"Un posible aliado "
Aysel
- ¡A continuación realizaremos una serie de ejercicios así que pónganse frente a frente ahora! – dijo el entrenador haciendo sonar ese molesto silbato que carga en el cuello.
Volteo para ver a mi compañero y ponerme a la misma altura, parece que le duele la cabeza y eso lo sé por la manera en como cierra los ojos y se toca la frente cuando el entrenador sigue sonando el silbato.
Joder que se calle de una vez.
Una vez que el ruido cesa, este voltea a verme. Nuestras miradas chocan y nos mantenemos de esa manera unos segundos hasta que un ruido demasiado cerca nos hace saltar de nuestro lugar.
- Ustedes dos, ¿esperan una invitación o qué? – dijo el entrenador gritándonos en el proceso para luego alejarse.
Dios ese hombre solo sabe gritar
- ¿Deseas ir primera o voy yo? – dijo el chico frente a mi
- Tú – fue lo único que dije ya que no sentí que sea necesario agregar algo más.
Kayden se sienta en el piso y estira las piernas para no sé que diablos.
Me quedo mirándolo por unos segundos más hasta que este empieza a señalarlas.
¿Quiere que las coja?, pero no quiero tocarlo
No mientas
- Toma mis piernas Aysel, rápido o te gritará el profesor – mencionó con voz ronca.
¿Estará mal de la garganta o esa es su voz?
Me agaché a su altura y me tomó uno segundos tomar la decisión de si debo tocarlo o no.
Agarré sus tobillos y en cuestión de segundos se puso a imitar a mis demás compañeros.
El mero contacto con su piel me manda descargas eléctricas, mi mente me dice que lo suelte, pero otra parte de ella me dice que si lo hago pareceré loca y no quiero eso.
No quiero tocarlo, mis manos comienzan a temblar y empiezo a sentir una sensación de sudoración.
¡Joder, quiero alejarme!
¡No quiero tocarlo!
Empiezo a sentir mis manos paralizadas y todo pasa muy rápido, de un momento a otro lo sostenía y luego ya no.
Joder lo solté
El golpe que se dio fue tan sonoro que me asusté demasiado, su mirada fue de pura perplejidad, está en shock eso de seguro.
- Discúlpame, no quise hacerlo – dije toda asustada intentando de acercarme
Él estuvo a punto de responder cuando de repente siento un impacto al costado de mi cuerpo, el impacto fue brusco, tanto que hizo que me caiga de costado.
Levanté la mirada y ahí estaba ella arrodillada a su lado "Miranda"
Es que ella no se cansa de joder
- ¿Eres estúpida o qué? – dijo la morena completamente enojada.
De inmediato todos los alumnos voltearon a nuestra dirección.
Me sentí tan observada y asustada a causa de esos ojos llenos de prejuicio que agaché la cabeza cuando sentí que mis ojos empezaban a picar.
- ¿No me escuchas o qué estúpida? – dijo nuevamente, pero esta vez acercándose a mí.
¿Dónde está el profesor cuando se requiere de su ayuda?
- Mírame cuando te hablo – mencionó nuevamente, pero esta vez tomándome del rostro.
El simple sentir de su tacto hizo que yo me pusiera alerta, me alejé de ella rápidamente poniéndome de pie, sin embargo, esta imitó mi acción y se acercó a pasos grandes.
A medida que avanzaba su mirada se hacía más tenebrosa.
Después de lo que me pasó me repetí a mi misma que no volvería a agachar la cabeza, que lo superaría. Sin embargo, aquí estoy yo, con la cabeza agachada y sintiéndome una vez más inferior.
La morena llegó rápidamente a mí, se quedó mirándome un largo tiempo hasta que alzó la mano, creí que me abofetearía y solo esperé el momento para terminar con esto de una vez, pero ese momento nunca llegó.
Doblé un poco el rostro y pude ver a Kayden, estaba de pie al costado de Miranda sosteniendo su brazo.
Su mirada era fría como un hielo, la pelinegra volteo para ver con esos ojos llenos de furia quien osaba a retarla, cuando de repente esos mismos pares de ojos se tornaron de asombro.
- Ya basta, deja de hacer tanto escándalo – dijo de lo más calmado.
- ¿No viste lo que te hiso? Solo te estoy defendiendo
- Nunca te pedí que lo hagas, ahora vuelve a tu posición antes de que el entrenador vuelva.
La morena estuvo a punto de contradecir cuando de repente el entrenador entró.
- ¿Qué diablos hacen todos parados? – mencionó enojado - ¡pónganse a trabajar flojos!
Mis compañeros volvieron nuevamente a sus actividades y una Miranda muy cabreada también lo hizo, pasando por mi lado y empujándome en el proceso.
Dios, que miedo
- Vamos Aysel – dijo mi compañero
Me sentía tan avergonzada que ni siquiera pude mirarlo a la cara, pasé por su costado hasta llegar a nuestra antigua posición.
- Se que fue de casualidad, no importa- dijo suavemente con una mirada que no pude descifrar
Estuve a punto de contestar cuando de repente el profesor habló.
- Muy bien ahora es turno de que las damas se sienten y su compañero les tome del tobillo – dichas palabras fueron mencionadas tan rápidas como las acciones de mis compañeros quienes se ponían en posición.
Me quede mirando el piso unos segundos y luego alterné la vista con mi compañero.
No quiero hacerlo.
Resignada y con un gran sentimiento de miedo me senté en el piso.
El uniforme deportivo es demasiado ancho como para tapar la piel de mis tobillos, pero al parecer la suerte no está de mi lado ya que al acomodarme en el piso esta se levantó mostrando una parte de mi piel, me lo baje rápidamente sin embargo, no servía de nada ya que se volvía a alzar.
Intenté bajar nuevamente el pantalón cuando de repente un par de manos se aferró a mi buso, alcé la mirada para encontrarme con esos dos ojos de color marrón.
Estaban brillando, ¿por qué brillan?
¿Me volví loca o es que me consumí algún tipo de droga y no sé?
Kayden tomo mi buso y lo bajo un poco para cubrir mi piel descubierta, luego entorno ambas manos en mi tobillo y dio un ligero apretón como para que la tela no vuelva a subirse.
¿Acaso habrá notado mi problema con el contacto físico?
No, no creo ¿o sí?
- Empieza Aysel – dijo mi compañero nuevamente con esa voz llena de paz.
¿Por qué mierda me gusta como suena mi nombre en su voz?
Creo que en verdad estoy drogada o ¿será porque me salvó de esa víbora?
¿Podría el cabrón del autobús ser un posible aliado?
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Tu y yo siendo un terrible comienzo
RomanceDolor y tristeza es lo que siente Aysel cada vez que cierra los ojos, la sensación de asfixia no desaparece por más que lo intente. Aysel Cordova es una joven de tan solo dieciséis años llena de luz y esperanza como solía decirlo su hermano, pero ¿...