Capítulo 6

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Sara

Llevo varios minutos corriendo a toda hostia por los pasillos de los edificios deportivos agarrada de la mano de Megumi. Me lleva tan deprisa que ni siquiera puedo pensar en el último comentario del capitán bombón y su guiño. ¿Era una insinuación para confirmarme que quiere tema? Mierda, me he pasado un dia entero entrenando sin descanso y la chiflada enamorada va a hacer que caiga agotada a causa del cansancio. La tipa ni siquiera me ha dado tiempo a beber y refrescarme al acabar el entreno mixto. Joder, hace mucho calor. Noto como mis piernas flaquean y un leve mareo nubla mi mente.

Me paro en seco y la miro con seriedad.

—Para Megumi —le digo intentando recuperar el aliento—. Ya no puedo correr más —confieso inclinándome levemente mientras apoyo mis manos en la parte alta de mis piernas—. Joder, como se nota que en el partido mixto no has jugado todos los minutos... Ha sido lo más duro de todo el día...

—¡Bah! —exclama mi compañera con desgana, yo alzo la cabeza para mirarla con enfado—. El sobrado de Kuroo siempre nos aprieta en los...

No llego a oír la parte final de la frase de Megumi, al levantar la cabeza noto como el mundo se tambalea a mi alrededor e intento apoyarme en la pared para no caerme al suelo. Creo que me está dando un golpe de calor o algún chungo parecido. Estiro el brazo para llegar al muro que tengo al lado, pero mis piernas fallan y siento como me desplomo.

Unos fuertes brazos me sujetan con firmeza y me acercan con cuidado al banco que está a unos metros, evitando mi caída. Estoy tan mareada que ni siquiera veo quién ha evitado que cayera al suelo. Me siento en el banco y noto como alguien se pone de cuclillas en frente mío.

—¿Estás bien? —me pregunta una voz masculina.

Noto como al sentarme en el banco la sensación de mareo desaparece levemente y alzo mi rostro para asentir, es entonces cuando mi mirada se posa en un chico guapísimo que me observa con seriedad. Veo como alrededor nuestro se ha creado un círculo de curiosos. Mierda parece que lo de pasar desapercibida en mi primer día no va a ser posible.

El chico abre su bolsa de deporte y extrae un botellín de agua que me ofrece con una agradable sonrisa. Agarro el plástico y le doy un largo trago, siento como el agua me revitaliza, pero al instante siento que estoy a punto de atragantarme y morir ahogada cuando oigo decir a Megumi:

—¡Toru cielo! —El capitán del Aoba Josai ni siquiera se digna a mirarla—. Ella es Sara Torres, la nueva capitana de las gatas —afirma Megumi intentando llamar su atención.

Al oír su última frase Toru Oikawa vuelve su rostro en dirección a Megumi para luego dirigirlo de nuevo hacia mí con interés. Vale, tengo que reconocer que lo que me comentó Aiko es cierto.

El chico está increíblemente bueno.

Tiene un rostro afable y sereno, me recuerda a las antiguas estatuas de mármol griegas. Todos sus rasgos presentan una armonía perfecta, la nariz, los labios, los ojos... Incluso su peinado y el tono de su cabello tiene el color adecuado para combinar a la perfección con su pálida tez. Es alto y de aspecto atlético, he de confesar que físicamente no le encuentro ningún defecto.

Me sorprendo al darme cuenta de que tengo a la perfección hecha hombre delante y no me causa ni la mitad de sensaciones que las que siento estando en frente de Kuroo Tetsuro, mi capitán bombón.

—¿Te sientes mejor? —me pregunta Toru con preocupación, yo vuelvo a asentir y le regalo una leve sonrisa.

—Sí —respondo—. Lo siento, creo que hoy me he pasado entrenando y no me he hidratado lo suficiente, este calor sofocante que hace ha acabado por dejarme ko —afirmo con sinceridad, Toru asiente y me ofrece de nuevo su botellín de agua.

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