Capítulo 4

17 6 9
                                    

Pude escuchar un corto saludo luego de ubicarme en mi asiento de álgebra. Realmente no esperaba que alguien de este curso tuviera el mínimo interés de dirigirme la palabra o querer entablar una conversación conmigo, me pareció algo sospechoso. Y como lo temía, la persona en frente mío no era nadie más que Yushiro, un teñido con la cabeza llena de basura que, por desgracia, es amigo de Steven.

Lo ignoré completamente, evadiendo su mirada fastidiosa. Él, por otro lado, se enfocó en mis ojos, gracias a esto por unos segundos podía jurar que sentí como miraba mi alma a través de mis ojos.

-Estuve notando que no has hablado mucho con Steven, dime, ¿pasó algo incómodo?

Sus palabras me hicieron reflexionar por un momento, ¿cómo es que él sabía sobre eso? Dudo que Steven haya querido contarle... o tal vez es que simplemente no conozco bien a Steven, creo que esta era la razón más lógica.

Pude notar como el teñido fruncía las cejas y cada vez se miraba más molesto, como si solo con mi presencia fuera capaz de irritarse así. Pues en mi información poco actualizada, él era una persona estúpida, la cual sólo pasaba bromeando de forma asquerosa y observando con morbo a las chicas, pero nunca le vi molesto, o mejor dicho, nunca me importó en lo más mínimo como para querer verlo molesto.

-¡A mí no me estés ignorando, maldito edgy!- Interrumpió mis pensamientos para expresar su furia abalanzandose sobre mi mesa, gritando con cierta intensidad, dejando que sus gritos sean tan fuertes como para que todos los demás en ese salón dirigieran la mirada a nosotros, y a nuestra pequeña discusión. Pude notar como levantaba la mano que tenía libre y con la otra jalaba mi cabello con intensidad. Cerraba los puños con fuerza, señal de que iría a golpearme, pude detener el golpe un poco antes de que este llegara a mi cara, sujetando su brazo e inmovilizandolo. No es como si yo fuera un gran atleta o bueno en los deportes, el único deporte que podría decir sin alguna objeción de que me agradaba, era la esgrima, y bueno, esto no me sirve de mucho a la hora de luchar a puño limpio.

Un pequeño sonrojo se hizo presente en las mejillas del asiático, noté que miraba de reojo a los presentes para asegurarse de que nadie haya visto su golpe fallido y al enterarse de que sus deseos no se cumplieron; volvió a mirarme, ahora aún más furioso que antes. Se safó de mi agarre y volvió a tratar de golpearme, esta vez no pude detectarlo o defenderme. Cerré los ojos con fuerza, esperando su golpe.

Volví a abrir los ojos, extrañado, ya que a pesar de haberse escuchado un ruido seco, en ningún momento pude sentir su puño en mi rostro. En frente de mis ojos se hayaba el puño de Yushiro, siendo sujetado por una mano desconocida. Al dirigirme al dueño de aquella mano, mi entrecejo se frunció por instinto propio al notar que la persona que me acababa de salvar no era nadie más que Steven.

-¿Qué es lo que se supone que estás haciendo?- Pude encontrarlo serio, pero ridículamente serio. Como si no aprobara las acciones de su amigo. -contesta carajo- Yushiro sólo se limitó a cambiar su expresión a una de confusión y un poco de lamento. Me indigné un poco, digo, fui yo la víctima de su ataque de ira y su desorden emocional, sin embargo yo no soy el que está recibiendo disculpas, si no Steven.

Pude notar como el pelinegro me miró sin atreverse a decir una sola palabra, solo me miraba confundido, como deseando saber que fue lo que hice para poner de mal humor a su amigo... a su mejor amigo. Apartaba los ojos rápidamente y luego volvía a mirarme, sabía que hacía eso cuando no hayaba las palabras correctas para empezar a hablar, mayormente sucedía cuando estaba preocupado o afligido por algo. -Lamento la actitud de Yushiro, no volverá a suceder- Abrí los párpados lo más que pude, sin duda alguna no estaba preparado para recibir una disculpa tan sincera de Steven, menos de esta manera, menos por este incidente, menos después de todo lo que pasó.

Mientras Intento OdiarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora