de decírtelo.

Fruncí el cejo y la quedé viendo fijamente, ella se recompuso y volteó la vista hacia la ventana.

- Steven sí te creía, él siempre lo hizo. Pero la razón por la que te fue a buscar a donde Reid... fue porque... bueno, fue porque yo le dije- soltó una pequeña sonrisa de pesar -, sabía que te ibas a encontrar con él, así que fui a buscarlo y le dije de eso inmediatamente. Creí que lo mejor seria que supiera la verdad, en vez de vivir en esa mentira creada por tí.

- ¿De qué estás hablando? - pregunté aún más confundido.

Ella no me dio una respuesta, por lo que mi cabeza comenzó a dar vueltas y antes de siquiera decir algo ya habíamos llegado a casa, por lo que ella salió del carro y se dirigió casi corriendo a la casa.

Sentía que me iba a desmayar, no sabía por qué, solo me sentía así por alguna razón. A pesar de que ya había pasado mucho tiempo de eso, se sentía como si hubiera sido ayer, por lo que la herida que yo mismo me hice aún duele.

Entré a la casa y apoyándome en una pared quedé viendo a mi tío, que se encontraba sentado en un sillón.

- ¡Hola hijo! ¿Cómo te fue?- pronunció dulcemente.

Mientras Intento OdiarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora