XVII: "Juego de roles" [Final]

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Finalmente, después de tantos días sin haber pisado el exterior ni recibir ni un poco del aire de la naturaleza junto con los rayos solares, salió de esa casa. Puso un pie afuera y al instante una sonrisa satisfactoria apareció en ella, pero esa satisfacción desapareció cuando el castaño apareció a su lado y le habló.

—Tapate bien —le acomodó mejor el sombrero—. Recuerda, si piensas en escapar, de alguna forma u otra te encontraré, y no dudaré en castigarte a mi manera y a sangre fría. Creo que lo tienes más que entendido.

—Cómo se nota la confianza que me tienes... —puso una mueca disimuladamente.

Llevaba un atuendo muy cubierto y holgado, para nada bonito, ni siquiera combinaba. Traía un gigantesco suéter perfecto para taparse del frío, una bufanda, guantes, lo esencial para cubrirse del frío del invierno, incluido unos lentes y un SOMBRERO.

—¿No crees que sería mejor si usara un gorro en vez de esto? Se ve raro, y hará pensar a la gente.

—Así estás bien —la tomó de la mano y empezaron a caminar—. A la gente no le importa qué lleves puesto.

El resto del camino permaneció un silencio enorme entre ellos, dirigiéndose hacia el obstetra. La mujer estaba soltando vapor por la boca cada vez que exhalaba, y sus manos y piernas no paraban de temblar.

—¿Estás bien? —tomó sus manos y las frotó contra las suyas, brindándole más calor a estas—. ¿Estás helándote aún con ese ropero encima? ¿Quieres que te dé mi abrigo?

—No, no. Estoy bien.

—Me preocupa verte temblando así. Creo que no debí haberte sacado. Te puede dar-

—Pero ¿qué dices? Estás exagerando —lo interrumpió de inmediato—. Quiero ir contigo al obstetra.

Le dirigió una sonrisa convencedora, y haciendo que el hombre se tranquilizara un poco.

—Claro... Qué tonto. Tienes razón, tal vez estoy exagerando. Hace mucho frío, y es normal temblar tanto debido a eso.

Los dos siguieron su camino, ella estaba temblando también por los nervios; tenía un plan por si llegaban a ir al obstetra, eso sólo lo haría si llegaban entrar. Deseaba que algún milagro pasara y cancelaran esa cita; no quería ser revisada. En caso de que eso pasara, al menos ya tenía otra idea en mente.

Después de una larga caminata, primero hicieron una parada por un mercado para comprar comida para la cena antes de que cerraran la tienda. Caminaron por los pasillos del mercado, ella sosteniendo el carrito de las compras y siguiendo a Alastor, que estaba al lado suyo avanzando mientras leía la lista de las compras. El carrito se iba llenando de a poco de comida y otros productos de higiene personal, hasta que llegaron a una sección donde había todo tipo de cosas para los bebés.

—¿Tan rápido quieres comprar estas cosas?

—No te preocupes, querida. Lo estoy gastando con mi dinero, no tuyo —le respondió sin haberle dirigido la mirada, analizando cada producto para llevar en el carrito.

—¿Cómo crees que reaccione nuestro hijo cuando le diga que fue producto de una violación? —le preguntó, con la intención de molestarlo un poco.

—No tendrás lengua ese entonces para contarlo —contestó con naturalidad.

Fue suficiente para que se quedara callada y le frunciera el ceño, disimuladamente.

Los minutos pasaron, la pelirroja encargada de mover el carrito por aquí y por allá mientras que Al analizaba los precios y metía todo lo necesario al carrito.

Strange Obsession [Alastor]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora