El tiempo pasó y pasó, tal vez fueron minutos o tal vez horas, solo saben que estaban concentrados disfrutando de aquellos cuadros, rodeados de todo tipo de arte.
—Oigan, ¿Cuánto tiempo más vamos a seguir aquí? Me muero de hambre.— El quejido de Iván interrumpió el momento, había estado en silencio un buen tiempo pero escucharlo de nuevo era irritante para Juan.
—Tienes razón, Jo creo que ya es hora de que vayamos a comer, llevamos un buen tiempo aquí, deberíamos tomar un descanso e ir a comer algo.—
Juan miró en silencio a su compañero, soltando un suspiro cansado, la verdad también tenía hambre, tal vez una pausa no vendría mal, al final estarían ahí hasta la noche.
—Bien, vamos por un poco de comida—dijo finalmente rendido, viendo las sonrisas victoriosas de Iván y Auron.
Caminaron fuera del museo siendo despedidos por aquel guardia, al cual le preguntaron por un lugar para comer y este les informó que había una cafetería a medio camino, por lo que siguiendo las indicaciones llegaron hasta su destino, era una cafetería en el palco del palacio, lo suficiente grande para que más de veinte personas estuvieran ahí.
—Perfecto, parece que podré comer algo más aparte de esas insípidas galletas—dijo para sí mismo Iván, viendo la pequeña cafetería que había en una esquina.
Juan gruño por su comentario, sintiéndose ofendido ante tales palabras. —Pero aún así las comes cuando te doy.—
—¿Por qué no vamos a sentarnos? En lo que esperamos podemos pedir algo de comer.—
Lucien intervino justo a tiempo antes de que Iván y Juan comenzarán a discutir en público, tratando de llevarlos a una mesa afuera del palco para comer agusto, pero antes de llegar igual que le pasó a Juan tropezó con alguien, aunque él no cayó, solo se hizo para atrás por el choque.
—Lo siento, no lo vi—se disculpó, mirando al frente mientras se frotaba la nariz.
Aquel con el que tropezó se giró, su mirada era de molestia, en cuanto lo vio lo sujetó por el cuello de su uniforme, levantando lo unos cuantos centímetros del piso, lo cual no solo asustó, si no también que lo sorprendió, parecía bastante molesto y él no comprendía el por qué.
—¿Qué es lo que te pasa? ¿Acaso no ves tu camino idiota?—
Su reacción tan agresiva no tenía sentido para Lucien, quien se mantenía quiero sujetando su muñeca en un intento de zafarse, sólo había sido un pequeño choque, no había razón para que reaccionará de esa forma, tampoco le había faltado al respeto o lo había ignorado, se disculpó de la manera más amable que pudo, pero ahora ahí estaba, siendo sujetado por ese tipo.
—Disculpa, creo que estas siendo muy grosero con este joven, te aconsejó que lo bajes ahora si no quieres problemas.—
Una voz apareció en medio de la conversión, no sintió cuando se acercó, solo lo vio cuando estaba a su lado sujetando la muñeca de aquel hombre, era más alto que ambos, tal vez una o dos cabezas más, su mirada era sería pero no contrastaba con su rostro que parecía infantil e inocente, como el de un niño. El hombre solo cerró los ojos, frunciendo más el entrecejo y apretando su agarre.
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Amor Reencarnado
RomanceDel nicho helado en que los hombres te pusieron, te bajaré a la tierra humilde y soleada. Qué he de dormirme en ella los hombres no supieron, y que hemos de soñar sobre la misma almohada. Te acostaré en la tierra soleada con una dulcedumbre de madre...