Limpieza

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Entramos a una habitación con un comedor improvisado dónde todos se habían reunido, Norte encabezaba la mesa, frente a él estaba Conejo, de un lado de la mesa estaban Hada y Meme, dejando el otro lado para Jack y para mí.

- Buenos días - hablé con nervios, Jack sujetó mi mano recordándome que estaba conmigo.

- Buen día - habló Jack más confiado, todos respondieron igual y retomaron su conversación.

Nos dirigimos a la mesa y Jack apartó la silla para mí, empujándola un poco al sentarme, luego se sentó junto a mí y sostuvo mi mano bajo la mesa.

- Tenemos que prepararnos mejor para la próxima, aprovecharé la reconstrucción del taller para reforzarlo, no es la primera vez que Pitch entra aquí - la voz seria de Norte opacó la de los demás.

- Nos tomó por sorpresa - respondió Hada.

- ¿Cómo logró entrar? - pregunté en voz baja.

- El desarrolló el poder de Sandman de forma opuesta, maneja energía oscura, provoca pesadillas y puede transportarse en forma de esa maldita arena negra - dijo Conejo con resentimiento en su voz mientras sostenía una zanahoria a medio comer.

- En un momento todo se llenó de esa arena y entendimos que había llegado, Jack comenzó a lanzar rayos de hielo, congelando parte de ella, pero Pitch lo sorprendió por detrás, golpeando su espalda con un látigo de arena, Jack estuvo inconsciente unos minutos mientras nosotros nos hacíamos cargo, rogando porque estuviera vivo - habló Hada.

- Lo dimos todo, hasta que Jack, enojado y frustrado se levantó y lo congeló, rompiéndolo luego en mil pedazos, todo lo que era Pitch se convirtió en arena negra y lo regresó a su guarida, y claro que tuvimos que acercarnos a verificar - complementó Norte.

- Me dan mucho crédito, chicos - habló Jack a mi lado y lo miré, él lo notó y me sonrió.

- Ey, tortolitos - habló Conejo - ¿Por qué no vuelven a su habitación?

Sentí la sangre subir a mis mejillas, ¿Conejo se había dado cuenta de que dormimos juntos? Claramente no había sucedido nada, pero no podía evitar preocuparme por lo que dijeran los demás.

- Ya déjalos, Conejo - habló Norte.

Pude ver a Hada frente a mí con molestia en su expresión, comía en silencio sin levantar la cabeza. Pronto todos comimos en silencio y luego nos dividimos en grupos para ayudar a los yetis con las reparaciones.

- Siéntate aquí - Jack me tomó de la cintura y me levantó para sentarme sobre una caja de madera.

- Sentada no voy a hacer nada - torcí los ojos, nadie había querido mi ayuda.

- Oye, ví eso - rió - ¿Qué sucede?

- Quiero ayudar, Jack - suspiré con mis brazos cruzados - Nadie quiere mi ayuda, me siento inútil.

- Con que estés aquí conmigo es suficiente - dijo acercándose a mí, al estar sentada sobre la caja, quedaba a la altura de Jack, abrí mis piernas para darle espacio para que se acercara más y el pasó sus manos por mi cintura.

- Jack... - sus ojos azules me miraban detenidamente - Déjame ayudar.

- Está bien - dijo y se acercó más, sus labios tocaron los míos con suavidad y se movieron en un suave vals por unos segundos, entonces se separó y sonrió, sus manos me soltaron y se alejó para comenzar a recoger tablas de madera que estaban rotas y tiradas por todos lados.

- Jack, ¿en qué se supone que ayuda eso? - me bajé de la caja con cuidado y me acerqué a él.

- En mucho más de lo que crees - sonrió.

Amor Eterno (Jelsa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora