XXVII

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Huía de él, ahora era Katsuki el que huía. Escapaba de él.

Toda la semana pasó así. Trataba de acercarse (no demasiado, siempre con la distancia normal entre ellos) pero de inmediato se giraba y corría. Estaba preocupado, ¿Hizo algo mal?

No, no había hecho nada mal, ¿Verdad? Estaba seguro de que no, pero siempre había esa duda.

Lo observaba desde lejos, estaba sentado en las gradas de la cancha junto a su grupo de amigos. De vez en cuando sus miradas se encontraban, pero siempre, el primero en desviarla era el omega.

Esa actitud tan sumisa era extraña, se sentía mal por sentirse algo… ¿Satisfecho? Al presenciar esa mirada nerviosa y esos sonrojos. Sentía un calor extraño.

Desvió su atención hacia sus amigos por unos segundos, de reojo pudo ver cómo Katsuki bajaba las gradas en dirección al interior del edificio principal. Volteó a mirarlo directamente y se sorprendió cuando el cenizo se detuvo justo antes de entrar y le devolvió la mirada por unos largos y eternos segundos, esta vez fue diferente, parecía seguro y decidido. Después desapareció al cruzar la puerta.

Ahora él era el que estaba nervioso, ¿Esa fue una invitación para seguirlo?

Sus piernas se empezaron a mover con ansiedad y la respiración poco a poco se descomponía. Miró a todos sus amigos y después se levantó.

-Voy al baño -anunció y casi corrió hacia el oji rubí.

Sus ojos se paseaban por todo el lugar tratando de averiguar a dónde había ido el omega. Empezó a arrepentirse, parecía un desesperado.

Comenzó a jalar el collar, con intención de hacer que se activara. Se sentía mal, se sentía culpable, se sentía una mala persona. Así actuaban los alfas de antes, ¿Verdad? Acosaban a los omegas, los hostigaban y los perseguían para hacerlos suyos. No quería ser esa clase de persona.

Jadeó cuando la descarga eléctrica golpeó la piel de su cuello y se distribuyó por todo su cuerpo. Sus articulaciones se pusieron rígidas por unos segundos.

-Te he dicho que no hagas eso -la voz rasposa de Katsuki se hizo presente, haciéndolo saltar en su lugar.

-U-Uh… K-Katsuki -lo buscó con la mirada, hasta encontrarlo recargado en el marco de la puerta, la entrada del salón -¿Q-Qué haces aquí?

-Me seguiste -evitó responder a la pregunta.

Izuku se sintió acorralado, había quedado como un intenso, ¿Verdad? Por eso el cenizo escapaba de él, le tenía miedo.

-Y-Yo… -volvió a jalar del collar, esta vez de forma no intencional -N-No es lo que…

-¡Que no hagas eso! -jaló de su mano y lo metió al salón para evitar que algún profesor los viera -Carajo.

-Perdón -susurró y trató de alejarse lo máximo posible, no se sentía correcto estar ahí.

-Quería hablar contigo -ignoró sus disculpas y cambió de tema. Aunque no sabía cómo iniciar.

-¿Uh? -su corazón palpitaba acelerado, con miedo intenso.

Ese sentimiento fue muy cercano al que solía tener antes, como cuando les tocó compartir habitación en el viaje escolar. Esa sensación de peligro lo empezaba a sofocar con rapidez.

-Sí -carraspeó y jugó con sus manos, tenía la mirada fijada en el suelo y no sé estaba dando cuenta del ataque que estaba teniendo el alfa. Tan concentrado estaba en lo que iba a pronunciar que no distinguía las feromonas completamente alteradas del más alto -L-La vieja bruja se irá de viaje esta tarde y regresará hasta dentro de una semana… -apretó los labios y levantó la mirada -¿Q-Qué tienes?

Sociedad de mierda [DkBk]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora