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«LA RED DE PESCA»

Todos estaban cabizbajos tras el regaño que recibieron, y caminaron con los puños apretados hacia su marui para descansar

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Todos estaban cabizbajos tras el regaño que recibieron, y caminaron con los puños apretados hacia su marui para descansar. Ronal les había curado y vendado las heridas.

—Esto es estúpido— bramó Lo'ak —Mi padre permite que nos traten mal y nos regaña por defendernos—.

—Skawng— regañó Neteyam, negando suavemente con la cabeza —Sabes las razones de papá para hacerlo, a él tampoco le gusta todo esto, pero no tenemos más opción—.

Nai'rí se quedó callada, prefería no decir su opinión al respecto, y no hacía falta; era obvio que compartía los sentimientos de su mellizo. Todos suspiraron frustrados mientras caminaban de vuelta con sus padres. El silencio era pesado por todo el coraje retenido.

Al llegar a la marui, Jake y Neytiri aún estaban molestos por la riña con aquellos adolescentes, el aroma a pescado al fuego les avisó que estaban por cenar; así que se sentaron en círculo, recibiendo poco después una envoltura de hojas que contenía pescado, fruta y algas secas.

Comieron en un incómodo silencio, hasta que Neytiri habló —Nai'rí— llamó a su segunda hija, quien le dirigió una mirada interrogatoria —A partir de mañana no saldrás con tus hermanos, te quedarás aquí aprendiendo otro tipo de cosas—.

Ella frunció el seño —¿Por qué?—.

—Por qué conociéndote no harás caso sobre las restricciones que tienes por tu brazo— respondió Jake —Jamás sanará si sigues yendo a nadar por tantas horas—.

Ella bufó molesta —No es justo papá, saben que odio quedarme quieta en un solo lugar— se quejó, dejando su comida de lado —Solo por un brazo herido ya me quieren retener todos los días ¡sanará, no es la gran cosa!—.

—Con tus hermanos es suficiente desorden— intervino Jake —Aprende a hacer cosas productivas, cura como tu hermana, teje, aprende a cocinar—.

Ella rodó los ojos —¿Por qué tengo que aprender esas cosas aburridas mientras Neteyam y Lo'ak entrenan?—.

—Es hora de que vayas aprendiendo las cosas básicas, aunque sea por necesidad— añadió Neytiri —Ya no estamos en el bosque, estando aquí sólo somos gente extraña—.

—No— bramó la menor —Mamá ¡yo quiero ser una guerrera!— exclamó frustrada —No quiero conformarme con recolectar fruta y cocinar, ni quedarme todo el día sentada aquí tejiendo canastas—.

—No llames conformistas a las mujeres que se dedican a eso Nai'rí— la madre estaba comenzando a molestarse.

—Jamás generalicé— se defendió.

—Debes renunciar a esa idea de ser una guerrera— siguió regañando Neytiri —Aquí no serás lo que tú quieras, serás lo que el pueblo necesite—.

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