7.

3.2K 183 26
                                    

LUNA

Termino de abrochar la cremallera de aquel vestido negro que me había dejado Sandra para la fiesta de esta noche. A pesar de que no era muy fan de llevarlos, y por eso mi amiga tuvo que prestarme uno, lo cierto es que aquella prenda hacía que mis curvas resaltaran y llegara a gustarme.

Busco mis botas de confianza mientras suena por toda mi habitación una canción cualquiera de Quevedo. Respiro aliviada al encontrarlas al final de mi armario. Después de la aburrida cena de ayer con gran parte de los miembros de la empresa de mi padre y sus respectivas familias, me negaba a tener que vestir de nuevo unos tacones de aguja con los que, por cierto, casi me caigo al salir del coche. Di gracias a mis buenos reflejos por salvarme de aquella caída porque de haber pasado, probablemente hubiera acabado con la pierna rota. Quitando ese último percance, el día de ayer no fue tan malo como esperaba. Independientemente de como me salió el examen, éramos libres por fin. Motivo más que suficiente para celebrar hoy.

Termino de prepararme, opto por un maquillaje no demasiado cargado y salgo del cuarto de baño dejando todo desordenado. Ya tendría tiempo para arreglar aquel desastre mañana. Bajo las escaleras mientras desbloqueo mi móvil para mandarle a Pablo una foto que me he hecho en el espejo minutos antes. No obtengo respuesta aún por lo que guardo el teléfono en el diminuto bolso que he elegido. Que, tras mucho esfuerzo, consigo que encaje.

- No llegues tarde Luna. -dice mi madre desde el sofá en cuanto me ve aparecer por allí. La película que estaba viendo acaba de terminar y su intención era irse a dormir en breves.

- Vale mamá. -termino de retocar mi pintalabios rojo en el pequeño espejo que tenemos en el salón.

- No aceptes bebidas de desconocidos. -se incorpora y recoloca sus gafas.

- Vale mamá.

- Y mucho menos te montes en el coche con alguien que ha bebido.

- Que si mamá. -resoplo.- Además, nos lleva y nos recoge el padre de Sandra.

Mi madre asintió aparentemente convencida. No solía salir mucho de fiesta pero siempre que salía, me daba la misma charla y había llegado un punto en el que me la sabía de memoria. Por suerte, es consciente de lo suficientemente responsable que soy como para no hacer ninguna locura que ponga mi vida en peligro.

- Si neces...

- Espera, que ya termino yo. -me giro sobre mi misma para mirarla.- Si necesito volver a casa antes de tiempo, te llamo o me pillo un taxi. No me vengo ni en metro ni andando. Llevo dinero y si pasa algo, tengo los números de emergencias en el teléfono. Ah sí, y nada de fumar.

Mi madre vuelve a asentir dejando escapar una pequeña risa.

- Y se te olvida lo más importante, cariño. -se acerca a mí y peina algunos mechones rebeldes que salen de mi trenza.

Intento recordar la lista de las cosas que solía decirme antes de salir. Frunzo el ceño. No recordaba ninguna más allá de las típicas.

- Pasártelo bien. -deja sobre mi mejilla un beso sonoro. Asiento con una de mis mejores sonrisas.- Con cabeza eh.

- Siempre.

Un whatsapp de Sandra avisándome de que estaban llegando me hizo acortar aquel momento con mi madre y despedirme de ella. Después de eso y de volver a confirmarla que cumpliría toda y cada una de sus normas, salí de casa. El padre de Sandra se había ofrecido a llevarnos y a recogernos, y en parte se lo agradecía porque el taxi desde la dirección de la discoteca que me había mandado Pablo hasta mi casa, costaba un ojo de la cara. Y yo todavía millonaria no era.

ONLINE | Pablo Gavi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora