Capítulo 8

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Kuroo

Entro junto con mi equipo en el amplío comedor y los huevos se me caen al suelo al ver a mi diosa latina sentada al lado de Toru Oikawa, él debe decirle algo de lo más gracioso porque Sara rompe a reír en una sonora carcajada y ahora soy yo el que teme perder un diente al apretar mi mandíbula con disgusto.

Puto Toru Oikawa.

Oigo varios bufidos de enojo viniendo de mis compañeros de equipo, a ninguno de ellos le hace ni puta gracia la situación.

—Vaya, capitán —comenta Lev en voz baja—. Parece que el colocador del Aoba Josai se te ha adelantado.

Veo a Tora levantar el puño para golpear al de primero, pero alzo mi mano en señal de alto, sonrío con mi característico gesto y le digo a Lev con seguridad:

—No te equivoques novato —respondo con la ceja en alto—. Soy de esos tipos que se crecen ante la adversidad —comento—. Un gato del Nekoma sabe pelear por lo que quiere —finalizo mirándole con mi sonrisa arrogante.

Lev asiente y todo mi equipo lo hace con él. Cruzo el comedor con los míos como si fuera el puto amo y paso por delante de Sara y Toru haciendo ver que no los he visto. El comedor es muy grande y, aunque al entrar en él lo primero que he hecho ha sido buscar a Sara, ella no tiene porqué saberlo.

Oigo a Megumi hablarle a Toru una vez paso por su posición. Sé que Sara nos ha visto, los gatos sabemos cómo hacer una entrada espectacular y un grupo de chicos con una media de 1.80 de altura vestidos con el uniforme oficial, es difícil de ignorar. Los del Nekoma sabemos como entrar con estilo. El fuerte bramido que se oye al fondo de la sala me asegura de que Sara, sin duda se va a percatar de mi entrada sino lo ha hecho ya:

—¡HEY, HEY, HEY! —ruge Bokuto haciendo resonar las paredes del comedor— ¡KUROO BRO! ¡Ya pensaba que no veníais! —Yo levanto mi brazo en señal de saludo mientras veo venir al bestia de mi colega corriendo en mi dirección. Preparo mi pecho para el impacto y salto contra su torso en nuestro saludo lleno de testosterona—¡Ese es mi bro! —exclama con felicidad, yo asiento y estrecho su mano en un sincero saludo.

Los miembros de nuestros equipos braman y se saludan también con énfasis, veo a los cuervos del Karasuno aproximarse también a nuestra posición para saludarnos. Hoy tampoco hemos podido enfrentarnos a ellos y siempre es genial tener una de nuestras "batallas del basurero". Espero que mañana podamos tener la ocasión de medir nuestras fuerzas.

—Nos hemos quedado un rato más en la pista tras el entrenamiento mixto —le explico a Bokuto cuando vuelve a quejarse por nuestro retraso, él me mira con el ceño fruncido.

—Otro día avísame, bro —me dice con un puchero, yo asiento y él sonríe, luego señala a la mesa del fondo dónde veo que ya se están sentando los del Karasuno, el Fukurodami y varios de mis compañeros—. Siéntate Kuroo, hoy hay varias chicas que se han sentado a cenar con nosotros —finaliza guiñándome un ojo.

Yo asiento y miro con interés a la mesa, veo a chicas del equipo femenino del Fukurodami y también a algunas de varios equipos de la prefectura, mi sonrisa se agranda al ver a Nomi, la mánager del Shiratorizawa. Ella también me mira y responde a mi gesto, Nomi y yo hemos tenido tema en varias ocasiones, está buenísima y me cae bien. Nos entendemos en cuanto a qué significa pasar un buen rato y culear sin ataduras. Me acerco a su posición y ella se levanta para darme un abrazo y saludarme con MUCHA efusividad. Espero que mi diosa latina esté mirando, el puto Toru Oikawa no es el único con admiradoras en la concentración.

—Vaya Kuroo, veo que sigues con un estilo impecable —me comenta Nomi mientras me da un repaso de arriba a abajo.

Yo asiento, esta noche todos los gatos llevamos el uniforme formal de nuestra escuela. Pantalones negros, camisa blanca, chaleco negro y chaqueta y corbata rojas. Nos hemos pasado todo el día con ropa deportiva y esto, después de todo, es una cena. A veces algunos compañeros como Kenma se quejan por tener que acudir a los eventos de fuera de los entrenamientos con el uniforme oficial, pero no cedo nunca a sus propuestas. Si hay un evento que no sea deportivo, los gatos acuden a él impecables. Llamadme presumido, arrogante o como os de la gana, pero un hombre debe cuidar su aspecto y la manera en que los demás lo perciben.

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