Cuando las clases del día lunes terminaron, Jeno guardó todo en su mochila y se levantó de su lugar. No podía esperar a llegar y jugar en la consola. Había pre ordenado un juego y le llegaría una hora después de su llegada.
El profesor a cargo lo miró mal, pero no dijo nada. Renjun rio divertido y se levantó, volviendo a repetir lo de la mañana, todos sus demás compañeros le hicieron una pequeña reverencia al profesor y este se marchó algo molesto por la actitud del rubio.
—También quiero irme a casa, Jeno. Pero debes esperar a que el profesor avise o te miraran mal —el rubio asintió y le acarició la cabeza suavemente al pelinegro, dejándolo sin habla.
—Nos vemos mañana, Renjun —se despidió y se marchó.
Toda su clase se quedó en silencio al ver esa acción.
Jeno esperó el autobús junto a un montón de otros chicos de la misma escuela y varios se subieron junto a él, pero ninguno bajó con él.
El rubio caminó a pasos agigantados hasta su casa y vio al repartidor. Corrió para alcanzarlo y le agradeció sin decir palabra alguna.
Una vez entró a casa subió las escaleras hasta su habitación y jugó con la consola todo el día.
—Mierda, olvidé lavar mi uniforme.
Bajó las escaleras y buscó su ropa de deporte. Al día siguiente tendrían esa clase y no pensaba ensuciar nada más que eso.
Le marcó a su madre para preguntarle por su ropa y esta le respondió que estaba en la tintorería porque le había caído algo por culpa de ella. Le envió la dirección y Jeno suspiró, todavía no cerraba la tienda, pero odiaba salir de casa si no era para ir a la escuela.
Como debía tomar el autobús otra vez, se quedó con la ropa que tenía, ya que una vez regresara se daría un baño.
Esperó el autobús una vez más y después de diez minutos ya iba en marcha a la dirección que su madre le había indicado.
—Buenas tardes —habló para hacerse notar. Una chica sonrió encantada, acercándose para atenderlo—. Lamento la hora, vine a buscar unas prendas.
—Por supuesto, ¿a nombre de quién están? —preguntó con la esperanza de saber el nombre de Jeno.
—Choi Sooyoung —la chica levantó una ceja y no dijo nada más, yendo por la ropa de Jeno.
El rubio esperó pacientemente por la chica y esta apareció minutos más tarde con sus cosas. Se las entregó y Jeno se marchó agradeciendo una vez más.
Cuando salió de la tienda se dio cuenta de que el sol estaba desapareciendo y el clima se había vuelto más frío. Frente a él estaba la parada de autobuses y justo detrás de ella había una tienda de conveniencia.
Merezco comprar algo de comida. Asintió para sí mismo y esperó a que la luz cambiara para cruzar.
—Buenas noches —le dijo el chico de la tienda, sonriéndole para luego volver su vista a su teléfono.
Jeno caminó directo a la comida y sacó una gran cantidad de cosas. Las pagó con la tarjeta que su madre le había regalado y volvió a salir.
—¿Jeno? —preguntaron cerca de él. El nombrado miró hacia donde provenía aquella voz y pestañeó varias veces al encontrarse con Huang Renjun—. ¿Vives por aquí? —el rubio negó—. ¿Necesitas un aventón? Ya terminé de trabajar, puedo llevarte.
—¿Trabajas? —el pelinegro asintió—. Pero... —trató de buscar una excusa.
Renjun le quitó algunas cosas para ayudarlo y como si una mano invisible lo sujetara, fue "arrastrado" hasta la moto del pelinegro.
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Compañeros de asiento
FanficEn su último año de escuela, el introvertido Lee Jeno es adoptado por el extrovertido y lindo Huang Renjun. 🦊📚🐶 #1 noren 27/08/23