VI: "Las Escondidas"

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Narrador omnisciente

(....)

Al día siguiente en la noche, Alastor fue a buscar a Adela a su casa a la hora acordada. Los dos fueron caminando tranquilamente hacia la casa de él mientras hablaban y se divertían entre ellos por las cosas que decían. El camino se hizo muy corto.

Llegaron y finalmente estaban ellos dos solos en el comedor, preparados para comer la deliciosa carne que había preparado el castaño y él sin poder despegar su mirada de la de ella.

Ella iba con un vestido negro y largo pegado a su cuerpo, luciendo también unos tacones negros brillantes haciéndola lucir más alta de lo normal, eso y sin dejar de lado su hermosa y larga melena ondulada.

Él no podía apartar por mucho tiempo la mirada de ella. Era como si le hubiera echado una brujería o un amarre para que se fijara en ella.

Él dejó de pensar en eso y meneó su cabeza rápidamente para alejar esos pensamientos y tratar de concentrarse en su conversación con Adela.

—Bueno, emmm.... ¿Comemos? —preguntó él.

Ella asintió.

—Espero que te guste. Lo preparé con mucho amor para ti, y sabes que cuando una comida se prepara con amor, sabe mejor.

—¿En serio? —alzó una ceja confundida—. Mi madre nunca cocinó con amor solo para mí..., creo.

—¿De verdad?

—Pues sí. La gran mayoría del tiempo cocinaba mi padre, y cuando no estaba él para hacer el almuerzo y estábamos nosotras dos solas, ella me decía que cocinara yo misma. A veces le entra la flojera cuando le toca cocinar.

—¿Ookey? —su mirada se volvió confusa.

Trató de evitar decirle en su cara que su madre era muy rara. Lo notó desde el principio. Era una relación extraña la de ellas dos desde su punto de vista. Lo dejó pasar.

—Entonces... ¿Brindamos?

—¿Brindamos por qué?

—Por una noche perfecta con una cena perfecta —alzó su copa de vino, la chica tardó unos segundos en hacer lo mismo, pero a la final lo levantó y chocaron sus copas con ánimo—. ¡Salud!

—¡Salud!

El castaño no tardó en volver a poner su sonrisa macabra. Todo iba bien de acuerdo a su plan. Sólo tenía que ser cuidadoso con sus acciones o todo se iría cuesta abajo y la situación se alteraría.

Después de darle varios sorbos a sus bebidas, empezaron a comer la carne con gusto, en especial la pelirroja, que mientras más iba masticando, más se iba encantando con el sabor.

—Oh, por.... Qué carne más deliciosa.

—Muchas gracias. Sírvase todo lo que quiera.

La mujer asintió. Siguió masticando y no podía dejar de pensar en lo deliciosa que estaba la carne, mientras más bocados le daba a la carne, más sabores deliciosos y explosivos recorrían por su boca, hasta que se detuvo de masticar, ya que sintió algo enredándose en su lengua. Se llevó su mano a la boca y sacó un poco su lengua para quitarse lo que se enredaba en ella, al tenerlo en sus dedos, vio que se trataba de un pelo corto y verde, no quiso prestarle atención a eso y seguir comiendo, pero no lo hizo, se le pasó algo por la mente mientras se le quedaba viendo con el ceño fruncido.

«¿Verde? ¿Qué hace un pelo verde dentro de...».

¿Cómo no lo había notado antes?

Strange Obsession [Alastor]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora