El frío de la mañana llegaba nuevamente. Spreen se encontraba entrando al aeropuerto para ir a tomar su vuelo, no sabe ni cómo planeaba irse el americano si no saco un vuelo para Argentina antes.
Spreen estaba tranquilo, revisando su teléfono mientras estaba en la sala de espera. Hasta que alguien llegó y le bajo su gorra de un golpe.
—. ¡Hey, hijo de puta! – exclamó molesto, hasta que se subió la gorra y vio de quién se trataba.
—.¿Así trata a sus socios señor Spreen? – preguntó Quackity, fingiendo ofensa.
—. Cállate, tú no eres mi socio. Eres la moneda que va a pagar las consecuencias si algo sale mal con tu jefe – le respondió serio —. Vámonos.
Spreen tomó sus maletas y comenzó a caminar hacia el avión, al mismo tiempo de que una voz anunciaba la salida de su vuelo.
—. ¿Y cómo es Argentina? – preguntó Quackity, siguiéndole el paso.
—. Es como los juegos del hambre – responde cortante —. Guárdate el teléfono.
—. Nah, no te preocupes. Yo crecí en México – le responde tranquilo.
—. Creí que eras americano – le comenta Spreen, comenzando la fila junto a Quackity.
—. No, ¿cómo crees? No me ofendas de ese modo, cabrón – se quejó Quackity.
—. Oh, ahora se te nota más el acento. Estando allá no se te notaba nada, tenías un acento muy... neutro inglés.
—. Es que, hace mucho, cuando recién me mude para Estados Unidos, mis compañeros solían burlarse de mi acento o me hacían burla por hablar español también – relata.
—. No esperaba que te abrieras conmigo – dice Spreen, sintiendo leve empatía por el contrario.
—. Emocionalmente no es la única forma en la que me puedes abrir – se burla.
—. Oh, Dios. Acabas de arruinar mi conmoción – se queja el pelinegro, recibiendo una estruendosa risa como respuesta.
La fila avanzó y comenzaron a pedirles los boletos, Spreen sonrió al imaginar que Quackity no traería boleto por obvias razones. Por lo que ni siquiera lo espero y sólo comenzó a caminar para arribar el avión.
—. ¡Oye! ¿Por qué te adelantas, cabrón? – se quejó el pelinegro llegando a su lado.
—. ¿De dónde sacaste un boleto tan rápido? – preguntó molesto.
—. El dinero mueve montañas – respondió simple.
Spreen no dijo nada. Subieron al avión, y, oh, casualidad, Quackity iría a su lado en el vuelo.
—. Malditos mafiosos – susurro molesto, acomodando el asiento
Quackity lo escuchó y sonrió, se acercó a él y comenzó a pasar su mano por sus piernas, desde la rodilla hasta la mitad del muslo, donde apretó levemente.
—. En realidad, de una pequeña forma, tú fuiste uno de los contrabandistas más solicitados y deseados por mafiosos. Dream adoraba encerrarse en su dormitorio e inyectarse o inhalar tus creaciones – le comenta.
La sonrisa que Quackity le dedicaba a Spreen siempre era la misma, apariencia inocente, pero que levemente te decía todo lo contrario, siendo así, un poco seductora para el mayor.
—. ¿Por qué te ves tan estúpido cuando sonríes? – le respondió con una pregunta, evitando el tema.
—. ¿Por qué te pones nervioso cuando me ves? – le respondió de la misma forma.
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Noche de Juegos - Spreeckity
FanfictionWelcome to the grand opening of soldi! The opening to the best casino in Las Vegas. My name is Quackity, but you can call me Mister Q. I'm the owner of this casino and I will be happy to receive you. •°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°• ...