XXVIII

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-¿Cómo? -preguntó confundido, sin entender sus palabras.

-Y-Yo… -de sus ojos brotaban lágrimas silenciosas, su vista estaba clavada en las sábanas frente a Izuku -Perdón -repitió y se encogió en su lugar -Soy una mierda, lo siento mucho.

El pecoso lo miraba en silencio, no entendía lo que estaba pasando. Katsuki estaba llorando a mares y murmurando palabras casi inentendibles.

No sabía qué hacer, nunca se había visto en necesidad de consolar a alguien. Su ansiedad aumentaba con cada segundo y sentía la urgencia de calmarlo. Gateó un poco para acercarse y tratar de hacer contacto físico, quería abrazarlo.

Jamás había visto un omega tan… ¿Destrozado?

Tal vez si fuera otra persona podría pensar con más velocidad, pero era Katsuki Bakugo el que estaba frente a él. ¿Cómo se supone que lo consuele? El cenizo es especial y a pesar de conocerlo mejor que nadie, aún le costaba decidir qué hacer.

-No… Katsuki, eh… -trató de decir algo pero las palabras entrecortadas y desordenadas que salían de la garganta del más bajo lo interrumpen.

-Soy una mierda, soy una mierda -repitió a la vez que trataba de limpiarse el rostro sin tener ningún éxito -Te hice tanto daño, te dije que te mataras, ¡Yo no quería decirte eso, no sé por qué lo hice! -gritó desesperado, como si al hacer eso sus palabras pudieran llegar con más claridad -¡Tenía miedo de que lo hicieras, crucé la línea desde el inicio y por mi culpa todos te molestaban! -no se daba cuenta de su estado, Izuku se estaba asustado -¡Por mi culpa te hiciste eso en el cuello, seguro intentaste matarte y yo no..!

El peliverde estaba entrando en pánico, aunque intentara hablarle y sostener sus manos no podía. No lo escuchaba y cuando lograba agarrarlo, volvía a zafarse para limpiarse el rostro y jalar su cabello.

La única solución que encontró fue abalanzarse sobre él para abrazarlo, fue entonces cuando el silencio llegó. Los sollozos del cenizo se seguían escuchando, pero las palabras atropelladas ya no salían de su boca.

-Kats… -su mente se quedó en blanco -Kacchan -sintió cómo el omega se estremecía y se aferraba con fuerza a su espalda después de escuchar ese apodo una vez más -No hay nada que perdonar -miró el techo para no llorar y pensó en sus siguientes palabras -No fue tu culpa, en la escuela siempre nos enseñaron que tratar mal a los alfas es lo correcto y lo que debe de ser -se separó un poco para verlo a la cara -Y, además, tú ni siquiera fuiste el primero en molestarme en secundaria, tampoco llegabas a la escuela y me buscabas para maltratarme como el resto, sólo lo hacías cuando por accidente nos topábamos -eso último no sirvió de nada, los sollozos que ya se habían calmado, volvieron con fuerza -¡N-No, no llores!

-¡Perdón, te hice daño! -volvía a caer en un espiral de ansiedad -¡Soy un idiota, una mierda!

-¡Ya! -si lo dejaba seguir sería imposible detenerlo -¡No estuvo bien pero lo importante es que ya no lo haces! -lo sostuvo por el rostro para que le pusiera atención -Kacchan…

-No me llames así -el volumen de esa frase fue bajo y se vio reflejada la tristeza en su cara -No lo merezco…

-Ay por favor -esa actitud viniendo del cenizo le era imposible de creer… e insoportable -Deja de comportarte de esa forma.

-Izuku… -ya no sollozaba, pero las lágrimas no paraban de derramarse -De verdad lo siento… me siento horrible, y lo que pasó esta mañana me hizo darme cuenta que de verdad te dañé demasiado -ahora hablaba con más tranquilidad, sin embargo, el dolor en su voz era incluso más -No quiero ser como mi madre.

Volvió a abrazarlo -Está bien, lo que pasó hace horas no fue tu culpa -suspiró -Sólo me asusté porque sentí que estaba siendo muy intenso, tengo miedo de ser un alfa como los de los libros -volvió a separarse, ahora se acomodó a su lado -Pensé que estabas huyendo de mí porque te daba miedo.

Sociedad de mierda [DkBk]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora