Spreen esperaba al fondo de un callejón a que llegase Quackity. Tenía un mal presentimiento, como si algo dentro de él le estuviese diciendo que saliera de ahí antes de involucrarse más. Pero ya no había vuelta atrás, no sabía ni cómo Quackity tenía información de él si nunca hablo de nadie en ninguna entrevista ni hay papeles como evidencias.
—. Oh, sir, es usted una persona muy puntual, cada día me fascina más – habló el pelinegro de baja estatura, apareciendo en el callejón. Vestía de manera sigilosa y poco destacable, pero al mismo tiempo, presentable. Aquel collar con dije de cruz daba un toque especial a sus vestimentas.
—. ¿Por qué me traes a un callejón? ¿Es más seguro o qué? Porque a mí sinceramente me parece más sospechoso.
Quackity se acercó más al pelinegro y lo rodeo por el cuello —. Sir, usted de verdad se me hace atractivo. ¿Ha intentado alguna vez salir con un hombre? – preguntó, poniendo nervioso al más alto.
—. ¿Qu-qué? Yo no vine a hablar de esto, vengo por negocios. Y si no tienes nada importante, es mejor que me vaya. Tengo un vuelo que tomar mañana temprano – respondió.
—. Sir, su hermana no va a tomar a mal el que salga con otro hombre, se lo puedo asegurar – respondió burlón.
—. Deja de hablar de ella como si la conocieras, maldito enfermo acosador – dijo enfadado, soltándose del pelinegro y alejándose.
—. ¿Recuerda que yo le dije que esto estaba destinado a pasar? Pues verá, lo dije por la simple razón de que yo necesito algo de usted, y usted necesita algo de mí. Y, ¿sabe qué? No finjo conocer a su hermana, la conocí en la universidad de California en Los Ángeles. Justamente tocamos en el mismo salón de clases y ella habló maravillas de usted. ¿Cuándo se graduó? Exactamente el nueve de septiembre, hace dos años, ¿no?
Luego de aquella explicación, fue que él entendió porque sabía esa información. Obviamente podría tener acceso a información más fácil si iba de "infiltrado" en su empresa.
Quackity volvió a acercarse, esta vez acorralándolo contra la pared, poniendo nervioso al más alto.
—. Oh, sir. Es usted un magnate de los negocios, tan seguro de sí mismo, un egocéntrico de mierda, testarudo y afanado de tener siempre la razón; pareciera que es inmune a las simples emociones humanas y que sólo piensa en negocios. Pero verlo aquí frente a mí, tan nervioso por la simple cercanía física, lo hace ver tan... vulnerable. Tan pequeño, pese a estar tan alto.
El pelinegro pego el cuerpo de ambos, creando así una leve fricción.
—. Quiero decirle que el hombre con el que vamos a hablar el día de hoy no es la persona más segura del mundo y menos, la más confiable. Él necesita algo que sólo usted y yo podemos darle, y, nosotros, necesitamos algo que sólo él puede darnos – habló cerca de los labios del contrario.
Spreen se cansó de sentirse el juguetito de aquel chico más enano que él, por lo que dirigió sus manos hacia la cadera del menor y le pego más a él, rozando nuevamente y sacándole un jadeo de asombro al contrario, junto a una pequeña sonrisa.
—. Exactamente, ¿qué es lo que necesitamos de él? – preguntó, siguiendo el juego de estar cerca de los labios del otro.
—. Seguridad, señor Spreen, necesitamos saber que no moriremos mañana – ante esa respuesta, un escalofrío de inseguridad recorrió su cuerpo, pero fue rápidamente remplazado por el asombro de sentir los labios contrarios besar los suyos.
El beso fue corto y no fue nada más que un leve meneo de labios —. Su timidez me excita, sir – susurro Quackity.
—. ¿Por qué dices que podríamos morir mañana? – pregunto, dejando de lado algo como un beso, que para muchos tiene un valor emocional valioso, pero para él, una persona que se adelanto mucho a su época de vida y no vivió sus típicos romances adolescentes, un beso no tenía valor alguno, porque sabía que cualquier persona a la que le pagará lo haría por él.

ESTÁS LEYENDO
Noche de Juegos - Spreeckity
FanfictionWelcome to the grand opening of soldi! The opening to the best casino in Las Vegas. My name is Quackity, but you can call me Mister Q. I'm the owner of this casino and I will be happy to receive you. •°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°• ...