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Bajaron al bosque siguiendo al chico en silencio, se le notaba raro; o bueno, más raro de lo normal. Vieron como olfateaba el ambiente y seguía ese aroma que poco a poco el alfa y la jefa llegaron a percatarse minutos después, lo que les despertó todavía más la curiosidad.

Mantenía la guardia en algo, listo para atacar por si era un dragón o vikingo enemigo que no iba a ser bien recibido en la isla. Se mantuvo oculto todo el tiempo y mostraba sus dientes ahora que estaba en su forma dragoniaca, y gruñía levemente.

Se quedó en silencio y en shock al ver a una dragona bastante parecida a él y Chimuelo, solo que sus escamas eran tan blancas y se veían suaves como la nieve que dormía de forma pacífica. Se aseguró de haber perdido a su grupo y se acercó de forma lenta y silenciosa a la dragona.

Cuando estuvo más cerca la vió abrir sus hermosos azules tan claros como el cielo y sintió como si algo en su pecho se forme una sensación de calidez y el corazón se detuvo por un segundo antes de latir fuertemente.

-Ah... ¿Hola?- preguntó de forma nerviosa sin saber realmente cómo iniciar una conversación. Mantuvo su distancia en un inicio antes de intentar acercarse a ella y que la hembra le rugiera a modo de advertencia.

-¡No te atrevas a dar un paso más!- bramó poniéndose de pie con cierta dificultad. Aren se detuvo por un momento viendo a la dragona acercarse a él.- ¿Quién demonios eres?

Ambos mantenían el contacto visual, el azul chocando con el violeta, esa sensación seguía creciendo en su pecho y su mente se había vuelto completamente en blanco.

-Me llamo... Aren...- dijo al fin encontrando las palabras.- ¿Y tú?

-Yo...

Pero antes de que tuviera la oportunidad de responder, escucharon el ruido de una rama romperse cerca de ellos, más específicamente a espaldas de la hembra, quien se giró y logró esquivar por poco una bola de plasma que terminó dándole a un árbol.

Tres siluetas aparecieron revelando a dos mujeres y un dragón igual al que tenía enfrente, solo que de ojos verdes, y quien comenzó a gruñir al ver a aquel dragón desconocido.

-¡Te estuvimos buscando, idiota! ¿Por qué demonios te separaste?- le regañó Chimuelo bastante molesto.

Hicca y Astrid por su parte miraban asombradas al nuevo dragón frente a ellas, quien gruñía todavía más fuerte al creer que eran una amenaza mientras Aren trataba de tranquilizarla.

-Por Alaeterna...- murmuró Hicca viendo fascinada al nuevo dragón; obviamente sin notar el ataque que estaba preparando para ella.

-¡Hicca!- Chimuelo corrió hacia su prometida y la cubrió con su cuerpo recibiendo todo el impacto en la espalda a la vez que Astrid suspiraba aliviada al ver que su amiga se encontraba bien. La dragona salvaje por su parte comenzó a retroceder para alejarse de ellos.

-¡Cazadores!- rugió molesta.

-¡No, espera no son cazadores!- trató de explicarle el oji-violeta.

-¡Mentiroso!

-¡Acércate y te arranco la cabeza!- amenazó Chimuelo no ayudando en nada a la situación.

-¡Quiero verte intentarlo!- alzó el vuelo antes de que Chimuelo tuviera la oportunidad de atacar dejando atrás al otro macho quien trató de seguirle el paso, cosa que no le funcionó debido a su reacción tardía. Solo logró subirse a lo alto de un árbol mientras le gritaba para que regrese.

La hembra disparó una bola de plasma en el cielo y la atravesó siendo presenciado por los presentes como desapareció a la vista de todos dejándolos confundidos.

Heart of a DragonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora