Cuando las rosas vuelvan a florecer

Capítulo 25: Estaré en casa para Navidad

Estaba nevando en Austria, lo que se sumó al ambiente festivo que ya se respiraba. Después de todo, faltaban solo unos días para Navidad, pero la emoción que se podía sentir tenía poco que ver con las vacaciones inminentes.

No. Uno solo necesitaba frecuentar un bar o una cafetería muggle para escuchar los susurros no tan ocultos de la fiebre que se había apoderado de la nación.

Según la mayoría, y para aparente alegría de muchos, venían los alemanes.

Harry no sabía cuándo sería eso, pero su interés no estaba en el movimiento del pequeño austriaco que de alguna manera había ascendido a las alturas de la política alemana.

Su atención estaba únicamente en Bregenz, donde Federov lo había enviado solo unos días antes.

Escena retrospectiva

Pierre Laurent había sido un hombre difícil de capturar, su propensión a la violencia y rodearse de hombres igualmente violentos lo habían convertido en un objetivo poco atractivo para la mayoría de Hit-Wizards.

Como nativo de París, conocía las calles lo suficientemente bien como para saber dónde patrullarían los aurores, dónde podría huir si fuera necesario, lo cual no era frecuente. Los aurores franceses le tenían miedo a Laurent y ciertamente no estaban dispuestos ni siquiera a tratar de detenerlo.

Según su expediente, él y sus asociados fueron responsables del asesinato de ocho aurores y tres Hit-Wizards que ya habían intentado capturarlo.

Lo que quedó claro de inmediato fue que estas personas habían sido tontas en su enfoque al desafiar abiertamente al hombre.

Carecían de la astucia necesaria, algo que Harry había llegado a apreciar en los últimos meses, y algo que se había convertido en un activo invaluable.

En lugar de confrontar a Laurent de una manera tan descarada, observó las idas y venidas del francés y sus compinches y se enteró de que se habían vuelto arrogantes en sus formas.

Se habían acostumbrado a los aurores que huían ya los métodos temerarios que empleaban otros Hit-Wizards, y como tal, no estaban preparados para la emboscada que Harry les había lanzado.

Con solo algunas transfiguraciones inteligentes y trabajo de encantamientos en un lugar por el que pasaban todos los días, logró detener a todos menos a uno de los hombres que habían tenido una actuación bastante pobre al enfrentarse a Harry cuando apareció para llevarse a Laurent.

Con una maldición de corte bien colocada y un poco de magia de parsel, el hombre había corrido por todo lo que podía, con la mano partida en dos y una pitón bastante persistente que intentaba estrangularlo.

Harry lo dejó ir.

En este punto, toda la multitud se había reunido, y Harry había dejado a los hombres de Laurent atados con gruesas cadenas donde los aurores los encontrarían fácilmente y se apareció con su objetivo que solo podía escupir obscenidades, sus propias ataduras se mantuvieron firmes bajo la tensión de sus protestas. .

" Oh, cállate," resopló Harry, golpeando al hombre con un hechizo silenciador.

Laurent continuó pronunciando sus viles insultos. No es que Harry realmente pudiera entender francés, simplemente se había cansado de escuchar su voz.

" Pierre Laurent", anunció a la mujer que verificaba los objetivos capturados.

Ella asintió apreciativamente.

" Se busca por extorsión, promover duelos ilegales y once cargos de asesinato", recitó del expediente que había sacado de un cajón en su escritorio. "Una captura impresionante".