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Jennie's pov.

Me hundí en lágrimas al ver a Lisa salir de mi cuarto.
Aún peor, cuando comencé a escuchar gemidos en la otra habitación no tan lejana a mí.
Me sentía del carajo. ¿Tan fácil soy de reemplazar, que apenas llega esta mujer logra hacer olvidar a mi madre que es a mi a quien ama?

Sollocé mientras limpiaba inútilmente las gotas saladas con la manga de mi pijama. Seguían bajando, de todos modos.
Procuré intentar callar al llorar, mas no me fue posible. Sentía mi cuerpo entumecido del dolor, como si me hubiesen apuñalado en el pecho unas quinientas veces y aún así, siguiese viva.
El dolor de la traición era tan fuerte, que me ahogaba. Quería que Lisa me consolara como suele hacerlo, que me acaricie el cabello susurrándome que todo estará bien.

Pero ella es quien me clavó un puñal en la espalda.

Ella es a quien dejé por mi madre biológica, a quien elegí primero antes que a nadie.

Y es de quien me alejaré si no prioriza lo que tiene que priorizar.

Ahora, me encuentro sumida en un mar de llanto. Simplemente no puedo parar.
El oír los gemidos desesperados del orgasmo de Rosé me dieron a entender que sí estaban ocupadas, pero sólo duraron unos quince minutos. Menos de lo que esperaba, pero agradezco que así sea.

Sentía mi boca seca, así que decidí salir a tomar un vaso de agua. Abrí la puerta y Lalisa casi se cae, al parecer, estaba escuchando.

— Y-Yo– Jennie... — Susurró al ver mis ojos rojos e hinchados. — Cariño, ¿Estás bien?

— Lo estoy, Lisa. Ahora déjame pasar. — Negó, poniéndose en mi camino. — Lisa. — Advertí.

— Jen, yo...

— ¡Déjame en paz de una jodida vez! ¡Finalmente obtuviste lo que querías, que me aleje de ti! — Inevitablemente exploté.

Tomó mi mano, pero me aparté.

— J-Jennie... Yo... Yo puedo explicar-

— ¿Qué me vas a explicar, ah? ¡¿Que fuiste débil a los recuerdos y te diste cuenta de que realmente todo lo que le has dicho a tu "niña" eran falacias?! ¡No me jodas!

— ¡Cálmate y déjame explicar! — Me gritó, intentando tranquilizarme.

Peeo yo estaba fuera de control y sentía la ira bombear en mis venas, simplemente no podía parar de soltar acusaciones.

— ¡Me mentiste! ¡Mentiste! ¡Eres una jodida mentirosa, como todos los que me rodean! ¡Me reemplazaste, como todos hacen!

Comencé a golpear su pecho con mis puños, ella retrocediendo, yo acercándome. Pero me envolvió en un abrazo fuerte, y mientras trataba de zafarme, sollozaba con dolor.

— ¡M-Mentiste...! Mentiste...

Me apretó más a ella y comenzó a arrullarme como si de un bebé se tratase. Cuando menos me lo esperaba, caí rendida por el cansancio en sus brazos.
Sentí como me llevaba a su cama, seguido de ello, se metía conmigo, arropándome.

Su calor detrás de mí me hacía saber que se quedaría conmigo. Que no iría con Rosé, al menos, no ahora.

El sueño terminó ganándome de mano, sintiendo su compañía.

[...]

Al día siguiente, sentía la cama vacía y fría. No entendía por qué, hasta que recordé que ella había dormido conmigo anoche.

Y ahora, no estaba, simplemente se había esfumado.

Me levanté y preparé toda mi rutina de mañana, para luego ponerme algo cómodo para estar en casa y salir. Eran las 10:30 AM, supongo que ya no estaban en casa.

𝗛𝗲𝗮𝗿𝘁 𝘁𝗼 𝗛𝗲𝗮𝗿𝘁 | 𝗝𝗟Where stories live. Discover now