Corazón

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Jack se fue sin decir más, no entendía de qué forma se solucionarían las cosas si él estaba lejos.

Despedí el primer día con lágrimas.

Lo esperé el segundo día, pero no apareció.

El tercer día se mantuvo sin cambios.

El primer mes transcurrió sin una sola pesadilla, quizá se debía a las pocas horas de sueño que tenía.

- No puedes seguir así, Elsa - dijo Anna arrastrándome fuera de mi habitación - Tienes que salir, vuelva o no, tienes que seguir con tu vida, creo que un mes es suficiente luto para una relación.

- Estoy bien, Anna, solo estoy cansada - dije intentando soltarme.

- ¿De qué vas a estar cansada? ¿De dormir? ¿O debería decir de llorar en lugar de dormir? - miré a Anna, me había atrapado - Elsa, puedo escuchar tu llanto por las noches, esto no está bien.

- Lo siento, es que... No logro entender.

- Entonces ve por él.

- ¿Qué? - Anna me sorprendía cada vez.

- Lo amas, ve por él, no creo que te dejara por no amarte, Els - sonrió.

- Él también me llama así - sonreí - Lo haré.

Anna me dedicó una sonrisa comprensiva y soltó mi mano, la abracé con fuerza y luego corrí a prepararme, poco después ya estaba de camino al claro en el bosque junto al castillo, no estaba segura de que estaría allí, pero iba a descartar todos los lugares, no lo encontré y corrí a buscar un carruaje para dirigirme al lago, sentía que íbamos muy lento, pero sabía que era lo más rápido que podían correr los caballos. Tardé en llegar pero no lo encontré por ningún lado.

- Debo ir al bosque - hablé para mí misma mientras volvía a subir al carruaje, al haberme adentrado al bosque oscuro, era más difícil para los caballos andar, por lo que la velocidad fue menor.

El viaje se me hizo eterno, pero finalmente llegué.

- Yelana - bajé del carruaje corriendo cuando la ví - ¿Has visto a Jack?

- ¿El joven que te acompañó la última vez? - Yelana parecía sorprendida, pero no era de extrañarse, durante un mes estuve encerrada en Arendelle.

- Si, ese.

- La última vez que lo ví fue cuando vinieron juntos.

Llamé a Nokk, el espíritu del agua, él era más veloz que cualquier otro caballo. El espíritu apareció saliendo de una pequeña masa de agua, me acerqué y le hice una pequeña reverencia, a lo que el respondió con otra, entonces acaricié su cabeza mientras lo congelaba.

- Necesito tu ayuda - no tuve que decir más, pues se inclinó para que pudiera subirme en él.

- ¿A dónde vas? - preguntó Yelana.

- Tengo que encontrarlo, si aparece por aquí, por favor dile que lo estoy buscando.

- Está bien.

Nokk comenzó a correr veloz y sostuve la delgada "rienda" de hielo que me ayudaba a guiarlo, sabía que el viaje sería largo, pero no había mejor transporte.

Varios días transcurrieron para poder ver a lo lejos las luces del norte, que me indicaban que estaba cerca, intenté recordar el camino a la escondida estructura, entonces lo ví a lo lejos, era el taller de Norte, su guarida, estaba rodeada de montañas y casi al borde de un enorme precipicio, no recordaba haber visto ese precipicio antes.

Al acercarnos al taller noté que lucía diferente, había sucedido algo. Aceleré el paso y llegamos al lugar, bajé de Nokk y corrí a las puertas, los yetis que siempre estaban en la entrada ahora no estaban.

Amor Eterno (Jelsa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora