Capítulo 5

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Kuroo

Hago una finta con rapidez y me coloco en el lugar de la red por dónde creo que Sara va a rematar, sonrío de medio lado al descubrir como entrecierra los ojos con frustración al darse cuenta de que he descubierto su treta. Ella ya ha dado su espectacular salto en el aire y no puede detenerse, sabe que voy a bloquear su golpe.

Joder, ver a Sara rematar es una pasada, tiene una rapidez asombrosa, una altura de salto increíble y una potencia de golpe como muy pocas veces he visto en una chica.

Mi yo de 17 años lleno de testosterona y hormonas revolucionadas no puede omitir disfrutar y no perder detalle cuando Sara salta y tira su brazo hacia atrás para rematar. Su fina y húmeda camiseta se pega a sus tetas de una manera tan jodidamente sexy y caliente que he tenido que esforzarme para no tener una erección en varias ocasiones.

Llamadme salido, pervertido o lo que queráis, pero esa chica me pone como un toro. Joder, cuando juego al vóley hay pocas cosas que me distraigan y puedo asegurar que un par de tetas frente a mí, no me han hecho perder nunca la concentración.

Hasta ahora.

Tengo que reconocer que se me hace jodidamente difícil apartar la vista de ese par de maravillas bamboleantes y centrarla en la bola. Que sí, que lo hago, pero no sabéis como me cuesta dejar de mirar a Sara Torres y su cuerpo de infarto. Mi diosa latina me tiene babeando desde el primer momento en que la vi.

El pitido del final de entrenamiento suena cuando la bola, tras golpear en mis manos, cae en el campo del equipo de Sara. Puedo ver la rabia y la frustración en su rostro, pues he sido capaz de parar muchísimos de sus remates. Lo cierto es que Sara ha hecho un partidazo y tengo que reconocérselo. Me acerco a ella con una sincera sonrisa.

—Jamás antes había visto a nadie del equipo femenino rematar tan jodidamente fuerte y alto, Sara —la alabo con sinceridad, ella me sonríe agradecida.

—¡Gracias, Kuroo! —responde un poco agitada debido al esfuerzo del partido—. Yo jamás había tenido enfrente a nadie que me lo pusiera tan difícil y pudiera pararme tantos remates —afirma sincera.

Ahora sí que dejo salir mi característica sonrisa, mi ego se infla ante su comentario y respondo sin pudor:

—Es que estás frente al mejor bloqueador de toda la concentración, preciosa —mi sonrisa crece y alzo mi ceja mirándola con interés intentando percibir cualquier respuesta ante mi piropo, noto como se sonroja levemente, me encanta esta chica—. No te estoy vacilando, simplemente quiero que tengas presente el gran trabajo que has hecho hoy encajándome esos puntos. —vuelvo a mirarla con interés—. Hoy has estado a la altura de mis expectativas. Además has reforzado tu papel como capitana del equipo femenino y el acierto de tu fichaje en el Nekoma, Sara—No puedo evitar cambiar mi tono de voz cuando pronuncio su nombre, mierda es tan jodidamente sexy y exótico.

Ella me muestra una sincera y hermosa sonrisa. Dios, tengo ganas de besarla y perderme en ese cuerpo de infarto. Mi mente piensa con rapidez, necesito una excusa para estar a solas con Sara. He visto como me mira, la reacción de su cuerpo ante mis comentarios... Hay una química sexual de la hostia y no voy a andarme con tonterías.

Quiero follarme a Sara Torres.

—Kuroo —El viejo Nekomata me llama sacándome de mis sucios pensamientos mientras le veo dirigirse a nuestra posición—. Hay que firmar las actas de los entrenamientos de hoy. Tengo que acabar de cerrar varios temas importantes con el resto de entrenadores y no voy a tener tiempo. —Extiende un llavero hacía mi mano y yo lo cojo con rapidez—. Con tu firma y la de Sara como capitanes anfitriones habrá suficiente. —Mira a Sara y le sonríe con amabilidad—. Buen entrenamiento. Necesito las actas firmadas por ambos para mañana por la mañana. —Aclara, luego se despide y desaparece.

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