X: "Cambio de planes"

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Alastor

Lo que pasó en la cena con Adela esa noche.

Después de haberla dormido dejé en el suelo lentamente su cabeza, me puse de pie y volví a meter mi pañuelo con cloroformo dentro de mi saco. Me quedé viéndola por unos segundos y apreciandola desde esta distancia. Se veía tan tranquila y angelical durmiendo que casi se podría pasar por un verdadero angel. Lástima que no lo fuera.

Ya estaba ansioso por tenerla bajo mi control y hacer con ella lo que quisiera, y desde ahora iba a empezar. Ya quería escuchar sus gritos de dolor y de suplicas, pensar en eso me hacía sentir emocionado, porque iba a hacer con ella lo que quisiera sabiendo que ella tal vez... y sólo tal vez, sea mi obsesión del momento.

Todo el tiempo me e pasado pensando en ella y en cómo sería compartir mis fantasías retorcidas con ella. Nunca había pensado en golpear a una mujer sin que no me haya hecho nada, pero en este caso, me apetecía hacerlo sólo por placer. Me gusta ver a la gente sufrir, pero me gustaría aún más viniendo ese sufrimiento de ella y que sea yo quien se lo esté provocando.

Okey, tenía muy en claro que mi forma de posesión era rara. Me encanta tener el control sobre la gente, y en este caso, también hacerla sentir como si fuera de mi posesión.

Todos estos tipos de pensamientos se me cruzaban por la mente cada vez que la espiaba desde la distancia en la calle o en su área de trabajo, era lo que hacía casi todos los días cada vez que podía y me apetecía hacerlo. Quería saber todo de ella; cuales eran sus fetiches, sus horarios de trabajo, sus relaciones de amistad, cómo se portaba con todo el mundo, en resumen, todo. Era una necesidad para mí y ni siquiera sabía el por qué le había agarrado tanto interés si era sólo una mujer no tan común, casi como todas, esos eran mis pensamientos antes de conocerla bien.

—Quiero ser el provocante de todas tus emociones —lo dije casi como un murmuro mientras la veía—. Quiero que sientas dolor, tristeza, perdición, lujuria. Todo de mi parte.... y me aseguraré de que así sea a partir de ahora.

Me arrodillé con la intención de cargarla, pero me detuve al escuchar el sonido del teléfono de casa sonar. Maldije en mi cabeza antes de levantarme con fastidio y caminar hacia él, contestando la llamada.

—¿Diga?

—¿Alastor? Soy yo, Martha.

—Oh, señora Martha, ¿qué pasa?

—Bueno, quería saber si ya hiciste tu parte del plan...

—Sí... —miré de reojo a la pelirroja aún en el suelo—. De hecho, ya estaba apunto de subirla. Me descubrió mis intenciones y tuve que dormirla a la fuerza.

—¿Usó su fuerza contra tí?

—Lo hubiera echo si no se hubiera caído de las escaleras.

—¡¿Se cayó de las escaleras?!

—Sí, ¿por qué le sorprende tanto?

—Disculpe, entoné mal eso. Me refería a que se me hace bueno que se haya caído, así iba a ser más fácil para usted lidiar con ella y dormirla.

—Y así fue. Gracias por cooperar conmigo y en mis planes.

—Fué un placer, necesitaba ese dinero para irnos de este país yo y mi familia cuanto antes. Uno de mis sobrinos mató a alguien hace unos días y se le olvidó lo más importante de cometer un homicidio; no dejar huellas.

Strange Obsession [Alastor]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora