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«MIEDO»

Caminó sin parar, sin detenerse, y sin molestarse en tan siquiera mirar atrás, solo quería pensar, aunque eso no fuera para nada bueno, necesitaba pensar, tratar de convencerse de que podría lograr todo eso sin fallarle a su linaje

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Caminó sin parar, sin detenerse, y sin molestarse en tan siquiera mirar atrás, solo quería pensar, aunque eso no fuera para nada bueno, necesitaba pensar, tratar de convencerse de que podría lograr todo eso sin fallarle a su linaje.

¿Pero cómo?

Su padre lo logró, su abuelo lo logró, su bisabuelo, y absolutamente todos sus ancestros han tenido aquel adorno honorable en sus vestimentas, sería humillante para todos que él fuera el primero en romper esa cadena.

Se sentó en algún lugar, ni siquiera sabía en dónde estaba, ni si había otros, ni que tan avanzada estaba la noche, el eco de las voces en su cabeza era lo suficientemente fuerte como para arrastrarlo a lo más profundo de sus temores.

El aire se tornó más denso de lo normal, parecía entrar por sus fosas nasales pero jamás llegar a sus pulmones, llevó sus rodillas contra su pecho y las abrazó, escondiendo su cara en ellas antes de que su espalda delatara que había comenzado a llorar.

Se sentía asustado y solo, no podía perturbar el descanso de Rotxo, y mucho menos ir a ver a Nai'rí, no sabía que hacer. Tal vez, no debía hacer nada y lo mejor era soportarlo él solo igual que antes.

Sus orejas estaban tan bajas como era posible, y aunque se cuerpo amenazó con acalambrarse conforme pasaba el tiempo, él no se movió. Quería hacerlo, pero sus extremidades no le respondían. La impotencia acompañaba a su desesperación.

Sintió una presencia tras él, y se paralizó de tan solo pensar en la probabilidad de que fuese su padre, o su madre, no podían verlo así. No podían permitir que lo vieran así, aterrado y vulnerable a punto de correr de una de sus obligaciones más importantes como un total cobarde.

La mano que se posó con delicadeza le informó de que en definitiva no eran ellos, lentamente despegó su rostro de sus rodillas y levantó la vista, topándose frente a él al primogénito de Toruk Makto, quien le miraba con una ligera sonrisa en su rostro, no se estaba burlando, más bien, parecía entender más que bien por lo que estaba pasando aunque no supiera la causa de ello.

Se sentó a su lado y miró el mar frente a él, habló sin mirarlo para evitar empeorar su ansiedad —No preguntaré si todo está bien, porque está claro que no, mejor dime ¿puedo ayudarte en algo?—

Ao'nung le miró con extrañeza, no sabía cómo reaccionar ante este ofrecimiento de ayuda tan repentino —No lo creo— negó frustrado, mirándolo rendido, sus ojos se toparon con el recuerdo del cinturón de cuero y el visor que Neteyam llevaba puesto el día de su llegada a Awa'tlu y fue ahí que recordó un detalle
—Espera, tú ya terminaste tu Iknimaya ¿no es así?—

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