Capítulo 13

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- Pasa. - dije tranquilo recostado en mi cama.

Y seguido de esto entró Lucy, sin decir ni una sola palabra y después de mirar un poco alrededor con el cejo fruncido, se terminó sentando en la silla que tengo frente al escritorio.

- ¿Qué pasa? ¿Quieres algo? - pregunté al ver que no me prestaba atención y simplemente comenzó a dar vueltas en la silla hasta marearse.

La quedé viendo extrañado, pero lo dejé pasar de largo y me volví a centrar en mi teléfono. Lucy tenía días en los que no decía ni una palabra sólo porque no sentía la necesidad de hablar; aunque, ciertamente era preocupante ya que pareciera no "mejorar" en su condición, a pesar de que ha mejorado bastante.

Fue entonces que decidí mandarle una foto de ella a Lena, con quien estaba escribiendo desde tiempo antes de que entrara Lucy.

- ¡Ey, Lu! ¡una foto! - propuse con una sonrisa en el rostro, invitándola a sonreír también.

Ella sonrió un poco, aún así eso me bastó para tomar la foto y mandársela a Lena para decirle que tenía compañía. Ella respondió con un "¡Qué linda!" E instintivamente comenzamos a hablar de ella.

Lucy era huérfana, debido a que sus padres, de muy humilde estatus, la habían abandonado en la entrada de una iglesia cuando aún sólo era una bebé. Vivió en un horfanato de Canadá hasta los cinco años, cuando mi tío haciendo una investigación cerca del lugar, la vio aislada de todos los demás niños, fue ahí cuando se dio cuenta de su condición y al no tener hijos (y saber que de su sangre posiblemente nunca los tendría) decidió hacerse cargo de ella.

Al principio ella se notaba incómoda con su presencia, costaba mucho que aceptara algo de parte de grand frère e incluso fue una batalla traerla para Estados Unidos. Al tener una condición autista que no había sido tratada ni identificada aparte de mi tío, ella no hablaba y las monjas del horfanato creían que también era sorda. No es de extrañar que ellas tuvieran una suposición tan lamentable como esa, con tantos niños a los que atender, y poco presupuesto, enfocarse de más en una niña cualquiera era una pérdida de tiempo.

Costó bastante, pero gracias a los esfuerzos de mi tío, ella logró mejorar, y mucho. Aún no está completamente "curada", porque nunca lo estará, pero eso no la hace menos normal, Lucy es Lucy, con la condición de autismo o sin esta.

Al conocer su historia cualquier persona normal tendría el sentimiento de protegerla, y más al ser de su propia familia, por lo que a pesar de ser su primo siempre me aseguré de tratarla lo mejor posible, pagandole a mi tío por todo lo que hizo al asumir el papel paterno que tanto Colette y yo necesitamos desde que nuestro padre murió.

Seguí conversando con Lena, desde el encuentro en la casa de mi madre nos hemos puesto en comunicación muy seguido, ahora paso mis días hablando con y de ella y mi único motivo de despertar al día siguiente es sólo ella.

Es lamentable el hecho de que estamos demasiado lejos para vernos, pero en cuanto se presente la más mínima oportunidad, no la desaprovecharé. Sería todo un placer recorrer todo el universo sólo para poder estar cerca de ella, escuchar su risa. Pero... siempre hay un pero.

Y ese "pero" sería que no tengo dinero, y tampoco las posibilidades de ganarlo. Mi tío cree que me drogo, así que no me ha querido dar ni un centavo desde que me mudé con él; y mi madre, bueno, ella no se ha preocupado por mí desde lo más mínimo, así que todo el dinero que manda o mandaba, se dirigía a Colette desde un inicio.

-Luuuucyyyy, necesito dinero.- me quejé con la pequeña rubia que estaba ordenando mi chiquero al que yo llamo habitación.

‐ Papi tiene. - dijo por fin, pero sin verme.

Mientras Intento OdiarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora