IV: "¿Celos fuera de control?"

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Adela

—¡Ay, por favor, Adela! Tienes que asistir, debes de distraerte un poco —insistió la rubia.

Ella ya llevaba como diez minutos tratando de convencerme en asistir a una de sus tantas fiestas elegantes que organizaban sus padres cada mes. Andaba jalándome del brazo e insistiéndome tal y como una niña pequeña. Hice un esfuerzo en ocultar mi fastidio.

—Chars, dije que no.

—Ay, Adela —frunció el ceño, cruzando sus brazos con algo de molestia—, no puedes estar todos los días veinticuatro siete trabajando aquí. También tienes que salir de vez en cuando a distraer tu mente —dirigió su vista a la albina—. Tú y ella.

—Lo dices como si fuera algo malo —me puse a limpiar una de las mesas que estaban sucias mientras hablaba con ella—. No es tan malo trabajar aquí, o al menos no para mí.

—Para mí sí —dijo Vagatha, acercándose a nosotras y uniéndose a la conversación—. No veo la hora de dejar de trabajar aquí.

—No es... tan malo.

—Habla por ti. Es fastidioso escuchar las quejas de la gente sobre mí todo el tiempo.

—Eso es porque te la pasas siempre de gruñona. A veces no eres amable con los clientes.

—Tengo mañanas pésimas.

—¿Todos los días?

—Bueno, no todas... pero lo de gruñona creo que ya es algo mío natural desde niña.

Rodé los ojos y seguí limpiando.

—¿Tú sí vendrás? —preguntó la rubia a Vagatha.

—Eeeh....

—¿Tampoco vendrás? —se mostró decepcionada.

—Está bien —acepté con fastidio de una vez su propuesta—, sí iré.

—¿De verdad? —alzó la voz alegre, empezando a dar pequeños saltos como si fuera una niña que le acaban de dar algún dulce.

Al principio al conocer a esta mujer con su inmadura personalidad, me había sorprendido a mí misma, ya que siempre había detestado a ese tipo de gente con esa personalidad tan alegre, pero ella es la excepción. A veces me molesta que se ponga así, pero le agarré cariño, así que no me importa mucho lo tan infantil y dramática que se ponga casi frecuentemente.

—Claro. Sé que todos los hijos de los amigos de tus padres no se llevan muy bien contigo, así que me gustaría hacerte compañía para que tengas a alguien con quien hablar.

—¡Ay, eres tan considerada! ¡Te lo agradezco! —me dio un fuerte e inesperado abrazo.

—Sí, sí, sí, ya puedes soltarme. Me estás asfixiando —dije a duras penas, hasta que finalmente me soltó y pude sentir alivio una vez más.

—Yo también iré —confirmó Vagatha.

—¡Genial, mis dos mejores amigas vendrán! —puso una gran y radiante sonrisa, hasta que escuchó un toque en el gran ventanal que tenía al lado, afuera estaba su chofer, indicándole que ya se tenían que ir. Fue a la salida y, antes de salir, nos habló—. Ya vinieron por mí. Y por cierto, si quieren pueden traer algún acompañante. Yo invitaré a Seviathan —lo dijo con un tono y cara de enamorada.

Vagatha rodó los ojos y habló.

—Si, bueno, yo iré sola.

—Podrías decirle a Anthony que sea tu acompañante —le recomendé, divertida.

Strange Obsession [Alastor]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora