10.

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LUNA

Los días avanzaban a la velocidad de la luz. Pasaba la mayor parte del tiempo con Julián y con mis abuelos, también con mis padres, y desde hace dos días, mis noches le pertenecían a mi primo y su grupo de amigos, encargados de sacarme de casa para hacer cualquier plan improvisado después de la cena. Y hoy no iba a ser la excepción.

Estábamos a miércoles. Tan solo me quedaban dos días aquí y, sorprendentemente, me lo estaba pasando tan bien que sabía que en el fondo iba a echar de menos esto al volver a mi rutina en mi querida Barcelona. Algo que creía impensable antes de llegar.

Estos días apenas había tenido tiempo para hablar mucho con Pablo, al menos no tanto como solíamos estar acostumbrados. Él había estado centrado en los entrenamientos para el partido de esta noche y yo simplemente me había limitado a desconectar del mundo virtual en su justa medida. Aunque eso no quitaba que alguna noche que otra, a las tantas de la madrugada cuando llegaba a casa, Pablo y yo nos llamásemos para saber el uno del otro.

Termino de arreglarme justo cuando Julián sube a mi habitación. La cena había terminado hace apróximadamente un cuarto de hora y, aunque mi primo esta vez no había estado cenando con nosotros, sus mejillas rosadas y su respiración agitada me indicaban que acababa de llegar a casa de mis abuelos y se había dejado la vida subiendo las escaleras.

- Respira chiquillo. -rio mientras busco una de mis sudaderas en la maleta.

- Recuérdame que no vuelva a hacer ejercicio en mucho tiempo, ya estoy servido para varios meses. -se sienta sobre mi cama y no tarda en dejar caer su cuerpo sobre ella.

Niego mientras le lanzo uno de los cojines que hay sobre la silla del escritorio pero lo consigue esquivar.

- ¿Qué planes hay para esta noche?

- Martín, Miguel y Juanjo querían ver el partido del Barça contra el Betis. -suelta por su boca con la mirada fija en el techo.- Empieza en diez minutos.

Mi cuerpo se tensa al escuchar aquello. Aunque nadie sabe que he tenido algún que otro encuentro con Pablo, y que además llevo bastantes semanas hablando con él, algo dentro de mí se prende al pensar que voy a verlo a través de una pantalla.

- Pero tranqui, sé que el fútbol no es lo que más te apasiona en el mundo y les he dicho que iríamos cuando acabase. -dice finalmente.

Mierda. Para ser sinceros, tenía ganas de ver aquel partido. A pesar de que me gustaba más la versión de persona normal de Pablo, su faceta futbolística estaba empezando a llamar mi atención si eso implicaba verle. De ahí que últimamente me hiciera algo más de ilusión ver como un grupito de tíos corren detrás de un balón. Sorprendente viniendo de mi, ¿verdad?

- Oye, Juli, de verdad que a mi no me importa ir a verlo. -le miro fijamente.- Cuando estoy en Barcelona mis amigas me arrastran al Camp Nou para ver algunos, le estoy cogiendo el puntillo a los partidos. -explico.

Aunque me gustaría que supiera que lo que realmente me interesa es Pablo, me contengo. En algún momento se tendría que enterar pero desde luego que no iba a ser ahora. Las cosas de palacio van despacio y, aunque la situación entre Pablo y yo está bien, no somos nada más allá de amigos. Amigos especiales, puede ser. Pero amigos.

- ¿Estás segura? -Julián pregunta dubitativo. Yo, sin embargo, me apresuro a asentir y él acaba aceptando y llamando a Martín para avisarle de que en breves estaríamos por allí.

ONLINE | Pablo Gavi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora