Del nicho helado en que los hombres te pusieron,
te bajaré a la tierra humilde y soleada.
Qué he de dormirme en ella los hombres no supieron,
y que hemos de soñar sobre la misma almohada.
Te acostaré en la tierra soleada con una
dulcedumbre de madre...
Lentamente abrió los ojos, encontrándose con el rostro dormido de aquel hombre de cabellera larga, recordaba lo que pasó hace unas horas atrás, el como lloro en su pecho por varias horas asta quedar dormido, el como fue consolado por el de una manera tan calida, el como sus dulces palabras y sus extra los apodos a su persona lo hicieron sentir especial, era la primera vez que hacía algo así, que decía todo lo que guardaba en su interior, se sentía bien el hacerlo, aquel sentimiento de seguridad recorría cada parte de su cuerpo, solo con el se sentía así de seguro, así de tranquilo.
Siente como la suave y calida respiración del contrario chocan contra su piel, le gusta la sensación, es extraño, estar así, acostado junto a él mientras lo abraza no le causa incomodidad como en otras ocasiones con otras personas, al contrario, es más como una sensación ya natural, algo de siempre. Siente como encaja a la perfección entre esos brazos anchos y musculosos, como sus cuerpos juntos llegan a una temperatura agradable para así no sofocar los, como sus respiraciones y latidos se coordinan mutuamente llendo al mismo tiempo igual que una bella canción, una canción que parece tan lejana, como un recuerdo viejo y olvidado..
-vęńgænzą...-
Sus ojos se abren de par en par al escuchar nuevamente aquella voz oscuro, repitiendo la misma palabra una y otra vez, venganza; Sentía como poco a poco era nuevamente consumido por esa sed de odio y venganza, sabía que el se encontraba hay, en un lugar donde nadie lo escucharía gritar, quería hacerlo pagar a cualquier costo, pero la sensación que sentía estando recostado junto aquel hombre era más grande, quería quedarse hay para siempre, en ese lugar seguro, pero aquella sed de venganza era más fuerte, poniendo como meta primero hacer pagar a aquel que lo lastimó para después volver a ese lugar seguro y no irse nunca.
Lentamente se safo del abrazo del mayor, saliendo en silencio de la habitación asegurando se de hacer el menor ruido posible, no quería despertar al contrario, el ahora solo quería concentrarse en su venganza para así poder volver a el y estar en su sitio de confort.
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Camino silenciosamente asta llegar a la escalera que lo llevaría al sótano, en su mano traía un pequeño frasco con un líquido naranja burbujeante, su mirada era sería, una parte de su rostro era cubierto por unos mechones de su cabello, aun que poco le importaba eso, apretó con fuerza la boquilla de el frasco y bajo aquellas escaleras, quería completar su venganza lo más rápido posible
Llegó abajo y busco la celda donde se encontraba Auron, al encontrarla se quedó parado un momento afuera, viendo por la pequeña rendija el estado en el que estaba, su rostro golpeado, lleno de moretones y sangre seca, sin darse cuenta una sonrisa se formó en su rostro, la satisfacción que le provocaba el verlo en ese estado no tenía comparación, sabía que con lo que aria se sentiría aún mejor
Entro a aquel cuarto oscuro, llamando la atención del peli café, el cual al verlo sonrió de una manera perversa, trayendo viejos recuerdos a Luzu, sentía como el miedo lo domaba tan solo con ver esa sonrisa, no quería, no quería darle esa satisfacción de verlo temblar nuevamente, debía mantenerse fuerte
