CAPÍTULO 35. DECLARACION DE AMOR.

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Rómulo besó cada centímetro de su piel, sus cuerpos estaban perlado del sudor, sus gemidos llenaban la habitacion, entregados totalmente a su amor, así les llegó el amanecer.

Kiara y Donatello miraban a sus pequeños correr en la habitación de juegos, era hermoso verlos junto y estaba más enamorado de su mujer tanto como de su pequeña princesa Luba Anastasia.
— Papito cuando sea grande quiero ser piloto de avión. — Dijo una pequeña poniendo sus manitas en su rostro y dándole besos.
— Por supuesto que sí lo serás mi amor — Responde un padre embelesado de su princesa.
— Seras la dueña de una flota de aviones que tú llevarás a los aires.
— No le digas eso a la niña, es muy fuerte para ella, eso de ser piloto.
— No mamá, yo seré la mejor piloto del mundo, seré una capitán.

— Está bien mi vida, serás lo que tú quieras.
— ¿Y tú mi amor. ¿Qué deseas ser cuando grande? — Le preguntaron a Alexey Mikhail.
— Yo quiero ser como mi abuelo Rómulo, un hombre de negocios del campo, tener muchas haciendas. Muchas vacas.
— Y lo serás mi príncipe, serás como tú abuelo.—  Confirmó Kiara mientras  acariciaba sus cabellos

— Muy bien niños es hora de lavarse los dientes y a dormir.
Todos corrieron a su lugar, cada uno a su habitación y ya metidos en su cama, apagaron las luces, Kiara y Donatello salieron de dejándolos dormidos.

Entre besos y caricias llegaron a su habitación las prendas de sus vestimenta iban quedando en el camino, solo en ropa interior y mojada por el deseo, Donatello la tomó en brazos y la dejó sobre la cama, fue dejando besos desde la punta de los pies, fue subiendo dejando suaves mordidas por sus torneadas piernas, llegó ahí a ese lugar, que lo esperaba deseoso de ser explotado, separó sus pliegues y vio ese néctar fluir como un manantial.
Deslizó su lengua la saboreo, mordió suavemente su clítoris mientras su dedo entraba en su interior Kiara arqueaba la espalda presa del deseo que sentía.
— ¡Aaaah! ¡Mmmm! ¡Aaaah.!

Sus gemidos eran fuertes, sus manos aferradas a las sábanas retorciéndose por el placer que le provocaba cada caricia. Donatello succionaba suavemente su clítoris mientras sus dedos la penetraba uno, luego dos después tres, Kiara sentía que no era suficiente, quería más.
— ¡Aaaah! ¡Diooos! Doon por favor, quiero más. — Exclamaba entre gemidos.

Donatello succionaba su punto dulce que la llevaba al cielo, sentía sus piernas temblar su vientre contraerse.
— Doon ya no puedo mas. — Jadeaba .
— Vamos mi vida, dámelo todo córrete para mi.
Sus lamidas eran más intensas hasta que Kiara en un gemido fuerte sintió que se corría en la mano de su hombre.
— ¡Aaaah! ¡Mmmm!. Doon.

Donatello bebió del manantial de su amor, Kiara no se recuperaba de su tan fuerte orgasmo cuando sintió ser recorrida por esas manos y esos labios que quemaban de deseos, Donatello subió dejando besos y mordidas en su cuerpo, llegó a su boca sintió su sabor en los labios de su amado hombre.
— Te amo vida mía, eres la mujer de mi vida. — Le dijo mirándola a los ojos.
Kiara vio todo ese amor en esa mirada que también estaba  llena de deseo, y pasión, Donatello, sintió que nada ni nadie podía separarlos nuevamente.

— Siempre te amé, siempre fuiste tú. Susurró Donatello sobre los labios de Kiara, unieron  nuevamente sus labios en un profundo y apasionado beso.

Abrió sus piernas y se acomodó entre ellas, se apuntó en esa entrada al paraíso, y la fue penetrando muy despacio, era jodida mente apretada y de una estocada se adentro totalmente, elle gimió al sentirse llena de él.
— ¡Aaaagh!

Movió sus caderas dándole a entender que estaba lista para recibirlo las veces que el deseara entrar en ella.
Donatello la penetraba lenta y apasionadamente, Kiara movía sus caderas para ir a su encuentro.
Sus manos  acariciaban esa ancha espalda deslizando las hasta sus apretadas nalgas, sus bocas estaban en una guerra de lenguas, se saboreaba mordía y succionaba sentían ese sabor embriagador en sus bocas.

— ¡Mmmmm! ¡Aaaah!

Kiara ahogaba sus gemidos en ella, Donatello bajó por su cuello hasta su clavícula dejando besos húmedos, llegó a sus pechos, tomó uno de sus pezones lo mordió suavemente, lo succionó tan fuerte que otro gemido salió de su boca.
— ¡Aaaah! Doon, sigue, no pares por favor.— Ella pedía jadeante y extasiada del placer que sentía

Tomó el otro de igual manera, mientras seguía penetrando la, sus manos se aferraban al cabello de él presionando lo contra su pecho.

En un movimiento estratégico logro dejarla encima de él a horcajadas, mientras ella lo cabalgaba el acariciaba y apretaba sus pechos.
Lo sentía muy profundo en ella y eso la hacía estremecer, Donatello tomó en su boca un pezón y luego otro, Kiara tiró su cabeza hacia atrás sus movimientos eran más fuertes y profundos, sintió su cuerpo tensarse ya sentía la proximidad de un segundo orgasmo, las paredes de su intimidad  se apretaron a la polla de Donatello mientras esté seguía guiando la en sus movimientos, un gemido fuertes salió de sus gargantas.
— ¡Aaaagh! ¡Aaaah! ¡Mmmm!
Kiara sintió su cuerpo convulsionar,y un potente orgasmo sacudió todas las fibra de su ser, Donatello la siguió en su corrida, sus fluidos corporales se mezclaron, sus cuerpos bañados en sudor y su respiración agitada era prueba de una entrega total.
Kiara se dejó caen en el.pecho de Donatello, escuchó los latidos de su corazón y sentia que su respiración se normaliza   lentamente, se deslizó a un lado saliendo de él, Donatello se abrazó a su cuerpo, dio besos en su frente en su cabeza y luego en su boca, era clara petición de que querían más el uno del otro.
Nuevamente la pasión afloró en sus cuerpos, una entrega a sus deseos de amor puro, y así, entregándose al amor les llegó el amanecer.
Donatello preparo la bañera con pétalos de rosas, despertó a Kiara con besos y caricias por todo su cuerpo.
— ¡Mmm! Don, cinco minutos más por favor.— Decía entre gemidos.
— Ya está listo el baño, pero si no quieres me quedo aquí contigo.
— Deseo el baño. — Dijo mientras reía.
— ¡Ah! eso dolió ¿prefieres el baño a mis caricias? Eso merece un castigo, señora Rinaldi.
Kiara reía por las cosquillas que le hacía Donatello.
¿Se podía ser más feliz después de sufrir tanto? Claro que se podía, y ellos lo eran.
Los días pasaban y los preparativos de la boda de Rómulo y Danielle estaba a una cuántas semanas.

La Novia Fugitiva Del CEO. ( Libro # 2 De La Saga, Cielos Eternos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora