Un día de enero del año 2002.
El desierto te cambia la vida, hace que te olvides de todo, incluso tu nombre; el desierto te transforma, te vuelve fuerte si eres capaz de sobrevivir a él o bien logra destruirte en un instante.
Un día de enero del 2002, ni siquiera soy capaz de recordar la fecha exacta; no sé sí mi mente la ha borrado como un mecanismo de defensa o solo es que no quiere recordarla o quizás sea que ni yo misma me he atrevido a preguntar qué día era ese día de enero de 2002.
En el desierto suceden cosas inexplicables, como el estar a 50 grados al medio día o a -4 grados a la media noche, o bien como el ver florecer un cactus en medio de la nada, sin agua y con un sol que mataría hasta a la más ruda flor, sí, así es el desierto, algo completamente inexplicable.
En el desierto suceden cosas como los estallidos de las armas detrás de la tormenta de arena, como el estar rodeados de 50 personas armadas en medio de un operativo, como el sentir la punta de una AK-47 rozándote la nuca mientras un sujeto que viste de militar y pasamontañas te pide que te tires al suelo con las manos en la espalda.
Suceden cosas como el pensar en tu novia y en tu mejor amigo, ellos a los únicos que llamas familia; mientras tres sujetos con armas largas comienzan a patear tu cuerpo hasta dejarlo inconsciente.
Un día de enero de 2002... Llevábamos una semana en el desierto, conviviendo entre nosotros cual soldados en guerra, con guardias nocturnas postrados en la arena helada con un arma entre las manos, atentos ante el menor ruido.
Un día al atardecer, el cielo se oscureció, una tormenta de arena amenazaba a lo lejos, y una decena de camionetas nos rodeaban nublando nuestra visión.
Sentí el cañón de un arma sobre mi cabeza y un fuerte empujón me tendió sobre el suelo de rodillas.
- Tírate al suelo o te mato. – Soltó empujando mi cabeza con el arma. – Despacito o aquí hacemos un puto batidero. – Se reía. – Pon las manos en la espalda y no se te ocurra hacer alguna pendejada, mamacita.
Posterior a eso me atravesó un dolor inexplicable, un dolor sordo y enceguecedor, un dolor que logró dejarme inconsciente en un par de minutos. Eran mis costillas rompiéndose a la par de las múltiples patadas que mi cuerpo recibía.
Al despertar una capucha oscura cubría mi rostro; era una escena similar a la que hoy hace unas cuantas horas acababa de presenciar, con la diferencia de que en esta ocasión mis brazos se encontraban atados a los reposabrazos de una silla; tenía la boca seca, así que llevé mi lengua sobre mis labios y lo único que logré sentir fue la aspereza de esta y un sabor metálico que envolvía mi boca. A lo lejos escuchaba gritos que parecían sacados de una película de terror. Ojalá el parecido no hubiese sido tan real.
Una voz masculina resonó en el lugar. – ¡A ver, pinches puercos, ya se los cargó su puta madre! – En estos momentos nos vale madre quien los envió, nos vale madre que hacen aquí, en estos momentos solo nos divertiremos un rato con ustedes, al fin que nadie tiene ni puta idea de donde están. – Soltó una carcajada.
Debo decir que fueron días en los que me fue imposible diferenciar el día de la noche, el sol de la luna, pues ambos ante mis ojos eran destellantes.
Ellos sabían perfectamente que éramos policías; incluso nos lo habían hecho saber al llamarnos "puercos", lo que no sabían es qué hacíamos allí. Nuestro objetivo era claro. Desmantelar a uno de los carteles más grandes y extendidos en el territorio nacional; su objetivo exterminar a todo aquel que intentará hacerlo.
Durante el tiempo que permanecimos en aquel lugar, no se cansaron de golpearnos y torturarnos uno a uno; escuchábamos los gritos de dolor de nuestros compañeros, los veía regresar ensangrentados, y yo temblaba de miedo esperando mi turno postrada sobre la silla, sintiendo mi cuerpo debilitado y sangrando por dentro.
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EL PESO DE LA PLACA - (+18) - LGBT+ (TERMINADA)
Random¿Alguna vez te has preguntado cuanto pesa la placa de un policía? Vanessa Navarro comandante condecorada por la Interpol, la persona que llevo a cabo el operativo más grande de esta institución, su objetivo: Los grandes capos de la mafia. Alessandra...