Del nicho helado en que los hombres te pusieron,
te bajaré a la tierra humilde y soleada.
Qué he de dormirme en ella los hombres no supieron,
y que hemos de soñar sobre la misma almohada.
Te acostaré en la tierra soleada con una
dulcedumbre de madre...
La noche aún era presente, ya la mayoría de los que se encontraban en el castillo estaban dormidos, a esepcion de Juan, el cual estaba revisando su montaña de libros en busca de una respuesta o un hechizo que los ayudará; ya llevaba más de cuatros horas en ello y aún no obtenía nada
-mm.. no tiene sentido.. nada de esto tiene sentido! alguno de nosotros ya debió tener los sueños! no solo Luzu y el príncipe! que demonio estás pasando!?- grito con frustración
Un zapato fue arrojado directo a su cabeza haciendo que callera al piso por el golpe
-ha! que te pasa oso pendejo!? me quieres matar!?- grito molesto
-cashate pelotudo no me dejas dormir! trata de no gritar cuando leas..- dijo con un gruñido Spreen
Juan solo lo miro molesto mientras se sobaba la cabeza, Spreen se avía negado a dormir en el cuarto que le designaron por qué según el debía estar cuidando de Juan 24/7, algo que al castaño no le molestaba por qué no era la primera vez, pero si le molestaba cuando esté le lanzaba cosas
-oso de mierda..- murmuro con enojo
Spreen solo soltó un gruñido antes de volver a caer dormido, Juan sin ánimos decido seguir con lo que estaba haciendo, debía aver una respuesta a lo que les ocurría, no quería creer que todo eso solo era un simple error y ya, no podría ser así, debía aver algo más, algo que no estaba viendo..
Amar es este tímido silencio cerca de ti, sin que lo sepas y recordar tu voz cuando te marchas y sentir el calor de tu saludo.
Amar es aguardar te como si fueras parte del ocaso, ni antes ni después, para que estemos solos entre los juegos y los cuentos sobre la tierra seca.
Amor, de Salvador Novo
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