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LUNA

Trato de corregir con un poco de corrector las ojeras sumamente pronunciadas de mi cara. Haber dormido apenas tres horas me ha pasado factura y ahora mismo se puede decir que soy más sueño que persona. Aunque no niego que mereció la pena. Tras varios minutos intentando disimular mi complejo de panda, cojo mi mochila y salgo de casa. Esta vez me toca coger el metro y mínimo son unos treinta minutos hasta llegar a mi queridísimo instituto. Nótese la ironía.

Me colocó los airpods y en cuestión de segundos me sumerjo en mi playlist favorita mientras asimilo la conversación que tuve anoche con Pablo. Algo dentro de mí se remueve al recordar como me llamó "mi niña" en varias ocasiones y no puedo evitar sonreír. ¿De verdad alguien puede pillarse por una persona simplemente con escucharla hablar? Meses atrás me hubiera negado totalmente pero ahora mi respuesta empieza a estar dudosa. Es todo un riesgo y mi mente no puede evitar ponerse en todas las situaciones posibles. Desde que nos conozcamos y todo se quede en una bonita amistad hasta conocernos y que acabe siendo el amor de mi vida.

Entro en clase bajo la atenta mirada de mi grupo de amigas. Mientras ellas anoche debatían sobre si hoy cenábamos finalmente pizza o hamburguesa, yo me mantenía al margen mandando algún que otro sticker para hacer acto de presencia. Se olían algo seguro pero por suerte no tuvieron tiempo de acribillarme a preguntas porque Emilio, nuestro profesor de matemáticas, acababa de llegar.

- Que mala cara tienes, compi. -habla Sandra en cuanto tomo asiento. Engancho mi mochila al respaldo de la silla y me giro para poder mirarla.

- He estado casi toda la noche en llamada con Pablo. -me acerco a su oreja para que nadie escuche nada. Lo que menos quería era tener a toda la clase pendiente de mi vida privada y más sabiendo que aquí los cotilleos corren como la pólvora.

Sandra abre mucho los ojos y luego deja escapar de su boca una sonrisa pícara. Miedo me da cualquiera de los pensamientos que fluyen por esa cabecita.

- ¿Y bien?

- Luego te cuento. -rio levemente. Saco el libro y busco la página por la que lo dejamos en la última clase. Su ceño fruncido hace ver que no está conforme con que tenga que dejarla con la intriga.

Para mi suerte, las horas siguientes hasta el recreo se pasan en un abrir y cerrar de ojos. Cosa que agradezco porque tener matemáticas, biología e historia sin descanso es un castigo. Aunque reconozco que gran parte de culpa la tiene el haber estado pensando en Pablo y en los múltiples escenarios posibles respecto a nuestro esperado encuentro, que aunque aún no tenía fecha, me aseguró que sería antes de lo que imaginaba. Lo esperaba con ansias.

PABLO GAVI

- Tierra llamando a Gavi, Tierra llamando a Gavi. -Ferran pasaba sus manos por delante de mis ojos a la vez que chasqueaba sus dedos.

- ¿Qué pasa? -desvío mi mirada del punto fijo en el que me había quedado embobado y dejo ver mi habitual cara de asco.

- Que estás en babia. -ríe Pedri a su lado mientras me lanza un balón que capto al vuelo. Que reflejos.

Ignoro sus comentarios y ruedo los ojos. Tenían razón. Desde que llegamos al entrenamiento había estado más descentrado que de costumbre y Xavi ya había llamado mi atención varias veces. "Otro fallo más y das quince vueltas corriendo al campo", recordé las palabras que había dicho hace escasos diez minutos.

ONLINE | Pablo Gavi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora