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Trató a toda costa de no llorar mientras le contaba lo que había vivido durante todo ese tiempo. Sabía que el alfa la había pasado mil veces peor que él, así que por respeto y por no verse como un ridículo, se guardó las lágrimas… al menos lo que logró.

Porque sí, no pudo evitar sollozar un poco mientras se limpiaba las únicas gotitas de agua salada que habían resbalado por sus mejillas. Lo que más le dolió contar, fue cuando se había dado cuenta de lo estúpido que fue y de cómo el pecoso había terminado en una posición perjudicial debido a su poca inteligencia.

Puso sus manos entre sus piernas para apretarlas y contenerse lo mejor que pudo. Quería abrazar al peliverde y rogarle por su perdón.

No volvería a hacerlo. Ya cometió el error de forzarlo, no volvería a caer en ello.

Cuando se disculpó en la cabaña, de lo mal que se puso, Izuku al instante le dijo que lo perdonaba. Era claro que no quería verlo llorar, y por eso le dijo cosas bonitas que a lo mejor no eran 100% reales.

—Me alegro mucho… —escuchó con suavidad, haciendo que levante la mirada —De verdad.

—¿Q-Qué? —preguntó sin creer lo que había escuchado.

—Me alegro de que hayas salido de ahí y logrado muchas cosas —le sonrió. Sus ojos estaban enrojecidos y a punto de derramar lágrimas; su voz temblaba y sus labios se movían en señal de que el llanto estaba cerca. —Estoy muy feliz.

—Oh… —no pudo evitar sonreír con vergüenza, se cubrió el rostro para que su sonrojo no se notase —Gracias… ¿Y cómo la pasaste tú? No todo es sobre mí…

—Ah, eso —su sonrisa se borró y desvió la mirada; su mirada se había vuelto opaca —Pues, mejor no me podía ir.

—¿Quieres contarme o lo hablamos después? —volvió a mirarlo, jugando con sus manos debido a la preocupación que le causó el cambio en el semblante del pecoso.

—No, está bien —carraspeó y jugó con un trocito de pastel —También tienes derecho a saber lo que me ha pasado.

Guardaron silencio durante un rato mientras el alfa pensaba cómo empezar a relatar su miserable vida. Por lo menos el cenizo logró realizarse, él no.

—Obviamente, me afectó mucho el no saber sobre ti —suspiró y apoyó su mejilla sobre la palma de su mano —Estaba muy desesperado y… me costó mucho mantener la promesa de no hacerme daño; Shoto me ayudó con eso. Y… bueno, como has visto, trabajo de albañil y claramente no seguí estudiando después de la UA.

—Oh —sentía una gran tristeza al escucharlo, era claro que la vida de Izuku no era la que le hubiera gustado —¿Inko?

—Falleció —tragó saliva y cerró los ojos para no llorar —Eh… Cuando me gradué, tardé en buscar trabajo. Mamá se empezaba a sentir mal y le detectaron cáncer, así que yo busqué un montón de trabajos para pagarle sus terapias… lamentablemente no era suficiente y solo pude pagarle una.

El corazón del cenizo se quebró al escuchar su respuesta. No quería ni imaginarse el dolor que el alfa pasó en ese momento. La desesperación de no poder hacer nada por su madre debió ser tan gigantesca…

Ahora entendía por qué dijo que le costó no hacerse daño. Quién sabe cuánto tiempo duró cortándose antes de que él lo descubriera, debió hacerse un hábito. Y tener tantas “razones” para volver a dañarse, seguro fue un desafío monumental.

El nudo en su garganta se fortaleció. Le parecía una injusticia.

¿De verdad Izuku se sacrificó tomando tantos trabajos para intentar salvar a su madre, pero la paga era tan miserable para que no pudiera lograrlo? ¿Y en el trabajo de Inko no les importó un carajo?

Sociedad de mierda [DkBk]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora