¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Narra Elizabeth
Habían pasado días desde que comence a escuchar una voz dentro de mi cabeza y, aún no tenía el valor para hablarlo con Steve, pues tengo miedo de como reaccionará capaz y piensa que estoy loca y quiere alejarme de Sara.
Pero, Steve no lo haría, él me ama al igual que yo, él no sería capaz de hacerlo, ¿O si?
—¡Amor! —escucho la voz de Steve que me hace dar cuenta que me ha estado hablando por mucho tiempo— ¿Estás bien?
—Si, ¿Que paso?
—Te decía que cuál mayonesa llevamos —contesto aún analizando mi cara.
—La de tapadera roja.
Nos encontrábamos haciendo la despensa como cada semana en aquel mismo lugar de siempre, nuestro pequeño supermercado llamado *VENGADORES*. No tengo ni idea a quien se le ocurrió llamarlo asi, pero suena bien.
—¿Que te pasa amor? —me cuestiona Steve—. Pareces más distraída de lo normal.
—Bueno es que el regreso a clases me está dejando algo de estrés —miento—. Pero solo es de que me acostumbré y todo estará bien.
—No es éso, te conozco...
Al verme a los ojos en aquel pasillo del súper me hace dar cuenta que no puedo seguirle mintiendo que debo decirle que en mi cabeza alguien me dice o mejor dicho me grita que no pertenezco a este lugar.
El sonido de nuestro carrito chocando con otro llamo nuestra atención y al mirar bien nos damos cuenta que es un niño de tal vez 9 años quien se encuentra con las mejillas rojas por la pena.
—¡OLIVER! —grito una mujer detrás de él.
—¿Estás bien? —pregunto mi esposo ignorando el grito de la señora.
—Lo lamento mucho —contesto la madre del pequeño—. Es que le gusta jugan con los carritos.
—Está bien —contesto al ver que se lleva a su hijo de regreso a la fila en la que ella se encontraba.
¡¿Recuerdas a Oliver?! La voz regreso, justo cuando pensaba que no podía aparecer.
Steve avanzo por el pasillo sin dejar de ver a la mujer que seguía regañando al pequeño.
—¡Porque los espejos son portales! —escuché detrás de mí, girando un poco mi cabeza mire a una mujer que hablaba por audífonos—. Por ello debemos tener mucho cuidado con lo que hablamos frente a uno. Nunca sabremos que puede pasar.
<< Si al escuchar esa voz me pongo frente aún espejo >>
