[Capítulo V]

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Aquella palabra se encontraba haciendo eco en mi sistema auditivo, tales cinco letras se contaban entre ellas una y otra vez, no paraban de sonar.

Will Graham no se veía como una persona que tendría una pareja, se veía muy tranquilo y desinteresado ante esos temas, los fuertes vínculos amorosos, pero, veo que me equivoqué esta vez de análisis, fallé, no tomé en cuenta que también por su apariencia atrayente que derivaba, cualquier dama se le acercaría para obtener su corazón, es un hermoso mortal, Will Graham es una combinación majestuosa entre el invierno y el verano, su aroma a hierbas frescas que dejaba intacto en todo lo que sus manos tomaban o atesoraban, su piel blanca como la vista clara de copos de nieve cayendo de los cielos contra la tierra, sus pestañas perfectamente largas y rizadas, sus labios rojos como el color de mis entrañas, el vivo de las rosas que se encontraban adornando mis rosales en el jardín del palacio, el sonido pacífico de su voz, era como escuchar las gotas de lluvia salpicarme en la cara, dándome la paz que añoraba sentir, eso es Will Graham, así es como mis pupilas, mi mente y mi sed lo describen desde el momento en que lo vi y sentí su respiración rodeándome.

Finalmente decido hablar.

—Oh, es tu novia, mi nombre es Hannibal Lecter Sforza, encantado en conocerla. —dije.

—Es usted un encanto señor Lecter, es un honor muy grande para mi conocerlo, Will habla mucho de usted y de lo muy talentoso que es en las ramas que se derivan del arte, espero tener la oportunidad de algún día ver sus pinturas, de seguro serán maravillosas. —dijo sonriendo y mirándome directamente a mis ojos.

Me hubiera encantado que cada palabra que hubiera dicho fuese cierta, pero en esta mujer no había nada más que negatividad, su mente me estaba diciendo otra cosa en este preciso momento, no me caía bien, desconozco lo que le habrá visto Will, pero, tiene un pésimo gusto en las mujeres.

Simplemente le respondí con la misma máscara con la que ella me respondió, acompañada de una sonrisa falsa por supuesto, de la misma manera en que me reciben o me hablan, yo les doy mi respuesta.

—Gracias, en algún momento tendrás la oportunidad de verlas, mientras, sigue esperando paciente por ese día. —respondí con cierto tono de coraje en mis palabras, aborrecía la falsedad en las personas, era muy fácil mostrarte con la verdad y no tener que fingir interés por alguien o mostrarte simpático.

Tal vez sus trucos funcionaban con los mortales, pero ya que yo no era uno de ellos, su cara se hubiera transformado en una de miedo al saber que podía saber lo que sus pensamientos decían de mí.

Me mira fija, sintió el coraje en mi voz, por lo que me mira estupefacta, solo me lo dice mediante su mirada, quiere que Will no lo note y así pasa, no logra darse cuenta de nuestro conflicto interno.

Will está tan metido en su mente preocupado por causar una buena impresión para mí y que intente caerme bien su novia, lo primero es lo único que me importa, el causó una buena impresión desde el momento en que mis ojos lo vieron por primera vez, permitiéndome saborear su aroma delirante que me llevó a la misma demencia.

—No quisiera dejarlos, pero mi familia me está esperando, Will, me preguntaba, ¿Tienes forma de llegar al palacio, no te gustaría que te lleváramos? —pregunto.

—Oh, no señor Lecter, pasaré esta noche con Molly, iré al palacio mañana por la mañana, pero gracias por estar atento. —dijo.

—Está bien, tengan buena noche, adiós, nos vemos mañana Will. —dije dándoles un asentimiento de cabeza y marchándome.

Sigo con mi camino, buscando a mi familia, veo a lo lejos a Mischa con un muchacho, por la sonrisa que mantiene en su rostro, tal vez es la persona de la que está interesada, se mira tan feliz, no quiero que sufra cuando tenga que darle un alto a esa felicidad, pero, tarde o temprano tendrá que hacerlo, si aquel mortal no la acepta como lo que verdaderamente es, me dolería mucho ver a mi hermana menor lastimada, de todos modos, estaré allí siempre para ella, seré su pañuelo de lágrimas y consuelo, tal cual me lo prometí desde el momento en que solo era un feto en el vientre de mi querida madre.

Luna Roja- Fabiana Jalil MuñozDonde viven las historias. Descúbrelo ahora