XIX

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Miraba la pared, pensando en todo y a la vez en nada, en su habitación, recién levantado, con su cabello hecho un desastre y aún con el rastro de saliva en la comisura de sus labios. Ese mismo día tenían que dar la presentación del proyecto y el festival cultural sería la semana siguiente, eran los últimos días de estrés antes de la calma. Pero, él y Katsuki seguían algo incómodos… no como antes, era diferente.

Ya no sentía ese miedo inminente, ni se sentía intimidado, pero no lograba mantener la mirada por pura vergüenza. Sentía algo muy parecido a la ansiedad cuando estaba muy cerca, sus manos picaban y su estómago se revolvía, también su rostro se calentaba cuando percibía levemente su aroma.

Shoto insistía una y otra vez con lo mismo, le decía que seguro le gustaba y que era un masoquista de mierda. No quería, se negaba a serlo, pero demonios, era difícil llevarle la contraria cuando le pasaba eso cada vez que el más bajo estaba cerca de él.

Pero lo que el peliverde no sabía, es que el cenizo se encontraba igual que él. Cuando se encontraba sentado en su asiento, le daban piquetitos en la espalda baja y en la nuca, le ponía muy nervioso saber que el pecoso estaba detrás de él, por eso mismo, la mayoría de tiempo se encontraba con la espalda recta. Apenas relajaba sus músculos y volvía a su posición incorrecta, encorvando su espalda por mínimo que sea, volvía a sentir ese molesto piquete. Alguna vez llegó a pensar que era el alfa el que lo estaba molestando, pero cuando se giró para reclamarle, resulta que este estaba conversando con otros compañeros hasta el fondo del salón. Y su cabeza le dijo “seguro vino a picarte y luego se fue corriendo”, entonces fingió volver a ponerle atención a su cuaderno pero siempre estando atento para ver si se acercaba, nunca lo hizo. Su atención volvió a irse lejos de su alrededor y ¡Boom!, los nervios volvieron y con ellos, el piquetito. Harto de eso, se giró furioso, pero Izuku ya ni estaba en el salón, habían salido, él y su grupito de amigos, a perder el tiempo mientras la siguiente clase empezaba.

-¿Qué te pasa, Kats? -Denki apareció en su campo de visión con una paleta en su boca -Haz estado muy raro últimamente.

-¿Raro? -preguntó y después volvió a su estado de humor habitual -¿Y a ti qué putas te importa?

Sí, esos molestos piquetes los sentía desde el accidente en el baño, pero ya había pasado una semana y su celo ya tenía días de haberse acabado. Debería dejar de sentirlo.

Terminó de evadir a su amigo y se acomodó en su asiento para esperar a Aizawa, quien era el primer profesor que les daría clases ese día. La hora llegó, pero Izuku no apareció, eso le preocupó. Cierto es que no volvió a comunicarse con el pecoso para asegurarse de que el tipo hiciera la presentación, pero bueno, supuso que lo haría sin tener que estar presionando. Había dos posibilidades, no la hizo o la hizo (bien o mal)... pero ahora, con Aizawa en el salón, dando el orden en el que iban a pasar los equipos al frente del salón, y el pecoso sin aparecer por la puerta, todo indicaba a que iban a reprobar.

-¡Perdón, se me hizo tarde! -en la puerta se vio al alfa peliverde, sudando y con la respiración descontrolada.

Corrió a su lugar y dejó su mochila a un lado, estaba muy apenado por interrumpir de esa forma en la clase. De tanto estar viendo la pared, los minutos se le fueron volando y apenas pudo bañarse para salir disparado hacia la academia. Su madre lo regañó un poco antes de que saliera corriendo.

-¿Hiciste la presentación? -hizo a un lado su vergüenza y se dirigió al oji esmeralda.

-Uh, um, sí -carraspeó y bajó la cabeza, no quería que viera su evidente sonrojo -La tengo.

Apenas escuchó su tartamudeo y su afirmación, volvió a girarse y escondió su rostro entre sus manos. Empezó a mover sus piernas con ansiedad e intentó tomar aire para tranquilizarse.

Sociedad de mierda [DkBk]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora