21

416 52 1
                                    

La línea telefónica se sumió en un silencio profundo.

— Lisa...

— ¿Por qué...? ¿Por qué, Jennie?

No lo pienso dos veces.

— Porque no puedo vivir sin ti. — Digo, mi voz rompiéndose inevitablemente.

Niega con la cabeza.

— Claro que puedes. Has podido por once años, ¿Por qué no ahora? — Dice, con tono afligido; tratando de entenderme.

Sus ojos reflejan angustia... Y, definitivamente lo que menos quiero por su parte, es lástima.

— Porque en ese entonces era una niña. Soy una mujer ahora, y este sentimiento repentino de amarte no ha hecho más que confundirme. — Me justifiqué.

Ella suspiró.

La guardia vino a decirnos que nos quedaban diez minutos más, desapareciendo con el ruido de sus botas chocar contra el suelo desvaneciéndose a cada paso que daba.

— Jennie. Todo mi dinero, propiedades, autos, lo que sea, son para ti. No permitas que nadie más se atreva a tocarlo. Lo siento mucho, amor mío, siento por todo lo que tuviste que pasar por mi puta culpa, pero no encuentro otra forma de enmendar lo que hice estando tras las rejas. Soy una estúpida.

Una lágrima resbala en mi piel, quemándola.

— No eres una estúpida— Suspiro, intentando contener la tristeza que inunda mi pecho.
— Eres mi maldito mundo.

Ella sonríe, con pena.

— Tú eres más que eso para mí. — Una lágrima se desliza por su mejilla. — Mi adoración, mi, mi... Mi todo.

Su aspecto es deplorable; está mucho más delgada. Su piel opaca, ojeras, y en sus brazos, algunos moretones y cortadas cicatrizando. Mueve su pie de un lado a otro; en cada sonido brusco qué hay está alerta, volteando hacia los lados.
De repente siento tanta pena por ella.

— Te quiero. — Susurro.

— No más que yo. — Estrujó sus manos.

Pronto, el grotesco oficial de policía vino a avisarnos que la visita ya había terminado.
Jaló a Lalisa de su horrible uniforme, y me miró acusatoriamente.

Caminé arrastrando mis pies. De nada serviría alborotarme y tratar de alcanzarla, además de que está prohibido el contacto entre
preso-visitante.

Intentando detener el llanto en mis ojos, crucé la puerta de salida de la cárcel; rota, sucia, así me sentía. Una rosa marchita que entre tanto sufrimiento había podido florecer puesto a que encontró a su sol, pero le fue arrebatado por una tormenta, así, volviendo a lo que era; un montón de pétalos secos.

[...]

Lisa's pov:

Con el rostro empapado de lágrimas, fui arrastrada hacia mi pabellón nuevamente.

Fui lanzada a mi celda, cayendo al suelo sucio y sin baldosas. Mi compañera de cuarto, Hwasa, rió sin gracia.

— Es lo mínimo que te mereces después de todo. — Murmura, y sé que es cierto. — A ver, marica... Ven, te ayudo.

Me levantó y me sentó en la cama inferior de la litera.

— Me merezco más que esto, tienes razón.
— Digo, intentando no llorar más. — La he lastimado tanto... Tú lo sabes; te lo conté. Ella no necesitaba esta mierda en su vida, no debí de haberla buscado en un principio. Soy tan estúpida.

Hwasa le dió una calada a su cigarrillo y cruzó sus piernas. — Sí, lo eres.

— No quería que se sintiese abandonada, yo... La dejé, y, s-solo... Sólo quería que sepa que no estaba sola, que algún día iba a volver.  Si tan solo hubieses visto su mirada ese día soleado que partí, tan esperanzada de que volvería a verme... Y hoy en día está hecha toda una adolescente... — Susurré, mirando mis manos.

— Pero no puedes amarla. — Finalizó mi compañera. Yo negué.

— Claro que no puedo.

Y es por eso que voy a actuar, tan pronto como sea.

[...]

cap corto xq estamos a uno del final

𝗛𝗲𝗮𝗿𝘁 𝘁𝗼 𝗛𝗲𝗮𝗿𝘁 | 𝗝𝗟Where stories live. Discover now