CAPÍTULO 18 VIAJE A LA FELICIDAD

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Donatello se acercó a Kiara, tomó su mano, y ella simplemente se dejó.
Sentir la calidez del contacto de su piel era algo que no olvidó jamás. Su cuerpo se estremeció al sentirse rozada por él, su corazón latió tan fuerte, nunca imagino estar justo ahí a centímetros de los labios de su amor, que aún lo cree imposible, se miraron a los ojos y por un momento se perdieron en sus miradas, el mundo se detuvo cuando trató de pronunciar palabras y sus labios fueron sellados por esos labios que anhelo por años, y justo en ese momento eran observado por una histérica Genevieve.
Escuchando a Donatello declararle su amor a Kiara.
— Don, yo... — Unos labios se unieron en un roce y poco se fue profundizando hasta ser un beso lleno de amor y deseo, un deseo que estuvo congelado en el tiempo, y que ahora se derretía con la calidez de su expresión de amor.
Sus lenguas se reconocieron y se juntaron en esa danza erótica que les hacía revivir sentimientos dormidos

Genevieve salió del lugar y volvió a casa de sus padre como siempre, furiosa ver qué le puso la verdad delante de Donatello fue una mala idea, un grande error cometido por sus impulsivos arrebatos.
— ¿Que tienes, hija? — Preguntó su madre viendo el estado de enojo de su hija.
— Nada mamá, nada. ¡Déjame en paz!.
— No me hables así, soy tu madre.
— ¡Déjame en paz!, madre.
— Le haces daño al bebé. — Insistió su madre.
— ¡El bebé! ¡El bebé! ¡El bebé! Todos piensan en este bebé ¿Y en mi? ¡Nadie! ¡Estoy harta! Mamá ¡Hartaa!  Gritó agarrándose los cabellos.
— Hija, no puedes obligar a un hombre con un embarazo.
— No quiero a este bebé, no, si el padre no está aquí conmigo.
Salió a grandes zancadas para ir a su habitación, estaba furiosa, su teléfono sonó y el la pantalla reflejó A Emir Aksoy.
— ¡Alo! — Respondió con voz gélida.
— ¡Hola! Mi pequeña fierecilla. — Le respondió Emir con voz melosa.
— ¡Emir! ¿Que parte de déjame en paz, no entiendes?
— ¡No! No puedo y no quiero dejarte en paz, viajaré a España espero verte pronto.
— ¡Emir! ¡Emir! — Gritó con todo el coraje que sentía.
" No puede venir, no puede saber. Si viene se me complican las cosas."

Genevieve caminaba como un gato enjaulado de un lado a otro, se sentía acorralada con la presencia de Emir Aksoy en su vida nuevamente.
Tomó su celular y llamó a su padre, el si  la entendía y la consentía .
— ¡Papá! Necesito saber si me ayudarás con Donatello, el tiene que hacerse responsable de nuestro hijo y también de mi.
— Tranquila hija, qué Donatello se casará contigo.
— Pero que sea pronto papá, no quiero que este bebé nazca fuera del matrimonio.
"Tengo que estar casada para cuando Emir Aksoy este aquí, el no puede enterarse."
Tomó su bolsa y salió nuevamente a casa de Donatello, se jugaría la última carta de chantaje.

******
Donatello separó los labios de los de su amada por la falta de aire.
Pegó su frente a la de Kiara, sus alientos se mezclaban y en un susurro.

— Te amo Kiara, tú y mi hijo son lo más importante de mi vida, nunca mas volverás a escapar de mi, por qué te voy a encontrar, pequeña escurridiza, rozó la punta de su nariz con la de ella, Kiara cerró sus ojos no quería despertar de su sueño.
— No quiero despertar de este sueño tan hermoso. — Dijo con voz apagada.
— Abre los ojos cariño, no estás soñando, yo estoy aquí esto es real, como tan real es sentir que te amo, que eres el amor de mi vida.

— Don, dime qué es real, dime qué no estoy imaginando todo esto.
— Te amooooo, te amooooo Kiara.
Gritó llamando la atención de las enfermeras que salieron corriendo para mirar que sucedía.
— Señor, la paciente necesita descansar.
Kiara reia con las manos entre las de Donatello.
— Ves mi amor, no estás soñando, estás despierta, y yo estoy contigo.
— Señorita enfermera dígale a mi mujer que está más lúcida que nunca.
Kiara reia como no lo hacía hace tiempo, su rostro se iluminó de felicidad, estaba viviendo lo que no imaginó jamás, escuchar decir al hombre que amó por años que la amaba, que era correspondida, y eso la hacia feliz.
— Donatello, ya no seas payaso. — Dijo entre risas.
Donatello acunó su rostro entre sus manos pegó su frente a la de ella, dio un beso en la punta de su nariz.
— Mi amor, estoy loco por ti y no me importa si me ves como un payaso.
— Bien señores, los dejo cada dos horas estaré viniendo por el control.
La enfermera salió de la habitación quedando los dos nuevamente.
— Donatello.
— Si mi amor, dime. — Expresó Donatello con su voz melosa,
— Mañana cuando salga de aquí será salir a la realidad.
— Mañana al salir de aquí volaremos a nuestro realidad más preciada y anhelada por años. Ahora a descansar mi amor, mañana tienes que estar mejor. — Dio un beso en sus labios y empezó a acariciar hasta que Kiara durmió.
Donatello escribió mensajes a Talía para que preparara su jet privado se llevaría a Kiara de viaje, escribió a Rómulo para decirle lo que había planeado para Kiara.
—  No quiero ver sufrir a mi hija nuevamente Donatello.
— No sufrirá Rómulo, ya no más sufrimientos para Kiara y para mí y nuestro hijo.
— Tienes que trabajar mucho con él. Le dijo Rómulo sabiendo que Salvatore estaba muy dolido con él.
— Lo sé Rómulo, se que mi hijo está muy dolido conmigo, me perdí quince años de su vida no los voy a recuperar nunca, pero de aquí en adelante me dedicaré a ser su amigo ya que no me verá como su padre.
— Solo dale tiempo, Donatello, el tiempo lo cura todo. — Dió un apretón de hombro a Donatello en gesto de apoyo, sería su hijo, estaba feliz por qué su hija lo seria.
Su familia de a poquito crecía.
Es mañana Donatello ya tenía todo preparado para partir a su viaje de reconciliación con su amor.
— Todo está como lo pidió señor Rinaldi. — Expresó Talia, con nerviosismo.
— Llama a Alex Marco Salmone y pídele que viaje lo más pronto posible, para que esté al frente.
— Si señor enseguida.
Donatello entro a la habitación y entregó unas cajas a Kiara.
— Regalos para la reina. — Expresó con voz melosa.
— ¿Que es todo esto Donatello?
— Regalos para la reina, como dije, déjate arreglar, que te dejen más hermosa de lo que ya eres, te espero.
Donatello besó la comisura de los labios de su mujer y salió de la habitación para ir al jet y esperar.

Kiara abrió las cajas y en cada una de ellas habían detalles que le sacaron una sonrisa, en una de ellas había un hermoso vestido blanco de corte sirena, en otro los hermosos zapatos de tacón fino cubiertos con Piedras de Swarovski al igual que la bolsa de mano.
Llegaron los estilistas y la prepararon para esa sorpresa, ya lista, Rómulo entró a la habitación y la vió hermosa como siempre, se sentía orgulloso de ella.
— Te vez hermosa hija mía. — Expresó con su corazón lleno de felicidad, pues su hija al fin sonreía de manera diferente, una sonrisa que le daba brillo a sus ojos.
— Gracias papá, estoy muy emocionada y feliz.
— Te lo mereces hija, mereces vivir tu felicidad junto al hombre que siempre has amado.
Se dieron un abrazo Rómulo dio un beso en su frente.
— ¿ Preparada?
Ya lista salió del brazo de su padre que la acompañaba salieron del hospital con destino al aeropuerto privado para su gran viaje.
— Padre ¿Que locura es esta? Donatello se volvió loco, Salir del hospital con todo esto encima.
— Yo lo apoyo hija, con tal de verte feliz lo acompaño en todas las locuras que el quiera hacer por ti.
Rieron y Rómulo miró en ella la felicidad en esa sonrisa que no vio antes.

 « Eres feliz hija mía y haré lo que sea por qué así sea siempre » —  Pensó

Llegaron al aeropuerto caminaron por los pasillos que lo llevan al hangar y abordar el avión con vuelo a la realización de ese sueño que se hará realidad.
— Padre, ¿A dónde iremos? — Interrogó muy extrañada.
— Irás tú hija mía, Salvatore y yo los esperaremos aquí.
— ¿Donde voy padre? Donatello dijo te espero, pero no dijo donde.
— En ese avión te espera tu futuro, no pienses en nadie más que en ti,  y en tu felicidad.
Kiara se despidió de su padre, su hijo Salvatore, Jisso y Álvaro.
— ¿Toda una comisión de despedida? No sé a dónde iré pero no tardaré tanto tiempo, el trabajo llama.
— Tu disfruta hermosa, mereces ser feliz con el hombre que amas. — Le dijo su amigo del alma. Álvaro.
A lo lejos divisó a Daniella quien venía muy de prisa.
— Ay amiga pensé que no te alcanzaría.
Se abrazaron y todos se despidieron.
Kiara abordó el avión ya en la parte de arriba estaba Donatello muy elegante con su traje a medida, color café claro camisa blanca u corbata roja.
— ¿Lista?
— Lista.

Queridas lectoras se alternarán capitulos de la historia de Rómulo y Daniella. Una dulce primavera, con su amor de otoño.

La Novia Fugitiva Del CEO. ( Libro # 2 De La Saga, Cielos Eternos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora