CAPÍTULO 30 LOS RINALDI

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Donatello buscó hasta por debajo de las piedras a Kiara, frustrado y desesperado tenía que enfrentar cada día a los investigadores que no daban con ella. Salvatore lo culpaba de todo, ver más resentimientos en los ojos de su hijo ponía  muy mal.

— ¿Hasta cuando estaremos esperando? No aguanto más sin saber de mí madre abuelo, ¿donde está? ¿quien se la llevó?
Salvatore simplemente no daba crédito a lo que sucedía.
Mira a su padre con tanto rencor levanta su dedo índice y lo señala.
— ¡Tú! Eres el culpable de todo lo que le pasa a mi madre, tú has sido el causante de todas nuestras desgracias.
Disparató en contra de su padre.
— ¡Basta Salvatore! ¿Que te enseñé yo? A respetar, y más a tus mayores, nadie es culpable de nada, nadie sabía lo que sucedería aquel día. Yo perdí a dos de mis hijos y dos nietos estoy igual o más que ustedes de devastado, pero hay que tener el control de nuestro comportamiento. Aprende esto Salvatore un buen líder de familia siempre tiene que actuar con la mente fría para la protección de ella, y en contra del enemigo.
Rómulo miró fijamente a los ojos de su nieto, no pudo ver una expresión en ellos, solo un vacío, caminó a él, puso sus manos en sus hombros.
— Hijo, nieto mío, vamos a encontrar a tu madre y a tus hermanos. Lo juro hijo, la encontraremos, ya lo verás.
— Lo sé abuelo, creo en ti sin necesidad de un juramento, yo sé que la encontraremos. — Salvatore estaba seguro de que así seria, sentía su alma devastada por la ausencia de su madre y hermanos, pero su naturaleza fría, no le permitía demostrar que su dolor estaba derrumbado por dentro, miró a su padre y salió de la oficina de su abuelo ignorando cualquier comentario de él.
— Hijo.. —Donatello sintió como un puñetazo en el estómago, no soportaba el rechazo de su hijo, pero tenía que soportarlo y vivir con eso. Era el precio de su error.
Danielle cada día veía a su pequeño crecer y sintiendo la ausencia de su otro gemelo, su corazón se estrujaba cada ves que miraba a su cuna vacía.
" Algún día volverás mi pequeño, algún día volveré a tenerte entre mis brazos, solo espero que no sea demasiado tarde, cuando ya no pueda cargarte en ellos "
Sus lágrimas corrían por sus mejillas, habían pasado dos meses desde que desapareció Kiara junto a los bebés.
Seguían buscando, y la búsqueda se extendió a Italia toda España y Moscú, pues tenían la sospecha de que era Genevieve Koslov quien se llevara a Kiara y los bebés.
Tres meses más pasaron y ni rastro y sombre de ellos, los padres de Donatello llegaron a Andalucía desde el momento en que se enteraron de la desaparición de Kiara y los bebés.

Estar frente a Natalia y Francesco Rinaldi, no era nada agradable para Salvatore, estaban en la oficina de Rómulo cuando de pronto llegó su nieto.
— Abuelo puedo ha..
Sus palabras por un momento se quedaron atragantada en su garganta.
— Disculpa Abuelo, no pensé que estabas acompañado.
Los Rinaldi tenían frente a ellos a un joven de diecisiete años un hombre a la vista de todos pero muy joven aún.
Francesco y Natalia se giraron para mirarlo, y no pudieron pasar de vista ante el gran parecido que tenía con Donatello a esa edad, eran como dos gotas de agua.
Francesco se puso de pie y a paso lento se acercó a Salvatore, este era de semblante frío e indiferente.
— ¡Tú! ¿Tú eres mi nieto? — Preguntó con palabras entrecortadas, su emoción era tanta y el dolor del arrepentimiento de haber colaborado a la desaparición de Kiara junto a su nieto.
— Disculpe señor, no lo conozco,  y yo solamente tengo un abuelo, mi abuelo Rómulo De la Rosa. Salvatore De la Rosa, mucho gusto ¿Ustedes quiénes son?
Esas palabras fueron como un puñetazo al estómago de Francesco y Natalia, pues jamás se imaginaron que su nieto les respondería tan fríamente.
— ¿Salvatore De la Rosa? — Preguntó Natalia intentando tocar su rostro, acto que su nieto detuvo agarrando la mano de su abuela.
— Ningún desconocido puede hacer eso señora, y usted no es la excepción, tanto usted como el señor aquí presente lo son para mi, unos perfectos  desconocidos.
Dio la vuelta para salir de la oficina, cuando Rómulo lo detuvo.
— Hijo, dime. ¿qué sucede? .
— Abuelo atiende a los señores, ya tendremos tiempo, es algo familiar.

Salió de la oficina, fue al jardín donde estaba Jisso y los demás, lo vieron en silencio solo Jisso se atrevió a preguntar

— ¿Te sucede algo? — Conocía muy bien a su mejor amigo como para aceptar un no me pasa nada.
— ¿Sabes quién está con mi abuelo?
— Si no me lo dices, no lo sabré, adivinar no es uno de mis dones.
— Los dignos señores Rinaldi. — Dijo entre dientes mientras apretaba los puños con tanta fuerza que sus nudillos se tornaban blancos.
— ¿Y que hace ess gente aquí?
— Lo mismo me pregunto yo Jiss, no comprendo que hacen aquí.
Donatello en ese momento caminaba en dirección a Salvatore.
— Hijo..
— Donatello, te agradezco mucho si me llamaras por mi nombre, no está mi madre, no está mi abuelo para tal formalidad.
— Está bien, discúlpame solo, solo quería disculparme por la impertinencia de mis padres.
— Solo diles que se vayan, no los quiero volver a ver aquí, no les interesa lo que le sucede a mi madre y mis hermanos, no entiendo qué hacen aquí.
Donatello asintió con la cabeza y salió del jardín, caminó en dirección a la oficina de Rómulo.
— Padre medre, no sé cómo dieron con esta dirección, pero les agradezco que no vuelvan a incomodar a las personas de esta casa, no son bienvenidos aquí.
— Tranquiliza te hijo ya hablé con ellos. —Intervino Rómulo.
— Rómulo son mis padres.
—Hijo, tu padre y yo estamos aquí para estar contigo y nuestro nieto. — Habló Natalia.
— Mi relación con mi hijo no es la mejor padres, así que por favor no quiero que la empeoren aún mas.
— Hijo si tengo que pedir perdón a mi nieto, lo hago, pero ya perdimos muchos años con Salvatore y estamos aquí para ayudar a buscar a Kiara a mis nietos y al hijo de Rómulo.— Manifestó Francesco.
— Lo siento mucho, que muy tarde se dieran cuenta del tiempo perdido, yo no puedo recuperar ese tiempo con mi hijo, jamás me perdonará y a ustedes tampoco por dudar de su madre.
— Tiene que entender que las circunstancias no eran muy a favor de...
Donatello interrumpió a su padre de forma muy arbitraria.
— No tienes derecho a.. padre, deseo que se retiren de aquí y no regresen, no son bien vistos aquí.
Natalia salió de la oficina de Rómulo con lágrimas en los ojos a lo lejos vió a Salvatore y caminó en su dirección.
— ¡Hijo! Podemos hablar un momento por favor.— Habló Natalia tratando de acercarse más.
— No tenemos nada de que hablar señora, ¿ahora ven  que el tiempo no les  dio la razón? Sigan como hasta hace poco, hagan de cuenta que no existimos mi madre mis hermanos y yo.
Salvatore fue muy duro en sus palabras dichas a su abuela, la miró a los ojos y  salió de casa subió a su auto y se marchó, Francesco y Natalia Rinaldi, salieron de la mansión De la Rosa con el corazón destrozado, tanto su nieto como su hijo fueron muy duros con ellos.
El tiempo fue pasando, las semanas se convirtieron en meses y estos en años.

La Novia Fugitiva Del CEO. ( Libro # 2 De La Saga, Cielos Eternos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora