Capítulo 14

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Toru Oikawa

Le coloco la bola con precisión a Hajime y éste remata con la altura y la potencia perfectas para anotar un punto. En una milésima de segundo todo se va al carajo cuando a una velocidad vertiginosa y dando un salto imposible, el capitán del Nekoma bloquea el remate y la bola cae sin remedio a nuestro campo.

La arrogante sonrisa que Kuroo me dedica, hace que me arda la garganta y la ira me domina. Me dan ganas de saltar la red y golpearle hasta que pierda el conocimiento.

Gato cabrón.

Me volteó en dirección a nuestro libero y le dedico una mirada de reproche. Sé que era una bola muy difícil, pero el muy imbécil ni tan siquiera se ha lanzado contra ella.

—En el próximo partido vas a jugar de reserva como no espabiles —amenazo al libero con enfado, Hajime se acerca a mi posición y niega mientras coloca su mano en mi hombro.

Los gatos ya nos llevan 2 puntos de ventaja y estamos jugando el tercer set del partido.

—Toru —dice—. Sabes mejor que nadie que ese tipo de comentarios no ayudan, todos estamos nerviosos... Cálmate —me aconseja, yo bufo con enfado.

—No pienso ser el esclavo de Kuroo Tetsuro, Hajime —afirmo, luego miro a nuestro libero con enfado—. Ni siquiera se ha lanzado al suelo para recuperar la bola, no me jodas.

—Tranquilo capitán —repite—. Ellos nos llevan ventaja y pueden ganar el partido si anotan los próximos 2 puntos —explica, yo tuerzo el gesto, Hajime me lo pone incluso peor de lo que parece—, pero ahora le toca sacar a Kuroo —continúa—, y eso significa que estará lejos de la red por un buen rato. Es nuestro momento de aprovechar y remontar el partido, colócame las bolas como hasta ahora, si Kuroo no está en la red, no fallaré ni un remate —promete, yo asiento y sonrío.

El capitán de los gatos camina hasta el fondo de su campo para realizar el saque. Sé que debido a que tiene bastante ventaja va a probar un tiro directo.

Kuroo cumple con mis expectativas y yo gruño molesto cuando hace un saque directo y nadie es capaz de detenerlo. Estamos a 1 punto de perder el partido. A pesar de que el capitán del Nekoma está al fondo de la pista, los gatos bloquean una y otra vez todos los remates de Hajime y devuelven la bola con precisión, los míos no se rinden, y yo tampoco.

Le coloco una bola perfecta a Hajime y mi compañero salta. La altura es la adecuada, el cuerpo de nuestro punta se arquea en el aire y remata con una fuerza devastadora. La dirección es la correcta, la bola se dirige hacia la esquina derecha del fondo de la pista, en mis labios se dibuja una sonrisa de satisfacción, pero inmediatamente es borrada al ver como el cabrón de Kuroo Tetsuro aparece de la nada y se lanza en plancha consiguiendo elevar la bola, ¿Cómo es posible?

Doy órdenes a mi equipo para formar la defensa, pero sé que todo ha acabado cuando el memo de Kenma (el colocador de los gatos), lanza la bola detrás de él y se agacha.

Tora aparece en mi campo de visión saltando y rematando de manera increíble, el muy cabrón me ha engañado. Me lanzo con todo lo que tengo para intentar parar ese devastador remate, pero sé que todo está perdido cuando toco la bola y ésta se desvía fuera de mi campo.

Un fuerte pitido señala el final del partido y oigo una inmensa ovación provenir de las gradas. El público aplaude entusiasmado y oigo varios gritos de apoyo a mí y mi equipo. Sin duda ha sido un gran partido, pero eso no me compensa y golpeo frustrado la tarima de madera:

—¡Mierda! —mascullo con enfado, la mano de Hajime se posa en mi hombro en un gesto de apoyo.

—Arriba Toru, lo hemos dado todo —afirma con tristeza, yo me pongo en píe, dominado por la ira—. Es hora de saludar —comenta, yo asiento—. Y no te preocupes, yo y los del equipo te ayudaremos en cualquier tarea que el imbécil de Kuroo o de los suyos te ordene.

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⏰ Última actualización: Jun 05, 2023 ⏰

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