CAPÍTULO 12 DOS CORAZONES ROTOS.

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Una semana después de la visita a su hijo, Kiara estaba mas tranquila, un peso menos que la agobiada.
Recibió la llamada de Salvatore, para decir que ya su padre lo visitaba cada dia.

— Pero hijo, tienes que decirle la verdad de que eres tú. ¿como se te ocurre decir que eres Derek De la Hoz, mi amor?.

— Tenía que saber sus razones, madre.
— ¿Razones? — Cuestionó Kiara sintiendo que su hijo sabía mucho mas de lo que ella imaginaba.
" ¿Será? " Se cuestionó mentalmente.

— Madre quiero conocerlo sin que sepa que soy yo.
—  Es tu decisión hijo, confío en ti, ya eres un hombre. Mi bebé, ya es un hombre, te amo hijo mío.
—  Y tu la mamá de mi vida, y mi abuelo el padre de mi vida los amo a los dos, y los protegeré madre.

Hablaron por mucho tiempo se despidió, y su asistente le informó de la hora de la junta.
— Señora Kiara ya todos está en la sala de juntas.
— ¿Los directores encargados de los asesores financieros?
— También señora, solo falta usted.
— ¿Mi Padre llegó?
— Dijo que deja todo en sus manos, señora.
Kiara sintió un estremecimiento en su cuerpo, solo de imaginar que se enfrentaría sola a Donatello.
Suspiró profundo y salió para ir a la sala de juntas

— Buenas días señores. — Kiara sonó lo más fría al saludar al momento de entrar a la oficina. Donatello miró fijamente a Kiara, la vio desenvolverse muy bien en toda la reunión. Dos horas después ya estaban los contratos firmados .

— Señores De la Rosa, un gusto hacer negocios con ustedes.
Los socios asiáticos salieron de la sala de juntas para dirigirse al restaurante donde tendrían el almuerzo para celebrar la unión de dos grandes emporio comercial.
— ¿Nos vamos señora De la Rosa? — Pregunto Donatello con la intensión de llevarla.
— No gracias, señor Rinaldi, me voy con Álvaro, es es mi..
Los toques en la puerta interrumpieron a Kiara, mientras Donatello apretaba los puños por lo que entendió. ¿Kiara prefería al imbécil?
Álvaro hizo acto de presencia en la oficina viendo y sintiendo la tensión en el ambiente. Miró y se dirigió a Kiara.
— Hermosa ¿nos vamos? — Pregunta sin mirar a Donatello que apretaba sus dientes y puños.

— Vamos Álvaro, que mi pa.. que Rómulo debe estar esperando me.
Respondió tomando sus cosas.
Salieron sin mirar ni dirigir la palabra a Donatello .
Llegaron al restaurante donde Rómulo lo esperaba, se acercó a ella.

— Papá ¿Te hice esperar mucho?
— Una reina siempre se hace esperar, hija.
—  Donatello viene tras de nosotros, papá, él piensa que soy tu esposa y Álvaro mi amante.
Rómulo no pudo evitar una carcajada.  !En verdad que Donatello era un perfecto imbécil!
— Hija ¿y no piensas sacarlo de su error?
—  No padre, por mi que piense lo que le dé la real gana.
Donatello y los socios hicieron acto de presencia.
Rómulo los recibió ordenó que sirvieran y así paso la hora de la comida entre charlas de negocios miradas que mataban cada ves que Kiara reía o tenía gestos de cariño hacia Rómulo y Álvaro.
Los socios se despidieron y quedando a la espera del primer envío de los productos para ser distribuidos en toda Asia.
Kiara y Rómulo se despidieron de Álvaro y Donatello.
— Señor Rinaldi, nos vemos pronto — Se despidió Rómulo.
— Que así sea señor De la Rosa.
Salieron para ir a su residencia.

— Hija, ¿por qué no aclaras las cosas con el?
— No hay nada que aclarar papá. Él tiene su juicio hecho, nuevamente he sido juzgada por las apariencias.
— Solo no quiero que sufras hija.
—  He sufrido como para tres vidas papá.
Rieron mientras Rómulo le acariciaba el cabello de su hija que llevaba recostada su cabeza en el hombro de su Padre.

*****
Donatello salió furioso del restaurante, manejo directo a las oficinas, pero no encontró a Kiara.

"¿Que se creía, que estando casada y coqueteando con otro, es una descarada.?"— Se cuestionaba mentalmente.

Los pensamientos de Donatello eran un lío, golpeó el escritorio tan fuerte que su asistente dio un salto en su lugar.
— Talía. — Gruño muy enojado, que la asistente tono la libreta y corrió.
— Dígame señor. — Hablo casi con terror.
— Cancela todo. — Ordenó
— Enseguida señor ¿Algo más?
— Nada más, ¡fuera!.
Su celular sonó miró el nombre de Genevieve, suspiró profundo y contestó.
— Dime Genevieve ¿Que se te ofrece? — Respondió en tono hostil.
— ¿Por que tan arrogante siempre?
— ¿ Que se te ofrece? Genevieve. — Respondió fríamente.
— Necesito hablarte  y es urgente.
— Te escucho. — Donatello era frío en sus respuestas, nunca imaginó la noticia que le daría su supuesta prometida.
— No Donatello, tiene que ser en persona.
— Genevieve, no tengo tiempo para tus niñerías.
— Voy a tu oficina, tendrás que ver, y no, no son niñerías mias.
Media hora después, Genevieve Koslov le entregaba los resultados de las prueba de embarazo a Donatello.
Su arrebato le pasó factura.

— Esto no puede ser Genevieve. — Espetó muy furioso.
— Pues lo es, tu condón no fue suficiente. — Le debatió Genevieve.
Donatello paso sus manos por el rostro a modo de frustración
— ¿Estás segura de lo que me estás diciendo Genevieve?
— Mira los resultados, tengo doce semanas, exactamente las semanas que me hiciste tuya en ese ascensor.
Donatello cerró los ojos como queriendo creer que era un mal sueño.
— ¿Un hijo? Un hijo, Genevieve, no qui. — Se quedó petrificado al mirar en la puerta Kiara escuchó toda la declaración que Genevieve le hizo a Donatello.
Giró sobre sus talones y caminó en dirección a su oficina, trató de cerrar la puerta tras ella pero la mano de Donatello lo impidió.
— ¡Kiara! No es lo que crees, no es lo que piensas.
— Yo no pienso nada Donatello, es obvio que vayan a tener un hijo, pues están comprometidos.
— ¡No! No estamos comprometidos.
— No me interesa Donatello, no me interesa lo que hagas o dejes de hacer, es tu vida, no me interesa.
La tomó por los hombros y la giró dejándola frente a él.
— Dímelo, pero mirándome a los ojos, dime que no te importa mi vida.
Kiara tragó el nudo en su garganta, lo miró a los ojos y dio su respuesta que le arrancaría el corazón.
— Donatello Rinaldi, mi mundo no gira en tu entorno, haz de tu vida lo que desees, yo no tengo por qué interferir en ella, no me interesas para nada de ti.
— ¿Segura? Segura de lo que me dices, por qué si en verdad no te importa me voy de tu vida para siempre, y mira que no me importa que estés casada, para quedarme e ir en busca de tu amor.
— Don, yo.. yo.. no.. mira vete, vete, ya suficiente sufrí como para que aún no lo entiendas que el nosotros no existe, no existió, ni existirá. No te niego el derecho sobre Salvatore tu hijo, es él quién decide verte o no.
— Kiara, Kiara por favor, te busque por años, dedique mi vida a buscarte y ahora que te encuentro me pides que desaparezca de tu vida.
— Me buscaste por tu hijo, Donatello, te llevé a él, conmigo ya no hay oportunidad, Don, no la hay.
Lo miró con sus ojos a punto de correrse una lágrima, pero demostró ser fuerte.
Salió de su oficina y tomó el ascensor, Donatello salió tras de ella tomó el otro ascensor y llegó.
Más la escena que vio le rompió el corazón.
Kiara llegó al piso donde se encontraba Álvaro Sánchez, Kiara corrió a sus brazos, y este la recibió en una posición que daba a entender que se estaban dando el más apasionado de los besos

— ¿ Que te sucedió, Hermosa?
— Sácame de aquí Álvaro, por favor. Llévame lejos.
Álvaro se apresuró para abrirle la puerta de su auto y sacarla de ahí.

Todo aquello ocurría bajo la oscura mirada de Donatello, que apretaba sus puños tan fuertes y sus dientes tan tensos que casi dolió de tanto presionar los.
Dio un puñetazo a la puerta del ascensor tan fuerte como el que el sintió en su estómago al ver la escena.
— Kiara, Kiara. — Repitió muchas veces con los dientes apretados .
Genevieve hizo acto de presencia poniendo una mano en su hombre, y con una sonrisa oculta.

 —No me toques. — Espetó con mucha ira.
— No tengo la culpa de tu mal humor.
— ¡Ja! ¿ Que no? Eres la causante de este mal entendido Genevieve.
— Yo solo quería que te enteraras, de que íbamos a ser padre.
Donatello caminó al estacionamiento subió a su auto y salió de ahí como si cientos de demonios lo persiguiera.

La Novia Fugitiva Del CEO. ( Libro # 2 De La Saga, Cielos Eternos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora