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PARA ser sincera, sentada en una ambulancia mientras varios agentes, policías y periodistas rodeaban la mansión mientras algunos llegaban con preguntas a los agentes del DICP me comencé a preguntar si es que hubiera sido mejor solo ver esto por la...

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PARA ser sincera, sentada en una ambulancia mientras varios agentes, policías y periodistas rodeaban la mansión mientras algunos llegaban con preguntas a los agentes del DICP me comencé a preguntar si es que hubiera sido mejor solo ver esto por las noticias mientras me mataba la cabeza para los siguientes exámenes en la universidad.

Tenía el cabello lleno de escombros, las palmas con cortes y rasguños que habían tenido que ser vendadas y raspones superficiales en el rostro. Lockwood, Lucy y George estaban igual que yo.

El caso se había cerrado, Fairfax y el caso de Annie Ward (quien por cierto ahora ya descansaba en completa paz) estaban involucrados, sin contar que Lockwood había sospechado de ello al principio y de no ser por George (quien tomó de la cintura a Lucy) seguro el rostro de Lockwood (en especial su nariz) no sería lo que es ahora.

—¿Te sientes bien?—pregunto Lucy mientras se sentaba a mi lado en la parte abierta de la ambulancia—. Tus manos se veían horrorosas.

—Sinceramente no había sentido el dolor hasta que salimos del lugar—expliqué recostando mi cabeza en su hombro—. No se a que se debe.

—George cree que puede ser tu Fuente.

—¿Mi Fuente?
—Como los fantasmas, solo que tus manos es de lo que más depende tu don. Mientras esté activo hará lo que sea para seguir funcionando, cuando lo apagas o dejas de usarlo, vuelve a ser parte de tu cuerpo. Dentro es un don, fuera solo son tus manos.

—¿Estás segura de que eso lo pensó George?—pregunte, y previo a eso Lucy se rio un poco. Se sentía bastante irreal reírse después de estar a punto de morir.

—Puede que yo haya pensando en eso antes que George.

Mientras seguían haciendo algunas preguntas a Lockwood y George el inspector Barnes se acercó a ambos, no pasó mucho tiempo para que el rostro de Lockwood se transformara en una especie de mueca y comenzara a negar con la cabeza repetidas veces y a querer hacer callar al inspector quien señalaba en nuestra dirección.

Minutos después nos hicieron señal de acercarnos. Lucy bajó primero de la ambulancia y me tendió su brazo para que hiciera lo mismo ya que no podía apoyarme con las manos. Caminamos unos metros hasta estar en el extraño círculo que ellos habían hecho.

—Señorita Miller—habló el inspector Barnes a lo que Lockwood apenas pudo ocultar una mueca acompañada de un «Un demonio»—. Me he comunicado con la agencia Fittes.

—¿De acuerdo?—dije sin comprender bien.

—Iniciará su entrenamiento con ellos en cuanto sus heridas sanen por completo.

Lucy soltó un «¿Qué?» y después volteó a ver a George que se encogió de hombros y señaló el lugar y después a Lockwood, dando a entender que por el peligro presentado la DICP había dado por incapaz a Lockwood y su agencia de poder entrenar a un estudiante.

𝐋𝐎𝐂𝐊𝐖𝐎𝐎𝐃 & 𝐂𝐨 & 𝐌𝐀𝐑𝐈𝐀𝐍𝐍𝐄Donde viven las historias. Descúbrelo ahora