Cuando las rosas vuelvan a florecer

Capítulo 60: Una alianza fugaz

Durante las últimas dos semanas, Harry había pasado gran parte de su tiempo trabajando duro en el campo lleno de cráteres que separaba a las facciones en guerra, tanto él como Grindelwald vigilados por espectadores encaramados en el borde de cada trinchera.

El trabajo era tedioso en su mayor parte, pero algo que requería precisión, y aunque Harry no tenía experiencia dibujando runas, Grindelwald insistió en que hizo su parte.

Extrañamente, la pareja trabajaba bastante bien junta, incluso con la inevitable tensión entre ellos que, en varias ocasiones, se volvió francamente hostil.

Harry compararía la experiencia como si Voldemort lo invitara a cenar regularmente.

No es que aceptara, por supuesto.

Trabajar juntos como lo estaban él y Grindelwald, era una medida temporal y tolerada para ambos hombres, cada uno sabiendo cuál era su posición con respecto al otro, e innegablemente conscientes de que pronto volverían a llegar a las manos.

Por supuesto que tenía sus dudas, pero con Yaxley de todas las personas que habían confirmado la veracidad de las runas que el Señor Oscuro le había presentado a Harry, estaba contento de que esta faceta de la tarea fuera segura al menos.

"¡COMANDANTE EVANS!" Grindelwald llamó desde donde estaba trabajando en un grupo de intrincadas runas que Harry no se confiaría en sí mismo para grabar.

Con un suspiro, Harry se acercó y los miró mientras el Señor Oscuro le indicaba que lo hiciera.

"¿Que ves?" preguntó el hombre con curiosidad. "¿En qué se parece este y todos los demás grupos que hemos dibujado?"

Harry miró las runas pensativamente.

Para él, la mayoría de los grupos eran similares, pero con las runas colocadas de manera diferente. Algo le dijo que esa no era la respuesta que buscaba Grindelwald, pero cuando reflexionó más, solo pudo identificar otra similitud.

"Todos están dibujados en tres o siete".

Grindelwald sonrió brillantemente mientras asentía.

"Excelente, ¿y sabes cuál es el significado de eso?"

Harry negó con la cabeza.

"Bueno, en el estudio de las runas, la aritmancia y otras ramas mágicas, existen lo que se conoce como números mágicos".

"¿Números mágicos?"

Grindelwald sonrió, tomando no poca alegría de que Harry no supiera algo.

"Cuando se trata de fórmulas, los mejores resultados se obtienen cuando se incorpora el sistema numérico mágico. Nadie sabe realmente cómo o por qué funciona, simplemente funciona. Se ha estudiado extensamente durante siglos en relación con las runas, pero sigue siendo un misterio. Simplemente funciona, y es por eso que todas las runas con las que estamos trabajando se están reuniendo en grupos de tres y siete", explicó. "Nunca subestimes el poder de algo tan trivial. Cualquier mago que se precie siempre trabajará dentro de los parámetros de los números mágicos, sin importar lo que esté tratando de lograr".

Harry asintió.

Grindelwald le había dado por enseñarle las cosas mientras trabajaban; runas, aritmancia, e incluso discutieron teorías mágicas para pasar el tiempo mientras creaban sus grupos.

No sabía por qué, y aún tenía que preguntar, pero las conversaciones y los debates que habían tenido habían sido interesantes hasta el momento.

"¿Y alternar entre conjuntos de tres y siete también fortalece las protecciones?" preguntó Harry.