"No me suelta"
Aysel
2 horas
Han pasado dos horas de clase y no logro concentrarme.
Demonios
No logro centrarme luego de que Kayden me defendiera y le diga prácticamente a todo el salón que estoy con él.
¿qué diablos me pasa?
Estoy muy confundida, alterada, distraída; pero a la vez consciente de todo. Tener a mi lado a este intruso no me ayuda, siento su piel rozar la mía, siento el ritmo de su respiración y de momentos siento que sus ojos se posan sobre mí, viéndome sutilmente.
Inclusive puedo sentir su risa burlona.
¿Por qué mierda acepté su juego? ¿Qué trama? ¿quiere hacerme daño?
Las preguntas llegan a mi mente de manera automática y no sé qué hacer.
Me duele el cerebro, joder.
Me froto la cabeza producto del dolor punzante, cuando de repente alguien me empuja el codo sutilmente.
- ¿estás bien? – menciona con un susurro mi supuesto "novio".
- ¿por qué no lo estaría? – digo evitando el contacto visual y alejando mi brazo suavemente.
- Porque hace rato te veo frotando tu cabeza. Además, ¿por qué no me miras? – dice con esa voz gruesa que tiene – por si acaso no robo almas o algo así. – menciona a broma, ocasionando que ría un poco.
- Cállate – digo a secas, eliminando la sonrisa que tenía antes.
- Te reíste – dice empujando mi hombro con el suyo.
- No
- Si lo hiciste- vuelve a insistir.
- Que no joder – digo un poco molesta y fastidiada, haciendo que este diga las siguientes palabras.
- Lo siento, no te molestaré – menciona y se voltea rápidamente.
El resto de la clase transcurre con normalidad. Kayden no me ve ni una vez, tampoco me habla o juguetea.
Carajo, no debí tratarlo de esa forma, pero me confunde. No sé si está jugando conmigo o qué trama.
La profesora se despide del salón y da pase a la hora de receso.
Guardo mis cosas y me decido a hablar de una vez y solucionar esta estupidez con mi compañero de banca, pero este se levanta y se aleja rápidamente.
Lo persigo por todo el pasillo y logro alcanzarlo.
- Ey, hablemos – digo a secas.
Mierda ¿por qué no puedo hablar tranquila?
- Ya dije que no te molestaría, dejémoslo ahí – menciona mientras se suelta de mi agarre.
Camina a paso apresurado y lo único que puedo hacer es correr para volver a alcanzarlo, lográndolo con éxito. Sin embargo, esta vez no lo cojo de la manga, sino que lo tomo de la mano.
Noto que su mano está fría. Levanto la mirada para observarlo y veo como sus ojos apuntan a la unión de nuestras manos.
Mi mente me dice automáticamente que me separe, pero por alguna razón mi cuerpo se mantiene en su misma posición.
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Tu y yo siendo un terrible comienzo
RomanceDolor y tristeza es lo que siente Aysel cada vez que cierra los ojos, la sensación de asfixia no desaparece por más que lo intente. Aysel Cordova es una joven de tan solo dieciséis años llena de luz y esperanza como solía decirlo su hermano, pero ¿...