CAPÍTULO 40 EPÍLOGO

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Fragmentos de Álvaro y Carla
Mientras en la hacienda preparaban las bodas de Danielle y Kiara, en las instalaciones del conglomerado JAMCAVDROS. S.A Alvaro y Carla viven entre un arduo trabajo y los encuentros eróticos de oficina.
—  Señorita Carla. ¿Puede venir un momento a mi oficina?
—  Enseguida voy señor Sánchez.
Clara tomó su libreta y caminó tras Álvaro quien estaba en la oficina.
—  Señor. Dígame —  Expresó Carla con toda la inocencia del mundo. Ese juego lo prendía a Álvaro.
—  Por favor tráeme unos cubos de hielo —  Ordenó muy serio.
Carla caminó hasta el mini bar tomó los cubos de hielo y los llevo hasta Álvaro.
—  Bien ahora quítate la ropa y quédate solamente en ropa interior y luego te acuestas en el sofá. - Ordenó con voz fría.

Carla fue despojándose de su ropa con movimientos sensuales sin quitar la mirada fija a los ojos de Álvaro.
Desabrocho muy despacio su blusa, la abrió y la deslizó por su espalda muy despacio.
Carla dejó sus pechos descubiertos, no llevaba brazier.
—  Me encanta esa sorpresa. —  Dijo un excitado Álvaro sin demostrar sus emociones.
Carla llevó sus manos hacia atrás e hizo lo mismo con su falda, la dejo rodar por sus piernas, y para sorpresa de Álvaro tampoco llevaba bragas. Álvaro se levantó de la silla y caminó hacia Carla, acarició su cabello, deslizó su dedo delineando se mentón.
—  ¿Sabes que eres muy provocativa?
—  Si usted lo dice señor.
—  Me encantas por qué sabes lo que me prende.
—  Me encanta complacerlo señor.
—  Vamos, acuéstate.
Carla se acostó en el sofá, tiró sus brazo hacia arriba de su cabeza. Dejando expuesto sus pechos. Álvaro deslizó un cubo de hielo por su vientre subía muy despacio hasta llegar a sus pezones, hizo círculos en ellos los veía deleitado como estaban endurecido y erectos por el frío del hielo, los apretó, los pellizco tan fuerte que le arrancó un gemido y haciéndola arquear la espalda, su cuerpo se estremeció del placer que sintió, su coño estaba empapado por sus fluidos, delineó su vientre con sus dedos, le abrió las piernas y llevo uno de sus dedos lo paso por ese muy húmedo y resbaladizo centro, lo introdujo en ella, sin dejar de mirarla a los ojos.
La penetró con uno, luego dos, y después tres dedos y varias veces, mientras que con la otra mano amasaba sus pechos pellizcaba sus pezones.
Saco sus dedos del interior de Carla y lo llevo a su boca.
—  Abre la boca, y prueba te. ¿Dime a qué sabes? —  Pregunto mirando la miraba fijamente e introduciendo su dedo en su boca.
Carla abrió la boca y lamió esos dedos con sabor a lujuria y deseo de más.
—  Mi sabor, es de querer más ti, tus dedos saben a deseo, a pasión ardiente por ti.
Álvaro no espero más y posó sus labios en uno de esos pezones endurecidos, los lamió, y los mordió suavemente, Carla arqueo su espalda sentía estremecer cada fibra de su cuerpo, mientras Álvaro bebía de sus pechos, nuevamente un dedo se adentraba en ella, deseaba tomarlo por los cabellos y aferrarse a ellos para que nunca soltara esas cúspides llenas de deseo por ser devoradas. Besó su pecho subió por su cuello mientras otro dedo entraba en ella.
El mordió el labio inferior de ella, pasó su lengua por esa boca entre abierta y hambrienta por un beso.
Un segundo dedo se adentro en ella, se retorcía del placer recibido, seguía con sus manos tiradas hacia atrás jadeaba, tenía prohibido tocarlo.
—  Álvaro más, más, por favor.
—  No tendrás más de lo que ya te estoy dando. —  Respondió con voz ronca y melosa. —  Si quieres más tienes que ganarte lo.
Carla sintió su cuerpo estremecerse apretó sus piernas para mantener esos dedos inquietos dentro de ella mientras ese pulgar jugaba en su erecto clítoris.
—  ¡Aaaagh! ¡Aaaah! Ya no aguanto más Álvaro.
—  Dame lo que tienes, dame mi ofrenda.
Carla se dejó correr en esa mano que la poseía mientras sus pechos eran devorados.
—  ¡Aaaagh! ¡Diooos! ¡mmmmm! Álvaro te amo —  Dijo en un susurro casi ahogado.
Álvaro la miró a los ojos, los tenía cerrado, la miró como mordía su labio inferior como castigando lo por lo que había dicho, mordió tanto que un hilo de sangre salió por un lado de su boca, Álvaro retiro sus manos de ella, y en ese momento sus miradas se cruzaron, en las de ella el vio que había temor, y ella vio en las de el frialdad, Álvaro le dio la más fría de las mirada en respuesta de ese te amo.
—  Ve al baño —  Dijo Álvaro, en tono gélido.
Carla se levantó tomó su ropa y salió directo al baño.
Álvaro salió de la oficina sin mirar la, limpio sus manos, fue al ascensor llegó al estacionamiento y salió se ahí como alma que lleva el diablo.
—  ¡Joder! Le dije que no se enamore. Se recriminaba apretando el volante tan fuerte.
" Pero tú también te has enamorado de ella" le cuestionó su conciencia.
—  No, no es así yo amos a, a mi hermosa aún que este amor sea imposible, te amo Kiara aunque me veas con ojos de hermano, siempre te amé.
Llegó al bar, pidió un vaso de vodka y lo bebió de una sola, pidió otra y otra mas.
"No puede amarme, yo no la amo es un juego nada más y ello siempre lo supo. "

Carla entro al baño se miró al espejo y vio sus lágrimas rodar por sus mejillas.
—  Soy una estúpida, como pude aceptar este juego sabiendo que la única que perdía era yo.

Se limpio, se vistió y se retocó el maquillaje y ya lista salió a la oficina limpió todo y vio que Alvaro no estaba, lo penso solo un instante y su respuesta a su pregunta mental, fue segura.
Tomó sus pertenencias y redactó su carta de renuncia, la entregó en recursos humanos y se despidió de todos, salió del edificio para tomar un helicóptero que la llevaría a la hacienda donde estaban Rómulo y Kiara.

Rómulo y Danielle estaban ya a días de la boda, la organizadora tenía todo listo para el fin de semana, el helicóptero descendió y Carla fue recibida por sus patrones.
—  Me alegra que estés aquí Carla, serás otra de mis damas de honor.
Le dijo Danielle muy feliz.
—  Es un honor señora Danielle.
—  Nada de señora, Danielle nada más por favor, somos amigas .
—  Necesito hablar con Kiara por favor.

—  Regresa en un momento salió con Don, y los niños.
—  Por favor vamos para que te instales en tu habitación.
Subieron Carla se sentía abrumada por lo sucedido con Álvaro, sus ojos enrojecidos no pasaron desapercibidos para Danielle.
—  ¿Te sucede algo Carla? Sabes que si Kiara no está, estoy yo para lo que pueda ayudar.
Carla lo pensó, por un momento quiso negar lo todo, pero su dolor era más fuerte, sus lágrimas rodaron por sus mejillas.
—  Danielle, yo no se, no puedo mirarte a la cara y decirte lo que me pasa, es muy feo, y difícil, yo soy la mujer más estúpida que puede haber sobre la faz de la tierra.
—  ¡Hey! Tranquila, baja a ese enemigo interior, no le des cabida a que te destruya, cuéntame, no me veas cómo Danielle mírame como la profesional que puedas necesitar por un momento.
—  Danielle, yo, yo inicie una especie de juego relación, no se cómo mismo llamarlo, pero fue la única forma de estar con el hombre que amo.
—  ¿Aceptaste un juego? ¿Un juego erótico? Sabes que de esos juegos el que se enamora sale perdiendo.
—  Lo sé, me enamoré del hombre equivocado, el no me quiere

"No tienes permiso para que me toques, lo tienes prohibido" —  Tonta y estupida yo. —  Recordó una de las reglas del juego, y se cuestionó mentalmente, y no lo reconocería ante Danielle ni nadie por sentir vergüenza.
Hablaron por mucho tiempo, el suficiente como para entender que tenía que alejarse, después de la boda Carla se marcharía para siempre. Pues aquel juego peligroso había dejado secuelas en su vida, una, el corazón destrozado y otra, la cura que dentro de unos meses llegaría a sanar sus heridas del alma.

La Novia Fugitiva Del CEO. ( Libro # 2 De La Saga, Cielos Eternos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora