Kuroo
Salgo del edificio a paso rápido y me dirijo a la Kawasaki Ninja aparcada a solo unos metros de mi posición. Saco el casco, me monto en ella y arranco el motor.
Los 142 cv de potencia de mi Kawasaki rugen con fuerza, suelto el embrague y acelero saliendo disparado del aparcamiento. Circulo con rapidez por las calles de Tokyo, la angustia me invade y no puedo evitar sumergirme en mis recuerdos...
Esa pasada de moto es lo único que conservo de mis años oscuros...
Siento la ira arder al recordar, al recordarle... A ella la hundió en la bebida, a mí en la delincuencia.
Maldito hijo de puta.
Estoy cerca de cumplir los 18 y puedo presumir de que mi llamativa moto es lo único que queda de esa época oscura, de ese submundo de droga, armas y golpes.
Tuve suerte, pero también cabeza.
El vóley se cruzó en mi vida, el viejo Nekomata me dio una oportunidad y entrar en los gatos hizo el resto.
Tenía 13 años cuando me metí en la mierda, mi padre nos abandonó y mi madre no hacía más que llorar y beber.
El cabrón no se contentó con largarse con una tipa más joven, también humilló a mi madre y contrató al mejor abogado del país para que se ocupara de conseguirle los mayores beneficios en su divorcio.
En este mundo de mierda, el dinero manda y Kuroo Takemitsu es uno de los hombres más ricos de Japón.
A golpe de talonario sobornó a jueces, peritos e incluso a laboratorios. Tanta es su influencia que incluso me quitó el apellido y un juez declaró nulo el matrimonio de mis padres basándose en que éste se produjo a causa de que mi madre quedó en estado por un descuido y él se vio obligado a casarse.Si el hijo no es del señor Takemitsu la razón del matrimonio es inválida, y éste queda anulado, leí en la sentencia.
Putos mentirosos.
No me agrada reconocerlo, pero cualquiera que me vea, sabe que soy la viva imagen de mi padre, somos como dos gotas de agua y no hay que ser muy inteligente para saber que mi padre sobornó al laboratorio para que falsificara las pruebas genéticas.
El matrimonio fue anulado, yo fui declarado hijo ilegítimo y el hijo de puta de mi padre exento de pagar manutención ni indemnización a mi madre.
En cuestión de un par de meses mi madre y yo pasamos de vivir en una mansión de lujo a hacerlo en un tétrico apartamento en lo bajos fondos de Tokyo, y fue allí dónde conocí de primera mano eso que llaman supervivencia, la ley del más fuerte está presente en cada puta esquina de ese barrio y el que no sabe defenderse, está perdido.
Por suerte siempre he sido fuerte, el cabrón del Sr. Takemitsu (antes conocido como mi padre) se ocupó de eso: Desde los tres años practico boxeo y kárate, a los cinco años me contrató a un entrenador personal para entrenarme 4 horas diarias en cualquier disciplina de lucha. Día tras día, año tras año fui curtiendo mi cuerpo y perfeccionando mis golpes.
Debido a eso, la primera vez que me asaltaron pude defenderme, supe dónde golpear y al cabecilla del grupo que me atacó, le caí en gracia. Qué le voy a hacer, soy un tipo con encanto incluso para los delincuentes.
Pasé de niño rico inofensivo a pandillero oficial. En la banda algunos se decantaban por los robos, los había que pasaban droga e incluso varios traficaban con armas.
Lo mío eran las peleas.
No había ni un chico del barrio capaz de plantarme cara, me encaraba con tipos de hasta 16 o 17 años, tal era mi fama que al cumplir los 15 ya luchaba en torneos clandestinos, fue allí dónde conseguí curtirme del todo y fue allí dónde también me di cuenta de que mi racha no iba a durar eternamente.
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Rumores
Fanfiction"Tenemos entre 15 y 17 años, nuestras hormonas están revolucionadas y vamos todo lo calientes que se espera de unos adolescentes sanos, fuertes y hartos de ver Hentai. ¿Para qué engañarnos? El vóley es nuestra prioridad en esta concentración, pero...