❝Capitulo 16; Descubrimiento❞

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Los días pasaron rápidamente; al igual que los minutos de espera que me mantenían postrado a la mesa del comedor, atento a cualquier nueva entrada a la cueva. Desesperado anhelaba oír el llegado de mi preocupación diaria, que se había ido hace aproximadamente unas horas a una misión con Kisame. Permanecer así agotaba mi paciencia al igual que las uñas de mis dedos siendo carcomidas por la ansiedad de su regreso, y no era para menos sabiendo el tipo de dificultad que estaría atravesando en la tarea que se asignó.

Ir a la aldea de la hoja para buscar el Kyubi de nueve colas por supuesto que no era una tarea fácil, pero confianba en él y sabía que volvería sano y salvo. Sin embargo, no podía evitar preocuparme en vano al preguntarme sobre su bienestar mental y físico en estos momentos, ver a su hermano menor luego de todo lo que le sucedió debía alterar algo dentro de él, sabía que aquello probablemente lo llevaría a tener pensamientos negativos sobre él mismo como solía hacerlo habitualmente con la remota idea de temer a "Lastimarme" tal como hizo con la mayoría de sus seres queridos. Cuando lo mencionaba, simplemente lo abrazaba dándole ánimos, diciéndole que todo estaba bien y repitiendole que nunca me haría daño así él quisiera; claro, todo esto a escondidas.

Ya que el anuncio de nuestra relación jamás llegaría a oídos de otro Akatsuki que no fuéramos nosotros mismos, tener que ocultarlo día y noche no era de mi completo agrado, vivía con el miedo constante de ser descubiertos por alguien más, estábamos solos en esto tal como lo empezamos, únicamente solos. Porque ya llevando cuatro meses ocultando todo eso de los ojos y oídos de Pain, habíamos considerado la idea de huir de esa maldita organización solo para poder estar juntos. Pero aunque yo tenía todas las de irme, él no podía, necesitaba mantener el perfil de desertor que Akatsuki le brindaba para no ser eventualmente perseguido por la aldea de la Hoja.

La dependencia que mantenía a sus emociones me hacían débil ante cualquier problema que se presentara en su vida y lo asimilaba cómo si fuera mío, sintiendo algo parecido a sus sentimientos cada que sucedía. Me sentía sometido de alguna u otra forma a pesar de no demostrarlo abiertamente con él, probablemente se debía a la falta de cariño que recibí después de ser un renegado de la Roca, y aunque jamas lo hice ver, todo eso le afectaba a mi salud mental sin que me percatara, cubriendo todo ese dolor con la gruesa manta de la personalidad impulsiva e irritante que solía tener, aquella a la que poco a poco quise soltar pero jamás logré. Siguiendo como ahora, enojado mientras mandaba al carajo el reloj que no avanzaba más rápido.

Bufé por quinta vez en esa misma hora, ya no lo soportaba más, definitivamente el esperar no era lo mío en lo absoluto. Pero el ruido de la entrada siendo abierta convocó mi atención y mi mirada deseosa de hallar a Itachi pasando por ella, me paré de la silla en cuál me había dejado reposar horas antes con una mano en la mesa y la otra sobre el espaldar de la misma. La calma volvió a mí en cuanto lo ví entrar junto a Kisame con la expresión sería que lo caracterizaba, conecté mi vista con la suya transmitiéndole la tranquilidad que me daba el hecho de que haya vuelto en buen estado y sin daños notorios.

“Ya.. volvieron” Intenté calmar mi emoción con un tono serio de por medio.

“Así es” Contestó Kisame cruzando sus brazos listo para irse a su habitación “Daré el informe Itachi, ¿Vienes?” Él me miró por a penas un segundo y contestó.

“Luego, tengo cosas que hacer.” Dicho ésto, Kisame se fué dejándonos solos, y en cuánto lo hizo, por fin sentí tener un momento de tranquilidad con el chico de cabello negro que se quedó parado en medio de la sala conmigo en frente.

“Al fin se fue.” Mi cabeza medianamente girada a un lado me permitió ver cómo se metía a su habitación cerrandola al entrar.

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