8

657 89 11
                                    

Estampó sus labios contra los míos en un beso apasionado. No tuve tiempo de reaccionar, sólo pude jadear al sentir su polla dura contra mí y sus labios devorarme con ferocidad. No podía creerlo.

Estaba pasando al fin.

Dios.

Mío.

Tuve que retomar el beso con algo de prisa, no quería que se acabase antes de que pudiera disfrutarlo. Sus manos viajaron a mi cintura y apretaron con fuerza, haciéndome gemir contra sus labios. Chupó mi labio inferior y su lengua se introdujo sin permiso en mi cavidad bucal, explorándola. La tomé de la nuca y me sostuve desde ahí.

Nos separamos por falta de aire y me miró a los ojos. Pude verlo.

Se arrepiente. Lo hará una y mil veces.

Se alejó de mi abruptamente y me dió la espalda, suspirando.

— ¿Qué acabo de hacer? — Preguntó con un tono de preocupación, echando su cabello  hacia atrás en señal de estrés.

M-Mamá, yo... — Negó.

— Fue un error, discúlpame, Jen. No quería hacerlo. Fue un impulso y... Mierda, bebé, lo lamento mucho. — Se arrodilló frente a mí y tomó sus manos entre las mías, agachando la cabeza.

— Lisa...

— Lo siento. Puedo comprarte un pasaje de vuelta a casa, incluso dejarte el departamento si así lo deseas. — Suspiré con fuerza cuando me interrumpió.

— No quiero nada de lo que dijiste. — Me crucé de brazos.

— Entonces dime, Jennie. Dime lo que quieres y te lo daré.

— Te quiero a ti, Lalisa. ¿Qué no lo ves? Siempre he estado aquí, esperándote. Y no hablo del amor materno; de eso he tenido suficiente aunque te hayas ido cuando tenía cinco. Quiero de ti, mamá, quiero de tu cuerpo, tus labios, tu piel, todo. Tienes todo lo que necesito, así que ven aquí y ámame.

Respiró con frustración, negando nuevamente.

— Esto está mal, Jane. Y lo siento, de verdad. Te prometo que no volveré a tocarte un pelo por más que quieras.

Me miró con ojos profundos y bañados en arrepentimiento puro; era como si me estuviesen apuñalando con un jodido cuchillo el corazón, una y otra vez. Se dió la vuelta y gruñó.

— ¿Y si quiero que me toques? — Me acerqué con lentitud. Su espalda bien trabajada me ponía mucho, pero no era momento de excitarme — Lili, te he anhelado tanto, ¿Y ahora que te tengo me quieres alejar de ti? — Volteó hacia mí, mirándome con un deseo inconfundible. — Simplemente no. No puedo permitir que quieras irte de mi lado, no otra vez.

— Jennie...

— No, Lisa. — Puse sus manos en mi cintura y se aferró como si fuese su salvavidas. — No puedes negar lo qué pasa entre nosotras. ¿Qué pasa? ¿Te da miedo admitir que te gusta la niña que viste "crecer"? — Afligió su rostro. — No puedo comprenderte.

— ¿Sabes la controversia que se generaría allá afuera? Todos los medios saben que mi hija ha vuelto y saben quién eres también, Jane.

— ¿Así que eso es lo que importa? ¿Lo que la gente dirá?

Quitó sus manos y las puso en mis hombros, enfocando mi vista en ella.

— No me interesa lo que la gente diga de mí, Jennie, me interesa lo que digan de ti. Empezar tu carrera de pintora con polémicas no servirá de nada si quieres saltar al estrellato.

— No me importa echar a perder mi carrera por tener tu amor, Lisa, entiéndelo ya.
— Grito.

Mis ojos se pusieron acuosos. No quería llorar frente a ella, realmente no, pero mi corazón se partía en pedazos a cada maldito segundo cuando oía su voz negándome.

Quise alcanzarla con mis manos, pero se alejó.

— No va a poder ser.

Solté un sonido lastimero al ver cómo se iba de mis brazos, rompí en llanto, me derrumbé por completo. ¿Así que esto se sentía tener el corazón partido? Pues era horrible.
Mi mundo se desmoronaba a cada segundo. No podía oír nada más que mi respiración agitada y mis latidos, algo que era por defecto de mi cuerpo. Lo sentía tan dentro que no parecía de mi anatomía, sino un sonido externo. Caí de rodillas al suelo poniendo una mano en mi pecho, sintiendo el dolor. Odiándome por creer que se quedaría a mi lado, que lucharía por estar conmigo pase lo que pase, sin importar la tormenta que tenga que pasar ni que nos encontremos en el ojo del huracán. Y sabía, sabía que lo hacía para protegerme, pero no podía evitar pensar que realmente no sentía nada por mí.

Corrí hacia mi habitación y me encerré dentro, lanzándome a mi cama. Finalmente solté sollozos con dolor, dejándome ir.

Me quedé dormida en un profundo sueño.
Un sueño en el que Lisa y yo éramos felices.

[...]

Corto pero potente

𝗛𝗲𝗮𝗿𝘁 𝘁𝗼 𝗛𝗲𝗮𝗿𝘁 | 𝗝𝗟Where stories live. Discover now