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«PRÓLOGO»

—¡No!— exclamó Neytiri, yendo de un lado a otro dentro de la tienda, su cola se sacudía y sus colmillos se mostraban levemente en signo de inconformidad —No puedes pedir eso—

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—¡No!— exclamó Neytiri, yendo de un lado a otro dentro de la tienda, su cola se sacudía y sus colmillos se mostraban levemente en signo de inconformidad —No puedes pedir eso—.

Neteyam y Lo'ak estaban llegando apresurados, rápidamente Nai'rí y Kiri les pidieron que se detuvieran con una seña de mano. Que no hicieran ningún ruido.

Los cinco hermanos ya se encontraban escuchando con una oreja pegada al cuero que los dividía de sus padres; solo la pequeña Tuk se asomaba por el espacio que quedaba entre esta y el suelo.

—Mi padre me dió este arco ¡en su lecho de muerte! Y me dijo: protege al pueblo— recordó la guerrera, derramando lágrimas mientras apretaba aquel preciado arco entre sus manos y veía con rabia contenida a su esposo —¡Tú eres toruk makto!—.

—Esto es para proteger al pueblo— aseguró el de rastas —Tenía a nuestros hijos, con su cuchillo en el cuello— susurró con dolor y miedo, haciendo un ademán con la mano —Si el pueblo nos protege, todos morirán—.

Neytiri sollozó y se tomó la cabeza con una mano mientras aún sostenía el arco con la otra —No tengo nada— volvió a hablar Jake con voz quebrada, señalándose a sí mismo con ademanes —No tengo un plan ni una idea de cómo detener esto—.

Su esposa lo miró, eso le dió fuerzas para endurecer su mirada y voz para concluir la discusión: —Pero protegeré a esta familia, eso si puedo hacerlo—.

Por fuera de la carpa, Tuk ya tenía los ojos llenos de lágrimas, volteó a su hermana y habló mientras le jalaba suavemente el brazo —Nai ¿tendremos que irnos?—.

La chica la abrazó fuerte con un dolor en el pecho —Si pequeña, creo que si—.

Lo'ak sostenía a Kiri por los hombros a modo de consuelo, a la vez que ella posaba su mano sobre una de las suyas; encajando perfecta y cariñosamente al ambas poseer el dedo extra tan característico de los mestizos.

Pero Nai'rí podía ver el dolor y miedo en los ojos de su hermano mayor. Neteyam solía guardarse sus preocupaciones para ser el pilar de sus hermanos. Soportando y evitando derrumbarse para dar el ejemplo de fortaleza, así esté fuera tan doloroso que ardiera en su garganta.

Sin soltar a Tuk, picó con su dedo el muslo del de trenzas, él miró hacia abajo y al notar que su hermana le pedía que se agachara, así lo hizo. Sintiéndose más ligero cuando ella extendió su brazo, pidiéndole que también se uniera.

Se dejó abrazar, recargando la cabeza en el hombro de la menor mientras ella recargaba su cabeza sobre la suya. Acompañándose el uno al otro ante la adversidad que se venía para la familia Sully.

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Le quitaron el traje representante del liderazgo a su padre, quien a pesar de mantener la cabeza en alto, sus orejas estaban gachas en señal de como se sentía. Aunque quisiera ocultarlo.

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